Valiéndose de la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) de rechazar por 6 a 5 el hábeas corpus a Lula, el juez Sergio Moro aceleró las respuestas negativas del Tribunal de Río Grande do Sul: recibió de ese Tribunal el mandato de decretar la prisión de Lula. De inmediato Moro decretó que Lula debería presentarse en Curitiba hoy hasta las 17 horas.
Moro quiere crear así el mejor escenario para disfrutar de lo que la derecha tanto desea. El juez está apurado porque sabe que muy probablemente el STF va a restablecer luego la presunción de inocencia, presente en la Constitución brasileña.
Desde la sesión del STF Lula se movió entre el Instituto Lula y su departamento en San Bernardo do Campo. El estaba invitado a participar de la apertura de un Congreso Nacional de Bancarios en San Pablo, pero anoche asistió a un gran acto en el Sindicato de los Metalúrgicos del ABC, cerca de su casa.
¿Qué reacción tendrá Lula a esa amenaza? Hay un recurso todavía en el Supremo Tribunal Federal, que cayó en las manos de un juez favorable al hábeas corpus a Lula, que sus abogados pueden apelar para alegar que por ello el decreto de prisión no es todavía valedero. Eso, a nivel de reacción jurídica.
En términos políticos, Lula no se presentará nunca en los términos que quiere Moro. El PT convocó a una concentración de masas permanente frente a la casa de Lula. Como diciendo que, si quieren, vayan a buscarlo en medio del pueblo. Gran cantidad de personalidades también van a estar con Lula.
La situación del más grande líder político brasileño acusado y condenado en un proyecto fallido es absolutamente inédita. Puede que Moro haya ido con demasiada sed al pozo y que algún sector del Poder Judicial frene sus ansias de protagonismo. Ya hay quienes dicen que, aunque sea detenido y no logre salir de inmediato, Lula solo cumpliría un máximo de dos años de su condena. Pero la mayoría cree que Lula lograría salir mucho después, lo cual revertiría la operación en su contra, transformándolo definitivamente en un mártir. Lula ya ha reafirmado que, caso en caso de ir preso, será un preso político, el primer preso político en Brasil después de la dictadura militar. Y, como ha reafirmado en sus últimos discursos: “Si no me dejen caminar, yo caminaré por las piernas de ustedes. Si no me dejan hablar, hablaré por la voz de ustedes.”
Nadie duda de su fuerza moral. Algunos creen que él debiera refugiarse en una embajada, pero esa alternativa nunca ha estado en los planes de Lula. El siempre ha citado los ejemplos de lideres que han tenido que sacrificarse, como Mandela, sin nunca haber huido de la lucha.
Lula se vuelve, todavía más, la personificación de las esperanzas de la gente para oponerse a un sistema podrido, que lo condena sin crimen, ni pruebas. Puede ser una operación que proyecte todavía más a Lula en el corazón del pueblo, como única vía de solución de la crisis a la que la derecha ha arrastrado a Brasil.