Nació en Haedo en 1964 y vive en Brighton, Inglaterra desde 2002. Se trata de Claudia Fontes, una pionera en el trabajo colaborativo y autogestivo, la artista argentina que representará a nuestro país en la próxima Bienal de Venecia que tendrá lugar en mayo de 2017 y quien estuvo en Buenos Aires recientemente: los motivos de su viaje fueron presentar públicamente el desafiante proyecto con el que representará al país en Italia, El problema del caballo y realizar una ambiciosa acción performática, 500, en el Parque de la Memoria, espacio que como ningún otro dio visibilidad a una de sus obras, quizá la más famosa de su creación y probablemente la más famosa del Parque.
Fontes es la creadora de la escultura Reconstrucción del retrato de Pablo Miguez una obra que reproduce a escala humana el cuerpo de un muchacho con los pies hundidos en el agua marrón del Río de la Plata. El joven está de espaldas y parece que una fuerza externa lo impulsa constantemente a adentrarse en el Río, por lo que su figura a veces se percibe nítidamente –aunque siempre de espalda– y otras veces no. La obra propone una operación conceptual que articula la aparición y la desaparición y se basa en el retrato de Pablo Míguez, uno de los 500 menores desaparecidos durante la dictadura militar, quien nació en el mismo año que Claudia Fontes, de ahí la elección de reconstruir su cuerpo desaparecido. Para la realización de esta escultura, Fontes emprendió un trabajo de investigación que incluyó tomar contacto con la familia Míguez, entrevistarse con sobrevivientes que compartieron el cautiverio en la ESMA con Pablo y consultas al Equipo Argentino de Antropología Forense, todas tareas que le permitieron sortear obstáculos técnicos en el proceso de reconstrucción del rostro del joven. Sin embargo, el trabajo minucioso de reconstrucción de los rasgos físicos de la figura no puede ser observado en detalle porque la pieza se encuentra emplazada de espaldas al espectador, el deseo de la artista fue captar la tensión que provoca una idea, más allá de su materialización.
Así lo explica ella: “Me gusta creer que la imagen definitiva, la que me interesa comunicar como objeto de memoria, en tanto está cargada de la motivación e intención del trabajo, es visualmente inaccesible y se crea en la mente del espectador, mediante la evocación de su rastro. Para mí, esta es la representación de la condición del desaparecido: está presente, pero se nos está vedado verlo. Un retrato es siempre una posible versión, tal vez ésta es la más real posible porque está construida en base a la memoria colectiva desde distintos ángulos”.
Todo se vincula con todo o mejor, todo se vincula con Reconstrucción... y sus motivaciones. De este modo, la acción performática realizada a mediados de octubre pasado en el Parque de la Memoria, 500, se presentó como una acción vinculada al programa de Educación del Parque y estuvo directamente vinculada con la escultura creada por Fontes.
“Con 500 –explica la artista a Radar– me propuse desplazar el eje desde la construcción de memoria colectiva a partir de un caso particular, como sucede con la obra de Pablo, a la discusión sobre cómo nos articulamos como sujeto colectivo en torno a la propuesta del Parque. La acción está inspirada en los pájaros que han adoptado la escultura como percha donde secar sus alas. Se invitó a 500 chicos de la edad de Pablo Míguez en el momento de su desaparición, fueron todos alumnos del Colegio Carlos Pellegrini, a experimentar el movimiento auto-organizado que realizan ciertas especies de pájaros cuando vuelan en bandadas. El objetivo fue estimular un debate en torno a los temas de auto-organización y liderazgo desde distintos ángulos, contemplando una definición expandida de los derechos humanos”.
La acción de 500 fue grabada por un dron con el objetivo de utilizar luego el material editado en futuros debates, además del que tuvo lugar inmediatamente luego de la acción con los alumnos, sus maestros, tutores y algunos de los padres. La acción pudo ser presenciada por un público restringido por dos motivos. Se necesitaba espacio libre en el Parque para llevar adelante la acción y, además, se prometió a los padres que las imágenes grabadas tendrían control por parte de sus realizadores, hecho que con público y prensa no podría haberse garantizado.
Pocos días antes Fontes presentó lo que hasta entonces había sido una suerte de secreto: las características de la obra que presentará en la 57ª. Bienal de Venecia, El problema del caballo, una instalación formada por un caballo de cinco metros de altura, dos figuras humanas y una sombra. Si tenemos en cuenta que el Pabellón Argentino en Venecia mide cinco metros de alto, podremos entender la intención de la artista de representar al caballo en una especie de cautiverio.
¿Cuál es el problema que representa tu obra El problema del caballo?, preguntó Radar a Fontes. Y esto contestó: “El gran problema que tiene el caballo de mi instalación para Venecia es que su supervivencia depende, aparentemente, del ser explotado. En el momento en que los humanos forjamos el hierro para ponerle herraduras al caballo y un arado detrás con el propósito de sembrar y acumular, comenzó a mi entender un curso histórico para ambas especies que se hace evidente en este momento y a nuestra generación como insostenible y fatal. Para poder transitar ese curso fue necesario crear fronteras de todo tipo: fronteras entre un territorio y otro, entre una especie y otra, entre naturaleza y cultura. Quedamos completamente atrapados en esas fronteras, y el desafío que nos compete ahora es derribarlas. Creo que pensar en ellas e identificarlas como obsoletas, es una condición para comenzar a pensar salidas posibles”.