Echaría a la hoguera los discursos de gerentes que dejan sin trabajo a cien operarias, y le llaman “reordenamiento”.
Le prendería fuego a las palabras usadas de manera torcida, deforme, que describen como se cierran escuelas en el Delta y disfrazan la ruina de los niños y niñas mencionando como “achicamiento del gasto”.
Les daría 10.000º celsius a las sonrisitas cuando le dicen “sinceramiento”, a arrastrar fuera del sistema a familias enteras, quitándoles el derecho a los servicios básicos de electricidad y gas.
A incinerar esos tonitos bajos, esas pausas calculadas, esas manitas pulcras, entrelazadas y quietas, reposando en el escritorio, mientras malditas palabras explican la “racionalidad” de quitar subsidios a discapacitados y reducir jubilaciones a ancianos.
La conveniencia de quitar derechos, robar haberes, destruir salud y educación pública, destruir la industria nacional, marginar a la desocupación, explicada con calma y mesura, nos envenenan.
Quiero que nos griten, nos insulten en la cara, que los modos de la gendarmería se sincronicen con los discursos del funcionario educado.
Reorganización nacional, proceso, desaparecido, patria, derechos y humanos, los argentinos; las palabras que en la dictadura decían con uniformes impecables, en buen tono. A la hoguera con la máscara inmunda de los cínicos y psicópatas; ya vemos claramente sus repulsivos rostros.
Mónica Cabrera: Dramaturga y directora de Putas Cultas, que se presenta los sábados a las 23 en el Abasto Social Club. Yatay 666, CABA.