“El espacio fue un incentivo para producir más música y más nueva”, considera el pianista Marcelo Lodigiani cuando hace un balance de la primera edición del festival Nuevo Baires Tango. La ocasión es apropiada: la segunda edición comienza hoy a las 21 en el mismo lugar que ocupó en 2017: Al Escenario (General Lamadrid 1001, en la República de La Boca). La pianista Yasmina Raies y el grupo Tensión Tango animarán la primera velada. Este edición el festival cambiará su formato y se extenderá hasta noviembre cada viernes del año.
“La primera vez fue una experiencia fabulosa y mejoró nuestras expectativas porque además del nivel musical, que fue muy alto, el espacio trajo colateralmente la cuestión del encuentro”, recuerda el director artístico del Festival. “Muchos grandes músicos vienen haciendo su trabajo a pulmón, pero sin lugar en otros festivales, entonces después de cada noche se formaban grandes veladas de charlas y pasarse discos, descubrí que había una necesidad más grande”. Así que el puñado de fechas del año pasado se transformarán en una cantidad enorme de viernes con espacio para músicos locales, pero también “del interior y de otros países”, siempre con el tango como vanguardia.
Nuevo Baires tango sostiene la bandera de un tango vanguardista, experimental y abierto a las fusiones, las nuevas estéticas y exploraciones del género, sin pedir el pasaporte de quienes lo componen. “La ambición de este año es incorporar algunos grupos del interior, porque nos contactaron de Mendoza y Rosario, y también algunos músicos que hacen tango y viven en otros países”, señala Lodigiani. Por ejemplo, anticipa que dedicarán una noche a unos bandoneonistas brasileños y a un colega radicado en Canadá.
“Lo estético tiene que ver con lo que cada compositor elige para su obra, pero el abanico es enorme: hay gente que fusiona con el jazz, con lo étnico, con lo académico”, observa Lodigiani. “Se nota una revalorización de compositores como Rovira, que aquí no tuvieron gran difusión y afuera el interés es enorme, sobre todo en los compositores de vanguardia”, ahonda. Además, señala, son muchos los colegas que viven en Argentina y son reinterpretados por artistas extranjeros. Sus propias composiciones lo demuestran, lo mismo que las de Diego Schissi o Julián Peralta. Además, hoy no todo lo vanguardista es tributario de Astor Piazzolla, como sucedía hace un tiempo. “El tinte piazzolleano sirve como marketing, pero están apareciendo un montón de expresiones distintas”, celebra el pianista. Dentro de esas expresiones, menciona varias veces las corrientes académicas dentro del tango, una vertiente que él mismo motoriza en su labor como docente y que tendrá un lugar destacado en la programación 2018 del festival.
Además del encuentro entre colegas, el contacto con el público es imprescindible. Como en todos los espacios gestionados por los propios artistas, se pone de manifiesto la necesidad de acercar las distancias. “Había gente que se acercaba por la palabra ‘tango’ y se iban como bautizados por el ‘nuevo tango’”, rememora.
“El año pasado se dio lo que esperaba con el público porque eran grandes nombres los que venían, este año traté de abrir el abanico a formaciones menos conocidas, a músicos más jóvenes que se acercaron al encontrar el espacio”, cuenta. Ese fue uno de los principales resultados de la primera edición del encuentro: poner en evidencia la cantidad de artistas interesados en composiciones actuales sin espacio para mostrarse y compartir con colegas. “Hay que ser más abarcativos en las patas que involucra el tango, por eso habrá grupos con lo teatral, con el recitado en escena de nueva poesía tanguera, grupos con una pata en el jazz, algunos son sólo vocales, hay una variedad enorme de formatos.” La convocatoria original para este año fue, confiesa, “chica”, pero el entusiasmo de sus colegas habilitó una programación mucho más ambiciosa. “En el aire se nota que falta este espacio y que los músicos de tango buscan que Buenos Aires sea el centro, que la ciudad se debía ser la vanguardia, porque si no el centro de este movimiento era Europa u otros lugares porque acá no había espacio.”