Desde Santa Fe

La investigación al juez federal Nº 1 Reinaldo Rodríguez por una maniobra con títulos públicos en default ‑en la que ya fueron condenados un financista y su abogado a dos años y diez meses de prisión‑ quedó en vía muerta. El juez federal Nº 2 Francisco Miño que debía indagar ayer a su colega por presunto "fraude a la administración pública", "prevaricato" e "incumplimiento de deberes" suspendió la audiencia, se apartó de la causa y la giró a un tercer magistrado: el juez federal de Rafaela Miguel Abásolo, quien antes de ocupar ese cargo fue secretario penal del propio Rodríguez y del antecesor de éste, Víctor Brusa. Rodríguez había recusado a Miño por presunta "enemistad manifiesta", éste rechazó el planteo, pero igual se desligó de la pesquisa con el criterio de que si su par desconfiaba de su "imparcialidad" lo mejor era dar un paso al costado en aras de la "justicia" y la "transparencia". 

La noticia de la indagatoria fallida la dio el propio juez Rodríguez. No en palabras, pero sí con un gesto inequívoco: llegó al Tribunal a las 10.04, cuatro minutos después de la hora fijada para la audiencia, bajó de su auto oficial, saludó al fotógrafo que le apuntaba con su cámara y caminó a paso tranquilo hacia su despacho de la planta baja. El Juzgado Nº 2 ocupa el primer piso. Con lo cual quedó a la vista que Miño ya se había desligado de la investigación, así que con el correr de las horas trascendió la causa: había desestimado la recusación de Rodríguez, pero en el plano formal, porque en la práctica decidió apartarse de la causa como un "signo de transparencia". Y notificó a Abásolo que a partir de ahora le tocará "intervenir" a él.  

La indagatoria al juez Rodríguez la solicitó el fiscal Walter Rodríguez apenas terminada la feria, el 9 de febrero. Miño se tomó un mes y recién la ordenó a mediados de marzo. Y ahí comenzó la estrategia de la defensa. El investigado recusó a Miño por supuesta "enemistad manifiesta" y ofreció como testigos a 23 magistrados y funcionarios de la Justicia Federal de Santa Fe, Paraná y Rafaela para que declaren en la causa sobre la relación "funcional" y "personal" entre ambos jueces, el que investigaba y el imputado. Lo llamativo que en esa lista, Rodríguez propuso el testimonio del fiscal que pidió que lo investigaran: Martín Suárez Faisal; el de los tres jueces del Tribunal Oral de Santa Fe que ordenaron investigarlo: Luciano Lauría, María Ivón Vella y José María Escobar Cello y el del fiscal que lo investigó, Walter Rodríguez. Todo, para recusar al juez que lo investigaba y había ordenado su indagatoria, que era Miño. De paso, también incluyó entre los 23 a su ex secretario penal Abásolo, que habrá que ver si acepta la causa que le mandó Miño o la rechaza.   

En la recusación, Rodríguez llegó a afirmar que Miño lo consideraba un "enemigo" o tenía cierto "resentimiento" con él, al punto que ni siquiera se hablaban. "No nos hemos dirigido el saludo, no existe comunión ni coordinación entre ambos", planteó. Su defensa está a cargo del penalista rosarino Gabriel Oscar Romero

Miño lo desmintió. Sostuvo que la relación con Rodríguez había sido "muy buena", que "jamás" tuvo ningún conflicto con su colega.  Y que "jamás" ocurrió algún hecho que desencadenara el "rechazo o la animadversión" de uno hacia el otro.

Rodríguez planteó que en una denuncia contra él por supuesto "prevaricato" Miño se apartó e invocó el hecho como prueba de la recusación. Miño aclaró que lo hizo por delicadeza y decoro y no por "enemistad manifiesta", como sostuvo su recusante.

Miño tampoco dejó pasar que Rodríguez en su intento de apartarlo de la causa solicitó que citen a 23 magistrados y funcionarios del fuero federal para que declaren sobre la relación entre ambos. A su juicio, ese pedido de su colega lo dice todo: es un "intento de autopreservación", más que una causa de recusación. Sin embargo, y a pesar del retruque a Rodríguez, Miño resolvió apartarse de la causa en aras de la "justicia" y la transparencia" y notificó a Abásolo que ahora le tocará intervenir a él en la investigación a su ex jefe.