Carrefour presentó ante el Ministerio de Trabajo el trámite del Procedimiento Preventivo de Crisis. La noticia viene a confirmar la intención de la compañía francesa de achicar su posición en el país. Algo de eso había trascendido a principios de año luego de una reunión entre directivos de la empresa y representantes gremiales, en donde se supo que la idea de Carrefour era despedir a 2700 empleados de un total de 19 mil y cerrar once establecimientos. Luego, la empresa dejó entrever que iba por 1000 retiros voluntarios, aunque nunca se confirmaron. “El objetivo es encontrar soluciones para garantizar la sustentabilidad de sus operaciones en Argentina”, justificó ayer Carrefour en un comunicado. La presentación del preventivo de crisis deja a un paso la posibilidad del ajuste en una de las principales cadenas de supermercados del país. Más allá de los problemas puntuales de esta empresa, las ventas en el sector de consumo masivo están afectadas por la perdida de poder adquisitivo debido a la suba de los alimentos y de las tarifas de servicios públicos.
Ayer por la mañana, el CEO de Carrefour Argentina, Rami Baitieh, realizó una videoconferencia en donde le comunicó a los gerentes y a los directores de la empresa francesa la decisión de presentar el procedimiento preventivo de crisis (PPC) ante el Ministerio de Trabajo. El PPC es una instancia de negociación con el gremio en la cual las empresa suele intentar aplicar cambios a la baja en las condiciones de trabajo (ver aparte).
A lo largo de la jornada, los empleados comenzaron a enterarse de la novedad. El discurso de la empresa es que “esto no implica ni el cierre de sucursales ni despidos de personal”, aunque ese compromiso no resulta creíble entre los empleados. “La empresa está atravesando una situación económica compleja tras tres años de pérdidas. La apertura de este diálogo, junto al Sindicato de Empleados de Comercio y el Gobierno, le permitirá plantear un plan para reimpulsar su crecimiento. Carrefour confía en encontrar rápidamente las soluciones necesarias, junto a las partes involucradas, y reagrupar los esfuerzos para mejorar día a día su relación con los clientes”, dijo Carrefour en el comunicado de ayer.
“Esperábamos esto porque estábamos al tanto del plan de reducción de Carrefour. Ellos tienen un plan de achique en la cabeza al que no piensan renunciar. Y mandan a los directivos a decirle a la gente que no va a haber despidos. Carrefour no está actuando de buena fe”, dijo a este diario Mario Amado, delegado gremial de la sucursal de Warnes de Carrefour. A fines de marzo, los trabajadores de la sucursal de Warnes realizaron jornadas de vigilia en el establecimiento para evitar lo que consideraban un cierre inminente, que intuían a raíz del vaciamiento de los locales comerciales y de los depósitos dentro del hipermercado en un contexto muy flojo en términos de ventas. La sucursal Warnes sigue operando normalmente.
El temor de los trabajadores de la sucursal Warnes se encuadra en un plan de ajuste que la empresa presentó a comienzos de año ante la Federación Argentina de Empleados de Comercio el cual incluía más de 2500 despidos y el cierre de once locales en todo el país. El ajuste vendría de la mano de la nueva dirección de la filial argentina a cargo del francés Rami Baitieh en reemplazo de Daniel Fernández, quien fue CEO durante los últimos doce años y salió de la firma junto a casi todo el resto del comité ejecutivo. Baitieh viene de dirigir la filial de Carrefour en Taiwan. Los trabajadores de la empresa advierten que el achicamiento comenzó hace rato. “Carrefour tenía 21 mil trabajadores y luego de comprar los 129 locales de Eki y abrir 300 pequeños locales tiene 19 mil trabajadores”, relató Amado.
Según los últimos datos disponibles elaborados por el Indec, el sector del supermercadismo contaba en enero pasado con 93.030 asalariados (82.177 cajeros, administrativos y repositores y 10.853 gerentes y supervisores), lo que representa una baja de 3,9 por ciento frente al mismo mes del año pasado, unos 3500 empleados menos. En tanto, las ventas medidas en cantidades mostraron en enero una caída de 3,1 por ciento en la comparación interanual. Hace un año, las ventas a precios corrientes aumentaron un 21,2 por ciento (entre enero de 2017 y enero de 2016). Pero la inflación en ese período estaba en el 37 por ciento. Esto implica que el sector acumula dos años de fuertes caídas del consumo masivo.