El martes se llevará a cabo una audiencia en la que se pondrá en consideración el pedido de cinco líneas aéreas para operar planes low cost en rutas que se superponen con las que ya maneja Aerolíneas Argentinas. Se trata de vuelos y frecuencias en donde la línea de bandera transporta el 99 por ciento de sus pasajes de cabotaje y el 100 por ciento en sus rutas sudamericanas. Esta situación fue el desencadenante de la abrupta y forzada renuncia de Isela Costantini de Aerolíneas Argentinas y su reemplazo por el ex directivo de Techint, Mario Dell’Acqua, quien reconoció “no conocer nada de una compañía aérea”. Costantini ya había puesto sus reparos ante el arribo de estas empresas, debido a ciertas irregularidades en las propuestas, lo que se sumó a las diferencias entre cierto gradualismo que intentó imponer durante su gestión frente a un plan agresivo de ajuste que pretende el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, para la línea de bandera. Los gremios reclamaron sin éxito que se suspenda la audiencia y se autoconvocaron para asistir y sentar posición en defensa de las líneas nacionales.
El cabotaje creció este año apenas un 6 por ciento y no parece ser el contexto más propicio para las empresas de encarar una guerra de tarifas. Sin embargo, Dietrich y Gustavo Lopetegui, a cargo de la Coordinación de Políticas Públicas de la Jefatura de Gabinete y ex CEO de LAN Argentina, allanan el camino para el arribo de las low cost y los acuerdos de código compartido.
En la próxima audiencia se verán tres nuevas líneas aéreas con escasos pergaminos. Flybondi piensa operar 99 rutas (56 de cabotaje y 43 internacionales) y tiene un capital social de sólo 100.000 pesos (6000 dólares). Alas del Sur pidió volar a todo el país, el extranjero, y hasta a China, y tampoco tiene aviones y su capital social todavía no fue informado. Avianca Argentina es la empresa que pertenecía a la familia del presidente Mauricio Macri y solicitó algunas rutas a modo de prueba-ensayo para operar en el país. Se suman a las propuestas que ya presentaron LAN y Copa Airlines. Las nuevas empresas están proponiendo en los papeles tarifas similares a las que se están aplicando ahora; es decir, en un primer momento ni siquiera habrá un reflejo directo en las tarifas para el público. Los gremios aeronáuticos se movilizarán el martes desde las 10 frente al Ministerio de Economía para acompañar y manifestarse en la audiencia.
Costantini había reclamado que se les dieran beneficios similares a los que se otorgarían a estas empresas, para que la competencia no se tan desigual para Aerolíneas, y la relación con el resto del gabinete se tornó más tensa. No obstante, el portazo fue luego de que le recriminaran que haya decidido cancelar los vuelos el lunes pasado hasta el mediodía para evitar problemas en la operatoria por las protestas de los trabajadores, lo que interpretaron como una posición débil ante los gremios aeronáuticos. Las tensiones son de larga data, aunque fuentes de la línea de bandera sostienen que su renuncia fue muy sorpresiva e inesperada. La brasileña que dejó la presidencia a nivel de regional de General Motors advertía que estaban asfixiando a AA.
Los cruces con Dietrich y Lopetegui comenzaron desde el momento en que Costantini se hizo cargo de Aerolíneas por los subsidios que requería la aerolínea y que la cartera de Transporte le retaceaba. El subsidio a Aerolíneas no proviene del Presupuesto sino que deriva de las partidas de Transporte. En mayo Costantini había solicitado a Dietrich 422 millones de dólares en subsidio para cubrir el déficit de este año, luego de que aplicara un ajuste en la compañía, que incluyó reducción en publicidad, frenar la compra de aviones, eliminar las comisiones a las agencias de viaje por distribución de pasajes, recorte de frecuencias y vuelos, achicar la nómina en 350 trabajadores con retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas y despidos y bajar 30 por ciento los costos operativos, según fuentes oficiales.
Pero el ministro le otorgó 266 millones de dólares, un 60 por ciento de lo requerido. Costantini tuvo entonces que forzar aún más el ajuste y cerró el año con un déficit de 401 millones, de los cuales 300 millones los aportó transporte y 101 millones salieron de las propias cuentas de la línea de bandera, que tenían otros destinos, como inversiones. El arribo de Dell’Acqua anticipa un proceso de mayor ajuste en AA, aunque desde la empresa sostienen que no habrá grandes cambios salvo en el estilo y perfil de “liderazgo”.