Luiz Inácio Lula da Silva cumplirá con la orden de que libró en su contra el juez Sergio Moro. Lo anunció ante la multitud que hace casi dos días se instaló en la sede del sindicato metalúrgico de San Bernardo do Campo, en las afueras de San Pablo, donde dejó en claro por qué lo detienen. “El crimen que cometí fue sacar a millones de la pobreza”, dijo y avisó que aún encarcelado no podrán con él porque “hay millones de Lula para andar por mí y no tiene como pararlos, no tienen cómo parar mi sueño”.
Lula se dirigió a las miles de personas que estaban fuera de la sede sindical que fue su cuna política tras la ceremonia religiosa que se realizó allí en recuerdo de su esposa Marisa Leticia Rocco, fallecida en febrero del año pasado. “No se entrega” y “Lula libre”, corearon en reiteradas ocasiones sus seguidores, que también manifestaron su desazón cuando el líder del PT anunció que cumpliría lo dispuesto por el juez Moro.
“Voy a respetar el mandato de ellos. Quiero que se transfiera la responsabilidad. Ellos creen que lo que pasa en el país es por mi causa. No quieren la confianza del pueblo en el PT”, explicó el ex presidente, que alentó a los militantes a tomar la posta mientras esté preso y les dejó un avisó a quienes lo encarcelan. “Yo no soy un humano, soy una idea mezclado con las de ustedes”, se dirigió a quienes lo escuchaban.
Lula arrancó diciendo que tiene “motivos de orgullo y esperanza” porque hay “gente joven que asume la política por el bien de la república, gente dispuesta a asumir la política” y agradeció a varios de los que lo acompañaban en el palco, que estuvieron a su lado desde que Moro lo intimó a presentarse y que en algunos casos hablaron en el marco de la ceremonia religiosa.
A la primera en agradecerle fue a Dilma Rousseff, a quien mencionó después cuando le imprimió un tono decididamente político a su discurso. “El golpe empieza con Dilma y termina con la decisión de que Lula no sea candidato a la presidencia”, remarcó.
A esa altura ya había dicho que “se instaló la idea de que soy un ladrón”, que es “el único ser humano procesado por un departamento que no es mío” y que “mintieron cuando dijeron que el departamento era mío”. Acusó por ello a Moro, a los fiscales y también a la prensa. Apuntó en particular a O Globo y varias veces puso de manifiesto cómo ese multimedio opera para poner a la opinión pública en su contra y su papel de ariete en una campaña con la que “han creado un clima de guerra denigrando a la política” de Brasil. “Tengo tapas y tapas de diarios y revistas que me han atacado”, agregó.
Lula reivindicó a la justicia, pero a la “justicia justa, basa en pruebas”. En esa línea, señaló que es inaceptable “que un fiscal diga que el PT es una organización criminal nacida para robarle a los brasileños y que Lula es el jefe y no hacen falta pruebas. Un ladrón no pediría pruebas”.
“Me gustaría hacer un debate con Moro y que me muestra las pruebas”, desafió al magistrado para luego señalar que el crimen que cometió fue “sacar a millones de la pobreza”. “Soñé que los niños de la periferia podían llegar a las mejores universidades, que podría haber fiscales nacidos en las favelas del país. Soñé que gente sin tierra acceda a la tierra. Los pobres han podido comprar autos y viajar en avión. Si ese es mi crimen, quiero que me conozcan como el criminal que cometió ese crimen”, completó.
“No quieren que el pobre pueda ser elegido. Según la lógica de ellos, el pobre no puede salir de su categoría. Quieren la foto de Lula preso, imagino el entusiasmo ante esa imagen, van a tener un orgasmo múltiple”, habló de quienes lo quieren tras las rejas y fuera de la política y vaticinó que “la historia va a probar que quienes cometieron el crimen fueron los que me acusaron”.
En el terreno de los vaticinios dijo que “no tienen como parar” el sueño que puso en marcha cuando fue presidente de que los pobres superen esa condición y puedan ir a la universidad y tener una vida digna porque “hay millones de Lula para andar por mí y no tiene como pararlos”.
“Van a ver que voy a salir más fuerte, más firme, mejor de lo que soy ahora. Tengo 50 años de trayectoria política. No hay manera de pagar tanto cariño, es motivo de orgullo ver a una generación que defiende el derecho a ser presidente. Un enorme abrazo, no vamos a bajar la cabeza, voy con la cabeza en alto. Estoy seguro que saldré absuelto”, cerró su discurso y con un “muchas gracias a mi pueblo querido”, retribuyó el afecto que sintió aún más minutos después, cuando al bajar del escenario la multitud lo llevó en andas”.