El ministro Luis Caputo mostró ante los legisladores de la Bicameral de Seguimiento de la Deuda Externa una de sus cualidades adquiridas en la “Champions League” de las finanzas: tirar la pelota afuera. Dijo que tener sociedades offshore en guaridas fiscales “no es delito”, las comparó con “las cajas de seguridad”, sostuvo que son “una práctica común en las corporaciones” y hasta las emparentó con la “seguridad jurídica”. El titular de la cartera de Finanzas afirmo que tiene “todo bien declarado” ante la AFIP y la Oficina Anticorrupción, negó nuevamente ser dueño del grupo inversor Noctua Partners II LP –que omitió en su declaración jurada como funcionario– pese a que la compañía lo declaró como uno de sus propietarios “indirectos” ante la bolsa de valores de los Estados Unidos y luego minimizó su inclusión Paradise Papers, donde el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) reveló las compañías offshore del ministro. Caputo terminó desatando un escándalo por una nota manuscrita que le envió a la diputada Gabriela Cerruti (ver página 4) con la que aprovechó para huir del Congreso sin terminar de responder las preguntas de los legisladores.
Caputo había llegado al Congreso con otro ánimo. Su dilatada presencia para rendir cuentas ante el Parlamento había desatado una inusual expectativa. Se presentó sonriente en el Salón de las Provincias del Senado ante la comisión bicameral, conformada recién hace dos semanas pese a que su creación fue parte de la ley que hace dos años habilitó el pago a los holdouts. “Es un honor y un gusto”, les dijo el ministro a los legisladores antes de exigir “sinceridad” tras las versiones que le adjudicaban que se había tomado “tiempo para entrenar” y responder a la interpelación del Congreso. Luego brindó un informe sobre los beneficios del endeudamiento que planificó desde su ministerio.
El oficialismo ganó la primera pulseada cuando salió al cruce del reclamo del jefe del bloque de diputados del FpV-PJ, Agustín Rossi, quien propuso que el ministro contestara las preguntas una por una. El peronista cordobés Carlos Caserio se abstuvo y el salteño Juan Carlos Romero se alineó con Cambiemos para que Caputo respondiera en bloque una serie de preguntas. El ministro volvió a sonreír.
Pero sus gestos se fueron transformando cuando comenzaron los cuestionamientos sobre el “conflicto de intereses” que significa su condición de funcionario y la relación con el sistema financiero internacional que representó hasta días antes de llegar en diciembre de 2015 al gobierno de Mauricio Macri, primero como secretario y ahora como ministro de Finanzas.
El primero en formular las preguntas fue el diputado del FpV-PJ y ex ministro de Economía, Axel Kicillof. “Si usted tiene más empresas offshore; si fue propietario; si se desprendió de ellas y a quién se las vendió”, preguntó Kicillof y remató: “Dice que la plata no es suya, que es de amigos y familiares, pero amigos y familiares suyos hoy están en el Gobierno”.
Caputo recurrió al libreto de justificación como hombre de las finanzas y a la negación como funcionario. “Tener offshore no es delito. El único tema es tenerlas declaradas”, respondió y agregó: “Piénsenlas como una caja de seguridad. Se usan porque son jurisdicciones impositivamente neutras y esto facilita la actividad de muchos inversores. Y también por seguridad jurídica. Es esencialmente por eso”. “No tengo ya nada que ver con esa empresa”, completó en referencia a la firma Noctua.
“Tengo todo bien declarado en la OA y en la AFIP”, sentenció. “Con respecto a ese reporte de la SEC (Comisión de Valores de Estados Unidos), se refiere a una tenencia nominal. Yo era un tenedor fiduciario, no tengo que tenerlo declarado porque no era propietario”, insistió luego sobre la investigación del ICIJ que reveló que el ministro ocultó declarar las offshore.
Caputo dijo que en noviembre se presentó en la Justicia y que acudió “dos veces más” para que “aceleren la investigación”. “No puedo declarar algo que no es mío”, se defendió.
Ya antes se había quejado de “la mala fe” de las acusaciones en su contra. Incluso argumentó que había vendido en octubre de 2015 todos sus contratos de inversión en “dólar futuro” porque los consideraba una pérdida para el Estado. “Decidí no ganar esa plata”, dijo en modo financista benefactor que decidió asesorar al entonces candidato presidencial Macri y a su futuro ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay para que hicieran la denuncia judicial contra la operatoria económica del gobierno kirchnerista, que finalmente presentaron el macrista Federico Pinedo y el radical Mario Negri.
La reunión continuó entre respuestas sobre la deuda externa y la defensa que hacían del ministro los legisladores del oficialismo. Hasta que Rossi retomó la palabra. Recordó la frase del ex presidente estadounidense Barack Obama en contra de las sociedades offshore y disparó: Argentina “es el único país del mundo donde el Presidente y sus ministros justifican los paraísos fiscales”.
“Les parece que están bien y es un hecho absolutamente natural, el problema que tenemos hoy es que los ricos nos gobiernan. ¡Son un accidente de la historia! Porque la democracia está hecha para que nos gobiernen iguales no desiguales”, agregó Rossi en medio de gritos y quejas de los legisladores oficialistas. “Las offshore serán legales, pero si no se declaran son un hecho de corrupción” y dijo que a través de éstas “claramente, como mínimo, están evadiendo y impuestos; cuando no para licuar dinero mal habido”, continuó Rossi, que asoció los paraísos fiscales y las offshore con el dinero del narcotráfico y la trata de personas.
“La SEC (Comisión de Valores de Estados Unidos) no dice que usted era fiduciario, sino dueño de Noctua, que tenía porcentaje en las acciones”, señaló Rossi y le preguntó a Caputo: “¿Por qué no lo aclaró en su declaración jurada de 2015? ¿Se olvidó de que tenía una empresa offshore? ¿Por qué antes dijo que era gerenciador y ahora dice que era testaferro?”.
La respuesta no llegó de inmediato. Un repentino corte de luz dejó a oscuras el Congreso y cortó las trasmisiones por Internet y de las señales televisivas del Senado y Diputados. Con luces de emergencia pero sin sistema de sonido, algunos legisladores tuvieron que formular sus cuestionamientos y preguntas a viva voz, como el diputado Nicolás del Caño (FIT-PTS).
Con todo reestablecido, Caputo se defendió. “No lo tengo declarado porque no corresponde”, dijo y agregó que en su declaración jurada deben estar “sólo los bienes propios, bienes de mi mujer y bienes conyugales”. “No hubo ocultamiento”, insistió y deslizó la posibilidad de algún error por parte de su contador, que como él viene de la “actividad privada”.
Cuando aun faltaba una decena de legisladores anotados para hablar y el senador Fernando “Pino” Solanas (Proyecto Sur) le reprochaba al ministro sus “mentiras”, Caputo se jugó la chanza con Cerruti sin medir consecuencias y terminó de calentar el clima que se vivía en el salón del Senado. Sin argumentos más convincentes para enfrentar el cuestionario opositor, el ministro decidió entonces que era el momento para su retirada. Se levantó sin brindar mayores explicaciones y obligó a abortar la sesión de la Bicameral. Muchas preguntas quedaron sin responder. “Esa te la debo”, habría dicho el Presidente.