"Sujeto a la amarra sopesa el olvidante / la dirección del viento / el brillo atemperado, oro ido en lo ido". Ni olvidadizo ni olvidador: Olvidante, tal el neologismo que la poeta rosarina Victoria Lovell elige para nombrar su nuevo libro de poesía, publicado en una hermosa edición por el Grupo editorial Sur. Olvidante se presenta el viernes 13 a las 19.30 en el Complejo Cultural Atlas (Mitre 645) con la autora, el editor y tres colegas.

"Donde el olvido / donde pesa el olvido / dulcemente sobre mundos sin nombre", escribe Lovell citando a Samuel Beckett en uno de los numerosos epígrafes que el libro despliega en una polifonía que sirve de contrapunto a los versos de una poesía casi silenciosa.

Al igual que en "Los Noctiluca" (2014) y que en su extensa obra, Victoria Lovell hace del lenguaje el espesor ontológico mismo de los desaparecidos, los ausentes, el olvido: aquello a lo cual se le niega entidad concreta o piensa materialmente como pura negatividad. Lo que se resiste a desaparecer es el tema; darle nombre le da el ser.

Los Noctiluca podrían imaginarse como una familia o un phylum; el olvidante es singular. Forma el envés y es el responsable de su acto desaparecedor. En los poemas habla la voz de la olvidada o de lo olvidado que siguen siendo partenaire o patrimonio de un olvidante siempre en acto, en el suspenso del gerundio, siempre olvidando sin cesar. Y la voz se reduce a casi nada, a emitir brevísimos epigramas como tajos en el silencio. En el reverso de la violencia simbólica, inscribe palabras como un fuego eterno: "fronda líquida / entresueño vigilia / fronteriza forma insular / espacio blanco de un nombre".