Lunes, primeros días de otoño en Buenos Aires. 8 grados de temperatura a las 9 de la mañana. Familiares de Diana Sacayán aguardan en Plaza Lavalle. Las escalinatas de Tribunales continúan valladas durante el juicio. En pocos minutos comienza la tercera reunión del Tribunal Oral Criminal Nº4. Una audiencia que dejará marcas para siempre a quienes estuvieron presentes.
El acusado, Gabriel David Marino, camina hacia el banco de la defensa. Ya no tiene los ojos enrojecidos e hinchados como en la audiencia anterior. Es imposible no dirigirle la mirada. Lleva puesto un polar rojo y zapatillas grises con vivos rojos. Únicamente él viste ropa de colores brillantes. Marino apenas sonriente dialoga con su defensor, Lucas Tassara. Tassara le sirve agua y Marino intenta beber, con las muñecas esposadas. Otra vez el “De pie” que da inicio a la audiencia. El secretario del tribunal lee la nómina de testigos presentes y la abogada de la querella familiar, Luciana Sánchez, informa que la antropóloga mexicana Amaranta Gómez Regalado llegará a declarar alrededor del mediodía.
El presidente del Tribunal, Adolfo Calvete, llama a declarar al primer testigo, el médico forense Roberto Cohen. El secretario advierte: “Hay imágenes que podrían ser inconvenientes para las personas sensibles”. Son pocas las miradas clavadas sobre la pantalla. Los abogados, los expertos, el forense pueden sostener la vista, hacer preguntas, explicar los detalles necesarios para desarrollar el caso. El público en la sala difícilmente resiste. Algunos abandonan el recinto. Marino mira atento el monitor, con la cara apoyada sobre una mano, ya sin esposas. El forense refiere que el cuerpo de Diana presentaba muchas lesiones que fueron realizadas cuando la víctima estaba en estado de indefensión, pero consciente. Queda claro –de acuerdo con este testimonio– que el asesino actuó sobre seguro. Las lesiones en total fueron 27. Una imagen queda fija sobre el monitor, Marino intenta concentrarse en la exposición del perito, pero por momentos cierra los ojos y parece quedarse dormido.
La fiscal Mariela Labozzetta (por UFEM, Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres y LGBT) le pregunta al forense cuál es la particularidad a tener en cuenta en las muertes violentas de mujeres trans. “Multiplicidad lesiva. También encontré esta multiplicidad cuando realicé las autopsias de la niña Ángeles Rawson y de Wanda Taddei”, respondió Cohen.
Son las 12 del mediodía, la exposición duró más de una hora. En la sala apenas se puede respirar gracias a que abrieron un ventanal. El juez Julio César Báez le pregunta al forense:
–¿Ve algo de ferocidad especial en esta autopsia?
–Si usted llama ferocidad a la multiplicidad lesiva, debo decirle que sí.
Finaliza el testimonio del médico y el defensor Tassara habla por Marino: “Mi asistido pide ir al baño porque se siente mal”. Marino se retira al baño, esposado. No regresará.
La audiencia anterior estableció que Diana presentó a Marino a parte de su círculo íntimo como su novio “Lautaro”. “Lautaro”, a quien ya conocemos fehacientemente como Gabriel David Marino, es una presencia que se escabulle pero deja rastros por todas partes.
Cuarto intermedio.
Pasa a declarar Amaranta Gómez Regalado, antropóloga con 22 años de activismo en derechos humanos en América latina y en otras partes del mundo, con comunidades indígenas y trans. “No tuve acceso al expediente. Solo al video de la primera audiencia y a las notas periodísticas”.
La abogada Luciana Sánchez le pide que explique el término “cisgénero” o “cisexual”.
“La persona cisgénero es la que en un momento dado se asume que son parte de la norma heteronormativa que difiere de la categoría de la sopa de letras lgbtti. Es necesario saber también que cada vez hay más posibilidades de ampliar esta lista de acrónimos para entender que no son las únicas identidades que existen. ‘Cisgénero’ se entiende como categoría hegemónica”, responde la antropóloga.
Otra pregunta: ¿a qué se refiere por binarismo de género?
“Pasa por el tema del cuerpo. Por un lado tienes una corporalidad que tiene una cuestión biológica. Y por otro, la cuestión identitaria, que se va construyendo. En este castellano esquizofrénico, parece que hubiera un tercer lugar desde no es posible constituirse. En la lengua zapoteca sí puedes tener un tercer espacio, el artículo ‘ti’, que permite no colocar a alguien en ‘el’ o ‘la’. ‘Trans’ es una categoría política que corresponde a ese sujeto que trasciende lo binario y transita los géneros”.
Como activista muxe –integrante de la comunidad indígena de Juchitán que habiendo nacido con genitalidad masculina construye una identidad femenina–, Amaranta Gómez Regalado explica que las identidades que hoy llamamos trans existían desde mucho antes en otras culturas. “El proceso colonial produjo negaciones a estas categorías –como la categoría ‘muxe’– vinculadas con lo indígena, pero también hubo un proceso de resistencia para reconocer que existen. Parece que fueran identidades muertas y que solo pudieran tener vida las categorías e identidades de la modernidad”.
En la sala suenan como ecos las definiciones identitarias de Diana Sacayán: travesti, sudaca, originaria.
“A las travestis se las excluye de la escuela. Habría que pensar cuánto le cuesta al producto bruto de una sociedad esta exclusión. Se las excluye del mundo laboral. Y también está la negación a ser feliz. Pareciera que la identidad travesti no incluyera el chip afectivo. En los asesinatos a las personas travestis hay una doble saña. La persona que lo realiza parece tener una doble negación: ve a ese cuerpo travesti como deseable, pero al mismo tiempo lo niega. Se puede llegar a amarle y a disfrutarle, pero hay un chip cultural que dice que no está bien y da culpa. Para tapar ese deseo se mata ese cuerpo travesti y también se niega ese deseo, agrediéndolo”, expone Amaranta Gómez Regalado.
–Es importante que la Justicia se abra para reconocer a los cuerpos travestis –le dice al tribunal.
Continúan los testimonios. Algunas amigas y compañeras de militancia de Diana. La intimidad. El agite. El día en que la Policía Metropolitana golpeó y maltrató a Diana en plena avenida 9 de Julio. Los rastros que fue dejando este “Lautaro” que todo el tiempo intenta escabullirse. Algunos cruzamientos de llamados telefónicos.
Son las 16.30. Cuarto intermedio hasta el 9 de abril con otra tanda de testigos.
En Plaza Lavalle habla al público activista, Amaranta Gómez Regalado junto con Sasha Sacayán. Quienes estuvieron en la sala no olvidarán jamás los testimonios y las dolorosas pruebas presentadas durante esta tercera audiencia.