Opinión

Milagro Sala sigue presa, es la más grave violación institucional del año, cometida  por el gobernador jujeño Gerardo Morales con la complicidad activa del gobierno del presidente Mauricio Macri. 

La audiencia para alegar subrayó hechos conocidos. El abogado de la querella, que representa al propio mandatario (que se pone otro sombrero para la persecución política por vía judicial) dilapidó disparates. Pidió una condena equivalente a un homicidio simple por el delito de escrache, hizo una reseña ideológica de hechos ajenos al expediente y dejó expuesta su falta de saber. La defensa destruyó uno a uno los argumentos y las pseudo evidencias de los acusadores. Milagro demostró dignidad, mientras sobrelleva casi un año de cárcel sin condena, un calvario que no se le desea a nadie y que repugna a la ley. 

La policía local redondeó un círculo apaleando a personas que reclamaban el derecho de asistir al juicio oral y (salvo para el jurista radical Morales) público. Los uniformados se ensañaron en especial con la diputada Mayra Mendoza del Frente para la Victoria (FpV). La brutalidad de la agresión quedó reflejada en filmaciones y fotografías. Un policía, que está claramente identificado, la tomó del cuello hasta asfixiarla, solo la soltó ante la presión de quienes lo rodeaban. 

En el sistema mediático de la era macrista la importancia del ataque a una representante del pueblo queda demostrada porque los diarios Clarín y La Nación omitieron toda imagen en sus tapas. La ausencia de información connota tanto como su difusión, a veces más. Ni la cadena oficial privada tenía un rebusque para disimular la barbarie. Ocultarla es su método, que refuerza la peligrosidad de lo que viene sucediendo.


Consensos y mujeres: Los formadores de opinión oficialistas subrayan día a día los consensos, los avances en el diálogo, la reinserción en el mundo. Días ha, en la Ciudad Autónoma, otros Robocops, de la Policía Federal, agredieron físicamente a la Canciller venezolana,  Delcy Rodríguez.

Sala padece un aluvión de procesos penales, los cargos de los dos primeros (los más avanzados en trámite) son ridículos. La saturación de pleitos se asemeja a la que asedia a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. También hay causas descabelladas, que pretenden criminalizar decisiones políticas: la del Memorándum con Irán, la del dólar futuro. De vez en cuando, los jueces federales renuevan pesquisas acerca de la validez del título de abogada de Cristina. Cada una de ellas se archiva, por ridícula y porque la refutan los documentos de la respectiva Facultad de Derecho. La intención no es avanzar sino ganar centimil, “generar opinión”, instalar cargos falsos… Denuncia, denuncia que algo quedará diría Claudio Goebbels Bonadio, aupado por los medios y favorito del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.

Mayra, Cristina, Delcy, Milagro… todas mujeres fíjese usted. Habría que agregar a la Procuradora Alejandra Gils Carbó, que el ministro de  Justicia Germán Garavano no pudo remover con malas artes. 

Cada quién evaluará si son puras coincidencias o si hay un patrón constante en la lógica de un gobierno de derecha, machista por idiosincrasia. 


Chau semestre, no vuelvas nunca: El segundo semestre se va sin haber cumplido sus promesas de campaña, propagadas en el primero.

El relato M contrapone encuestas o fantasías de verano a los datos duros de la economía. La inflación fue record. El PBI se contrajo, el consumo popular da fatal, el salario real se redujo quedando para el debate en cuánto. El índice de desempleo creció pese a las masivas incorporaciones de gentes de PRO al Estado, de ordinario en cargos altos y bien retribuidos, tal vez el único ejemplo de movilidad social ascendente durante 2016.

Hay ramas enteras de la industria que agonizan mientras las importaciones de competencia extranjera crecen a lo pavote, merced al proteccionismo (de otros países, se entiende) o al dumping social.

 Brasil no levanta, era una de las claves proclamadas por las bolas cristal de formadores de opinión consagrados.

La malaria es extendida. Los tarifazos y los aumentos de combustibles programados vaticinan picos de inflación y perjuicios a los usuarios, a las Pequeñas y Medianas Empresas.

El oficialismo coloca en el otro platillo de la balanza, voces perdidas de consultores macaneadores, sospechosas encuestas de imagen, de expectativas. El equilibrio es imposible: realidades tangibles versus fabulaciones.

Los ejemplos de arriba permean hacia abajo. Si el presidente se tomó en solfa los golpes a una Canciller de un país hermano, es más fácil que un policía de provincias lastime a una diputada local. Si Macri se puntúa con ocho, es de libro que sus adláteres y corifeos encuentren motivos para la alabanza, en la ancha avenida de la fantasía y el delirio.


Isela levantó vuelo: La titular de Aerolíneas Argentinas, Isela Constantini renunció a su cargo o fue despedida, cuestiones que en la lógica de Palacio suelen entreverarse o confundirse. Marcó un límite a (nuevos) ajustes, objetó medidas inminentes desinadas a perjudicar a la línea de bandera, en beneficio de competidores extranjeros. Constantini es una de las tantas CEO que colman el elenco gubernamental. Hizo su carrera en otra actividad y tal vez esa distancia incidió en su partida, que le hace favor.

La función pública es exigente, colosalmente distinta a la actividad privada. Hay quién aprende al ejercitarla y asume algo la gigantesca responsabilidad que entraña. Constantini se va reconocida por la oposición y por los trabajadores de Aerolíneas, lo que la transforma en oveja negra (o un cisne negro) dentro del funcionariado de Cambiemos.

El oficialismo reconoció que tuvo diferencias con el Ministro de Transporte, Guillermo Dietrich. También con el secretario de Coordinación de Políticas Públicas y ex CEO de LAN Argentina, Gustavo Lopetegui. Lopetegui, además de ser la inteligencia y los ojos del presidente, pujó con éxito por el sector del que proviene. Un caso típico de conflicto de intereses, transformado en lobby desde el Estado: llaga recurrente del macrismo. Nadie en sus cabales espera que la situación motive la atención de la talibán M Laura Alonso quien conduce con mirada tuerta la Oficina Anticorrupción. Mientras vecinos PRO y correligionarios radicales se auto atribuyen el monopolio de la decencia, Alonso levanta su copa e incurre en pereza o encubrimiento, usted dirá.

La dimisión de Constantini debería interpelar a otro funcionario, que tenía mejores pergaminos en la labor pública y en su trayectoria.


Flor de Lino: El Ministro de Ciencia y Técnica, Lino Barañao, protagoniza un viraje vergonzoso. Acepta una reducción salvaje del Presupuesto, intentó desbaratar la estructura del Conicet. Añade a la defección un discurso impropio, que borra con el codo lo que hizo en la misma cartera desde 2007, cuando lo designó Cristina Kirchner. Es un disparate alegar, palabra más o menos, que la investigación y la formación de profesionales es un lujo excesivo para una sociedad con carencias. Si existen pobreza y dificultades, el desarrollo de la innovación y la investigación es doblemente necesario. Es el camino que adoptaron otras comunidades que mejoraron sus estructuras y su economía.

En el conflicto con los becarios del Conicet,  que llegó ayer  a un acuerdo sobre el  que se informa en otras notas de esta edición (ver páginas 12 y 13 ), Barañao aplicó a rajatabla el protocolo de gestión PRO. Intentó ajustar salvajemente, no atendió razones. Y solo cejó cuando la movilización de los damnificados lo forzó a retroceder. Un nuevo ejemplo de la gravitación de la acción directa, que sin frenar al oficialismo, al menos sosiega los embates más brutales de ministros de nueva hechura como Juan José Aranguren o con rodaje como Barañao. 

Si se permite al cronista una digresión relativa: cuesta entender cómo una figura con un camino hecho construye la repulsa de quienes lo respetaron, lo acompañaron incluso en la gestión por años. Le dan la espalda, merecidamente, compañeros, colegas, amigos del pasado. Es arduo hasta imaginar cuál será el fanatismo o los intereses velados que motivan tamaña mutilación en su capital personal.


Postales y simulacros: Las postales navideñas más potentes vienen de Jujuy o de las movidas de los científicos o de la renuncia de Constantini. El oficialismo les retruca con la imagen familiar de Macri, junto a la primera dama Juliana Awada y su hija Antonia levantando la copa. El massismo propone una entrañable foto trucada borrando el sushi de una reunión rosquera con el oficialismo, una berretada simpática que se menciona para aliviar el duro final de esta columna.

La Navidad encontrará a la mayoría de los argentinos peor que en la anterior. 

La preocupación por Milagro Sala ensombrece aún más el horizonte. El gobernador sanluiseño Alberto Rodríguez Saá tuvo el tino de deponer diferencias políticas  para poner su cuerpo junto a la militante social. Privilegió la repulsa a una violación de derechos humanos.

A la luz de lo sucedido el miércoles pasado es deseable que el ejemplo sea imitado por dirigentes de todo pelaje que disienten con Sala (o con el kirchnerismo más en general) y digan presente el día de la lectura del veredicto, asumiendo que hay niveles de importancia en la política y que el legítimo derecho a competir o disentir está por debajo de los de la libertad, la integridad física y la vida misma.

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