Era 1995, época de vacas gordas en la industria discográfica argentina, que llenaba las bateas con nombres del mainstream pero también con propuestas artísticas que se salían de la norma. BMG tenía entonces la licencia del sello Dreamworks, y así lanzó un disco que llamaba la atención desde la misma tapa, con una niña de ojos desproporcionados al estilo de las pinturas de Margaret Keane. Pero eso era solo el principio. Porque el disco se llamaba Beautiful Freak, y porque el trío que lo firmaba se llamaba eels, anguilas, siempre en minúsculas, como queriendo hacer honor al apelativo y escurrirse por los márgenes. Beautiful Freak era y es un disco hermoso e inquietante, con canciones inolvidables como “Susan’s House”, “Your Lucky Day in Hell”, “Guest List” y, claro, “Novocaine for the Soul”: “La vida es negra y yo soy blanco / Jesús y su abogado están volviendo / por favor dame algo para no morir / Novocaína para el alma”.

Los que prestaron atención descubrieron a un distinto, un hombre llamado E. Las vacas siguieron gordas hasta el fin del siglo y la irrupción del MP3, y por eso las ediciones en Argentina llegaron hasta Electro-Shock blues (1998) y Daisies of the Galaxy (2000); hubo una sorpresiva edición del doble Blinking Lights and Other Revelations en 2005, pero a eels y los discos solistas de E (que a veces parecen la misma cosa) hubo que seguirle el rastro por otras vías. Y asegurase de no perderlo, para no dejar pasar otras genialidades como Shootenanny! (2003), Hombre Lobo (2009) o Wonderful, glorious (2013). En 2015, el hombre de la voz agrietada y la pluma elegante se dio el lujo de lanzar un disco en vivo en el Royal Albert Hall.

Hay un gran equívoco en torno a eels. Cierta pereza auditiva lleva a considerarlo un bajón eterno (el mismo E alude a ello en la entrevista de María Zentner), pero aunque suene paradójico, aún en sus momentos más oscuros Mr. E conserva cierta luz. Y cuando quiere sonar potente como en “Kinda Fuzzy” u optimista como en “Hey Man (Now You’re Really Living)” o el mismo “Today is the Day” de The Deconstruction, la vida simplemente sonríe. Lo cierto es que, a más de veinte años del debut, el nuevo disco de las anguilas trae buenas y malas noticias. La buena es que, a pesar de las vacas flacas actuales en la industria, el sello Ultrapop se encarga de distribuirlo en la Argentina. La mala es que, en el inmenso mar de artistas y artistuchos que pisaron y pisan los escenarios locales, el señor E sigue siendo una deuda. Señores productores, a ver si toman nota de una buena vez.