“Por primera vez en cinco días de toma tenemos una propuesta seria para poner a consideración de esta asamblea”, exclamó Lucía Maffey, referente de la agrupación Jóvenes Científicos Precarizados (JCP), dirigiéndose a los cientos de investigadores que mantenían la guardia frente al Ministerio de Ciencia. Finalmente, las autoridades de la cartera que conduce Lino Barañao cedieron ante la presión de la comunidad científica y ofrecieron ayer extender hasta el 31 de diciembre de 2017 las becas de 343 postulantes al Conicet que caían el 31 de marzo, e incorporar a otros 107 becarios restantes que no habían ingresado al sistema. “No es la propuesta de máxima que buscábamos, pero consideramos que es un logro histórico fruto de una lucha histórica que impidió que este Gobierno de ajuste deje a 500 compañeros en la calle”, siguió Maffey. La asamblea -que desbordaba el patio de ingreso al ministerio- estalló en aplausos, en cantos de victoria y pasó luego a discutir los detalles de la propuesta oficial. El debate duró horas, hubo quienes consideraron que había un acumulado político para ir por más, y terminó con una contrapropuesta más ambiciosa que, cerca de las nueve de la noche, ya tenía la firma de Barañao.
La propuesta oficial llegó pasado el mediodía, tras varios días de reuniones infructuosas. Medió una reunión de Barañao con Macri, en medio de rumores de renuncia, que los voceros del ministro se ocuparon de desmentir. Ante la amenaza de extender la toma durante la Navidad y más allá también, las autoridades optaron por descomprimir el conflicto y ceder en parte al reclamo de los científicos. Si bien la oferta no incorpora de manera definitiva a los 489 becarios excluidos del Conicet, les extiende su permanencia hasta diciembre del año próximo. Y le resuelve la situación a los 107 becarios que quedaban en la calle, también hasta el último día del año próximo, punto que terminó por convencer a los manifestantes. “Esta conquista es un piso, un primer paso. Es un triunfo parcial pero garantiza que, si el año que viene seguimos en la lucha, podemos torcerle definitivamente el brazo a esta política de achicar al máximo la ciencia que tiene este Gobierno”, explicó Nuria Giniger, de Científicos y Universitarios Autoconvocados. Toda la asamblea aplaudió la idea de que “la lucha sigue” el año próximo, para garantizar la continuidad de los afectados más allá de 2017.
Uno de los puntos álgidos de la discusión giró en torno al artículo 3 de la propuesta oficial. Tal como reveló PáginaI12, el Ejecutivo planea “articular” los destinos de los becarios “con los organismos nacionales de Ciencia y Técnica, universidades nacionales y empresas”. Es decir, ubicarlos dentro de ese universo y no dentro del Conicet. La contrapropuesta de la asamblea fue quitar el punto de las empresas (“no queremos que los compañeros terminen trabajando para Monsanto. Queremos ciencia pública y no al servicio de los monopolios”, dijeron) y agregar, de manera explícita, al Conicet dentro de los organismos del ministerio. Ese punto fue el más discutido por el sector de los becarios que pedía el ingreso sin condiciones a la carrera de investigador.
La concreción de esa transición estará a cargo de una comisión con participación de funcionarios del ministerio, representantes de las organizaciones y los propios becarios afectados. También se agregó que en las reasignaciones, los investigadores tendrán “el mismo salario, la misma estabilidad y la misma posibilidad de promoción que en el Conicet”. Al cierre de esta edición, Barañao terminó por estampar la firma del acuerdo, lo que redundaba anoche en el levantamiento de la toma.
“Este acuerdo es una derrota de Macri, Barañao y Marcos Peña”, arengó el secretario adjunto de ATE Capital, Juan Manuel Sueiro. “Si hubiera sido por ellos, hoy tendríamos 500 compañeros en la calle, tal como lo hicieron con los 40 mil compañeros que echaron del Estado durante este año. Durante todo el conflicto pusieron a sus trolls a hacer campaña contra los científicos, porque tienen un desprecio total por todos los trabajadores, trabajen donde trabajen. Ahora, que se vayan ellos a lavar los platos”, exclamó.
El punto culmine de los festejos fue el ruidazo desatado a las seis de la tarde, que había sido votado en la asamblea del jueves. Al grito de “unidad de los trabajadores”, la asamblea tronó durante 15 minutos, acompañada por los bocinazos solidarios de los que pasaban por la puerta del ministerio. “Es una prueba más de la legitimidad social que tiene este reclamo”, afirmó Victoria García, una de las becarias afectadas, semióloga y miembro de la Corriente Nacional de docentes e investigadores 12 de Mayo. “Esto fue una escuela de lucha para nosotros. No resignamos el ingreso a la carrera, por eso la lucha sigue”, apuntó, por su parte, Julieta Aidar, delegada de ATE Sociales del Conicet. La lucha retornará, dijeron, con una marcha en febrero.
Informe: Matías Ferrari.