Hasta hace muy poco, la dramaturga y guionista María de las Mercedes Hernando no había estrenado aún la segunda obra que había escrito desde que comenzó su carrera, hace 25 años. Aquel texto, Canto a Isadora, fue concebido, según cuenta en la entrevista con Páginað12, a lo largo de su asistencia a un taller de escritura coordinado por Roberto “Tito” Cossa. La figura central era Isadora Duncan, la bailarina estadounidense que rompió con todos los academicismos, la intérprete solista que llevó por el mundo su técnica de movimiento libre. Centrada en el racconto de la agitada vida amorosa de la Duncan, en las dramáticas circunstancias en las que perdió a sus hijos, también en lo insólito de su propia muerte, ahorcada por un fulard de gasa enganchado en la rueda del auto en el que viajaba, la obra no era solamente una biografía teatralizada. También narraba el encuentro ficticio de la protagonista con el poeta Walt Whitman, otro norteamericano defensor a ultranza de la libertad en el arte.
Si bien Canto...alcanzó a estrenarse como radioteatro –incluso ganó el premio Argentares de ese rubro– a Hernando le costó mucho encontrar quien se animara a ponerla en escena. Hoy piensa: “hay un tiempo para todo y cada obra tiene que encontrar a sus actores y a sus directores, quienes llevan al escenario un texto y lo agigantan”. Recién hace dos años, cuando coincidió con la directora Valeria Ambrosio en el trance de reversionar uno de sus textos infantiles para niños autistas, supo que había encontrado a la directora indicada. “Es que siempre pensé que esta obra necesitaba una dirección atípica”, precisa la autora.
Estrenada recientemente bajo la conducción de la misma Ambrosio, Canto… tiene como protagonista a Natalia Cociuffo, en tanto que Roberto Romano se hace cargo del personaje de Walt Whitman, además de otros hombres que aparecen en los recuerdos de la bailarina, como el novelista italiano Gabriele D’Annunzio y el actor inglés Gordon Craig, probablemente, el padre de sus hijos. En el papel de María, una aspirante a alumna de la diva, actúa Renata Toscano Bruzon. Con coreografía de Elizabeth de Chaperouge y Pablo Bronzini al piano, el espectáculo se presenta en la Sala 3 de El Cultural San Martín de Sarmiento al 1500.
La acción de Canto...da comienzo la noche en la que Isadora se despide de los escenarios. Es entonces cuando la aparición de una joven y el presagio de que su muerte está próxima parecen brindar las condiciones para que surja en escena la figura del autor de Canto a mí mismo, quien desea convencerla de que baile uno de sus poemas. Se trata, como define la autora, de “un encuentro imaginario, que no existió salvo en la imaginación de los que creen que todo es posible”.
También presente en la entrevista, Ambrosio admira el carácter rupturista de Isadora y cree, además, que esta condición revolucionaria puede ser replicada: “Todos deberíamos poder romper las estructuras y crear nuevos lenguajes”, advierte la directora. “Y para esto habría que renombrar los sentimientos y las cosas, todo de nuevo, porque el lenguaje de la palabra es muy tramposo”. Por su parte, la autora subraya que la obra presenta un permanente juego de opuestos, dado que “contrapone lo efímero de la danza con la eternidad de la literatura y el movimiento y la estaticidad de uno y otro arte”. Hernando agrega, además, que como Duncan “supo bailar su dolor a pesar de todo su sufrimiento, la obra hace ver que es posible la transformación del dolor en algo superador”.
Apenas leyó el texto, Ambrosio resolvió que la obra tendría un carácter onírico que potenciaría su teatralidad. La directora, cuya formación inicial fue como escultora y escenógrafa, entiende que desde las artes plásticas se tiene una concepción singular del teatro: “Para mí la escena es un espacio a modificar”, afirma. “Y, como hacía Isadora, yo creo que las leyes las pone uno mismo”. Cuenta que siempre que piensa una puesta en escena elige un elemento determinado desde el cual comienza el proceso de creación. En este caso no tuvo dudas de que debería trabajar con telas, el material básico que Duncan utilizaba en sus danzas. “Armé un laberinto de telas, para significar el paso entre la vida y la muerte”, precisa.
Ambas artistas, cada una a su modo, se ocuparon de figuras femeninas singulares. Ambrosio dedicó una trilogía a las cantantes italianas Mina, Rita Pavone y Rafaella Carrá, además de dirigir Las mujeres de Fellini. Hernando tiene escrita una obra sobre Lola Mora (también estrenada solamente en radio) y otra sobre 9 mujeres argentinas, entre las que se encuentran Cecilia Grierson y Carola Lorenzini, primera médica y primera aviadora del país, respectivamente. Están trabajando juntas en un espectáculo musical sobre Coco Chanel que mostrará a la diseñadora en cinco etapas de su vida. En cuanto a la concepción de la escena que comparten aseguran: “queremos hacer un teatro necesario, que llegue al alma, un teatro artesanal como un pequeño refugio para la sensibilidad y la emoción”. Y refiriéndose a Canto… agregan: “Queremos que el espectador ejercite el hemisferio derecho, que deje de pensar por un rato y se deje conmover por este personaje cautivante, que trasciende por la coherencia de su discurso y la fuerza de determinación con la que luchó por lo que ella quería conseguir”.
* Canto a Isadora, Sala 3 del Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551), miércoles y jueves a las 21.