El cuarto trimestre del año pasado registró una baja del índice de Gini, lo cual implica una mejora de la distribución del ingreso en relación al mismo período del año pasado. Según el Indec, el Coeficiente de Gini se ubicó a fines del año pasado en 0,417, mientras que en el cuatro trimestre de 2016 era de 0,428. El apagón estadístico que aplicó el Gobierno apenas asumió discontinuó las publicaciones y eso impide realizar la comparación de distribución del ingreso contra fines de 2015. Por el contrario, el contraste anual es favorable al Gobierno porque en 2016 la pobreza aumentó y la distribución del ingreso empeoró a raíz de las medidas adoptadas al comienzo de la gestión de Cambiemos. A fines del año pasado, el 10 por ciento de la población que cuenta con mayores ingresos familiares obtuvo 17 veces más que la porción menos favorecida en términos económicos. El informe también da cuenta de la desigualdad de género en el mercado laboral a partir de la menor inserción laboral y menores ingresos para las mujeres.
Una de las medidas de distribución del ingreso del Indec es el ingreso per cápita tomando en cuenta los ingresos familiares. El 10 por ciento con menores ingresos percibió en el cuatro trimestre más de 4 mil millones de pesos, mientras que el 10 por ciento de mayores ingresos recibió más de 75 mil millones de pesos. Los primeros se apropiaron del 1,8 por ciento del ingresos total mientras que los segundos, un 31 por ciento. La diferencia entre el primer y el último decil fue de 17 veces en el cuatro trimestre, mientras que en el mismo período de 2016 era de 19 veces.
Entre los ocupados, según el ingreso proveniente de la ocupación principal, la desigualdad es de 18,2 veces, por encima de la brecha teniendo en cuenta el ingreso familiar. Esta diferencia se explica por el efecto positivo en la distribución del ingreso que tiene el sistema de asignaciones familiares y el régimen previsional inclusivo a partir de las moratorias. El 10 por ciento de menores ingresos recibió como retribución por su ocupación principal una media de 2172 pesos y se apropió del 1,5 de los ingresos totales de los ocupados, mientras que el 10 por ciento mejor posicionado obtuvo en promedio casi 40 mil pesos y percibió el 27,3 por ciento del ingreso total entre la población ocupada. Como no hay datos de fines de 2015, la comparación frente a 2014 arroja que la brecha era de 17,9 veces, por debajo de las 18,2 veces actuales. El crecimiento del empleo precario por encima de la media, como ocurrió en los últimos dos años, incide en el deterioro de la brecha del ingreso entre los ocupados.
En el informe oficial también hay un apartado que desagrega la distribución del ingreso según el género. En los aglomerados urbanos que analiza el Indec, los varones representan el 48 por ciento de la población y las mujeres, un 52 por ciento. Ese porcentaje sube para las mujeres al 54,5 por ciento en el caso de la población sin ingresos y baja para los varones al 45 por ciento, lo que implica que las mujeres están en peores condiciones laborales que los varones, sin tener en cuenta la cuestión salarial. En cambio, entre la población ocupada los varones representan el 49 por ciento y las mujeres, un 50 por ciento.
En cuanto a los ingresos, entre el 10 por ciento más pobre el 69 por ciento es percibido por las mujeres, lo que da cuenta del impacto de la Asignación Universal por Hijo que cobran las madres. Ese peso en el ingreso total del decil baja a medida que mejora el nivel de ingresos. En el decil 5, que está en la mitad de la tabla, las mujeres explican el 47 por ciento del ingreso total. Entre el 10 por ciento de mayor poder adquisitivo, las mujeres explican apenas el 34 por ciento de los ingresos.
En la medición que suma los ingresos de todos los miembros de la familia, el decil más pobre recibió una media de 5762 pesos, 13 veces por debajo de los ingresos que percibe una familia promedio del decil más rico, de 75.161 pesos. Entre el 10 por ciento más pobre, el 67 por ciento de los ingresos proviene de una fuente no laboral, como por ejemplo la Asignación Universal por Hijo o el sistema previsional. En la mitad de la pirámide de ingresos, los ingresos no laborales implican el 27,4 por ciento de los ingresos totales, mientras que en el 10 por ciento más rico, los ingresos no laborales explican el 19,6 por ciento de los ingresos totales.