Los gordos e independientes de la CGT pretendían darle inicio al proceso de renovación de sus autoridades sin embargo ayer sufrieron un fracaso un tanto inesperado. El esfuerzo realizado previo a este encuentro y al que se sumaron las cuatro horas que duró la reunión del Consejo Directivo no lograron alcanzar este primer objetivo. La decisión de los dirigentes que responden a Luis Barrionuevo de no sumarse a las necesarias renuncias al Consejo para que se declare la acefalía y justificar así la convocatoria para elegir nuevas autoridades, obligó a que se acordara pasar a un cuarto intermedio hasta el próximo 3 de mayo cuando volverán a reunirse. En el fragor de la discusión se olvidaron de las paritarias a la baja que se están cerrando, los tarifazos que perjudican a sus afiliados y hasta el acto del primero de mayo.

Ayer parecía que los organizadores de la reunión habían logrado resolver las diferencias e incluso el Consejo funcionó con un número importante, 30 de 35, pero hubo un requisito de por sí un tanto antipático que era imprescindible consensuar para poder avanzar en la renovación de autoridades. Se trata de la presentación de renuncias a los cargos en el Consejo que dejen acéfala a la central obrera y, por lo tanto, dar los pasos necesarios para convocar a un congreso extraordinario. Eso no ocurrió luego de que el triunviro Carlos Acuña, que responde al gastronómico Luis Barrionuevo, anunció que no tenía en mente presentar su dimisión y, como tal, el resto de los secretarios que integran el Consejo y que responden a Barrionuevo. Tanto Héctor Daer como Juan Carlos Schmid quedaron atónitos. Sobre todo el titular del gremio de sanidad que aspira a ser el futuro el secretario general. La sorpresa de la decisión se basó en un inesperado cambio de opinión del jefe de Acuña, Luis Barrionuevo, quien había asegurado que no pensaba participar de ningún armado sindical. Pero ayer ocurrió que el Consejo aceptó la renuncia de la UOM a la secretaría del Interior que presentó en diciembre pasado y en su reemplazo asumió el primero vocal, a la sazón Luis Cejas (viajantes de comercio) que responde al gastronómico. Esto provocó que el sector que proviene de la CGT Azul y Blanca incrementara su representación dentro del Consejo Directivo por lo que los acuerdos del miércoles se desvanecieron ayer.

La discusión no encontró destino y por eso acordaron pasar a un cuarto intermedio hasta el 3 de mayo por lo que la posibilidad de realizar un congreso quedó postergada para fines de agosto si es que se respetan los plazos de convocatoria que prevén lo estatutos de la central obrera.

Cuando terminó la reunión ninguno de los triunviros bajó a la conferencia de prensa y dejaron solo a Jorge Sola en su calidad de secretario de Prensa para explicar lo sucedido. El representante del gremio del seguro, ex aliado del moyanismo, se paró frente al atril y mirando hacia adelante aseguró que “la CGT recuperó su funcionamiento y normalidad” para pasar sin inmutarse a brindar dos informaciones como la solidaridad con el ex presidente Lula y el envío de un anteproyecto de ley sobre riesgo de trabajo al Congreso. Recién después habló de la renovación de autoridades: “Esa discusión no se agotó y, por lo mismo, se convino un cuarto intermedio por lo que el triunvirato y el consejo directivo continúan funcionando y tienen mandato hasta 2020”, dijo. Luego, ante las preguntas aseguró que “no hubo discusión de fechas del Confederal y de convocatoria al Congreso Extraordinario que debe elegir nueva conducción. La futura central debe ser consagrada sobre la base de la representatividad, los objetivos que se propone y el futuro de país al que aspira. La CGT no es ni será oficialista pero apuesta al diálogo, porque el gobierno es el espejo -como siempre- del poder de turno. El Ejecutivo debe negociar con el movimiento obrero porque los trabajadores son otra de las patas del poder”.

La frase de Sola lejos de realzar la condición de la central obrera terminó por desnudar la debilidad en la que está envuelta ya que está inmersa en su crisis interna mientras el gobierno de Cambiemos avanza con sus políticas de ajuste. Por caso, cuando PáginaI12 preguntó si se había discutido el estado de las paritarias, el secretario de Prensa de la CGT dijo que “el consejo directivo no analizó el tema paritario porque esa realidad le corresponde a cada gremio, que lo lleva adelante según su característica particular de actividad”. Sin duda, el desgastado triunvirato y el Consejo Directivo también están mostrando lo alejados que están de representar una de las pata del poder como señaló Sola. Una situación que perjudica a los trabajadores y, sobre todo, favorece a los intereses de la Casa Rosada.

Enterado de lo ocurrido en la sede de Azopardo, varios dirigentes sindicales que no integran el Consejo Directivo coincidieron en definir el tropiezo de ayer como “una barbaridad y aberración” pero también el crecimiento inesperado del poder de Barrionuevo dentro del Consejo Directivo que resulta también una buena noticia para Cambiemos.

Si bien todo parece haber congelado por un mes, en realidad el 17 de abril próximo hay pautado una “cumbre sindical” donde se pretendía afianzar la lista de consenso que encabezaría Daer y que ahora deberá ser utilizado para restañar las diferencias y avanzar con más seguridad en la renovación. El mitin se realizará en la Confederación de Gremios Energéticos que conduce Guillermo Pereyra quien ayer dijo que aspira a “una CGT más peronista y más dialoguista”.