En la ciudad de Nueva Orleans se retiraron los monumentos de cuatro líderes de la Confederación que respaldaron la esclavitud y el racismo. Así, señores de piedra de cinco metros como el influyente general Robert Lee -que comandó la guerra de secesión del lado segregacionista- ya no gozan de sus altos pedestales. La pregunta es ¿quién ocupará ahora esos lugares? Mavis Staples da la respuesta. En su flamante video “If all I was was black” (“Si todo lo que fuera es negra”, el corte de difusión de un disco del mismo nombre, lanzado a fines del año pasado) la mega cantante muestra a una mujer negra abriéndose paso entre la multitud para ver la figura de la nueva estatua. ¡Es ella misma! Joven, poderosa, con dos trenzas de bellísimo color carbón, como su piel. Mavis mira la escena desde un bar cercano, con una gran sonrisa. Es la primera vez en muchos años, que esta reina del soul aparece en un video propio.

“Tengo amor pero éste es un tiempo para más que eso”, enfatiza la artista de 78 años en la canción que da título al disco. Su álbum anterior Livin’ on a high note, de 2016, está plagado de canciones luminosas. “Quería hacer un disco similar. Pero éste no es un tiempo de canciones felices. Todo lo que veo es miserable. Tenemos un hombre en la Casa Blanca que se encargó de hacer resurgir el odio y el fanatismo. Y él debe saber lo que muchas personas pensamos de eso”, le contó a la revista Vogue. Staples es una histórica defensora de los derechos civiles y en sus canciones siempre se ha mostrado optimista respecto al poder popular. Sin embargo, esta vez hay algunas luces opacas. Sucede que al hecho de que Trump sea un jefe de gobierno homofóbico y racista se suma la tristeza que le provocó a Staples la muerte de Prince. Él fue su amigo y alguna vez, también su productor.

Para enfrentar la tristeza, Staples volvió a unir fuerzas con el productor de sus tres últimos discos, Jeff Teddy, el adorable frontman de Wilco. Él compuso la mayoría de las diez canciones del nuevo álbum y canta en una. Aunque no son de protesta, sí encuentran el modo de transmitir lo que Staples denomina “mensaje musical en tiempos divididos”. Hay temas que hablan de la compasión, exhortaciones a seguir trabajando duro en la lucha civil y observaciones realistas sobre un presente oscuro. “Little bit”, por ejemplo, está contada desde el punto de vista de una madre cuyo hijo fue asesinado por la policía. Y el título del álbum, claro, es una apelación a todxs lxs que siguen juzgando a una persona por el color de su piel. 

Staples nació en Chicago en 1939. Empezó a cantar en iglesias de la zona con su familia, los Staples Singers, que se hicieron famosos. Según la leyenda, en una de sus giras escucharon al reverendo Martin Luther King. De vuelta en el hotel, Roebuck “Pop” Staples, líder de la banda y padre de Mavis, dijo: “Me gusta lo que dice ese muchacho. Deberíamos cantar esas cosas de las que habla”. Más tarde, ambos se hicieron grandes amigos. Fue su padre quien también alrededor de los 16 años la alentó para que aprendiera a usar su voz única. Profunda y cavernosa, parecía escapar de la garganta de una mujer mucho más vieja. Y también, mucho más voluminosa que esa señorita de curvas finas de la cual se enamoraría hasta Bob Dylan. De hecho, alguna vez él le propuso casamiento pero ella se negó: no quería como esposo a un hombre blanco. 

Staples inició su carrera solista a fines de los sesenta y siempre habló de los grandes problemas de su tiempo, transformándose en una leyenda que combina gospel, blues y soul. “He tenido días malos pero ahora estoy mejor/ tengo más de lo que necesito para sobrevivir/ así que lo guardo para vos/ así podemos enfrentar juntxs/ los días más oscuros de nuestra vida”, canta en “Peaceful dream”, otro de los temas del nuevo disco. Su voz templada resuena en las calles que, a escala global, las mujeres tomamos en estas épocas: nuestro canto político se transforma en fervoroso grito colectivo.