Es bastante inusual lo que sucede por estas horas en el Teatro Nacional Cervantes (TNC): se forman largas filas sobre la vereda y el cordón de la calle Libertad para retirar entradas, las salas están llenas --los palcos inclusive--. Por las butacas circula el mate y el tráfico de personas de todas las edades es incesante. Recorren rincones del edificio que el resto del año no se pueden visitar. Y todo gira alrededor de Karl Marx. La conducción del teatro eligió esta figura --con la excusa de los 200 años de su nacimiento-- para inaugurar la temporada 2018. De más de 12 horas de duración, el encuentro procura evadir la solemnidad con propuestas para distintos tipos de público. Participa una larga lista de artistas y pensadores.
Marx Nace es el nombre de la jornada organizada por el Cervantes y el Goethe-Institut, con apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo y curaduría de Fernando de Leonardis y Carla Imbrogno. No es un congreso sobre marxismo; tampoco un ciclo de espectáculos. Desde pasadas las 10 y hasta las 23, hay lecturas comentadas de escritos del autor, performances de sus textos de ficción, diálogos, filosofía, música y proyecciones. "La jornada pone a circular pensamientos, reflexiones y saberes desde una propuesta que contiene en sí misma una fuerte dosis de teatralidad: espectadores circulando por diferentes lugares del edificio; acciones simultáneas donde se cruzan géneros; el teatro abierto durante 12 horas, como un órgano vivo y una caja de resonancia de conflictos contemporáneos", definió el director del TNC, Alejandro Tantanian, en diálogo con Página/12.
La programación está dividida en secciones. Una de ellas, "Marx a escena", quedó inaugurada al mediodía con una propuesta musical y filosófica encabezada por Darío Sztajnszrajber. Fue una de las opciones más convocantes. "A Marx siempre se lo da por muerto y, sin embargo, siempre retorna. Cuando algo muere, puede sobrevivir como fantasma", afirmó, citando a Derrida y quizás dando en el corazón del evento. Entre hits como "Cerca de la revolución" y "Vencedores vencidos", desmenuzó los "espectros" que sobreviven de la teoría marxista.
La Columna Durruti, con concepto e interpretación de Maricel Alvarez y Emilio García Wehbi, estuvo a cargo de la lectura performática de la novela inconclusa y satírica Escorpión y Félix, que Marx comenzó a escribir a los 19 años. "Pareciera que cuando cayó el muro de Berlín, él cayó arrastrado al olvido. Pero de ningún modo podríamos decir que la utopía marxista está demodé. No hay que claudicar", remarcó el director teatral. En uno de los camarines del tercer piso, para no más de 15 personas, se ofrecía un recorrido acusmático por la trágica e intensa vida de Marx, dirigido por Rubén Szchumacher. Por otra parte, Naty Menstrual recitará poemas y un monólogo de la tragedia Oulanem y 34 puñaladas cerrará la sección escénica con un espectáculo preparado para la ocasión.
La cuota teórica la aportan las charlas. Las hay de dos tipos: exposiciones de 45 minutos en las que escritores, sociólogos, historiadores, traductores, editores, economistas, filósofos y politólogos comentan distintos aspectos de la obra del autor. La otra opción son los "Diálogos marxianos", en los que un moderador conduce la charla de tres invitados. Participan Florencia Abbate, Rolando Astarita, Hernán Camarero, Martín Felipe Castagnet, Emilio de Ipola, Esther Díaz, Alberto Díaz, Gerhard Dilger, Mariana Dimópulos. También, Laura Fernández Cordero, Carlos Gamerro, Eduardo Grüner, Claudia Kozak, Gabriela Massuh, Pablo Nocera, Ariel Petruccelli, Felipe Pigna, Mariano Repossi, Beatriz Sarlo, Juan José Sebreli, Maristella Svampa, Damián Tabarovsky, Damiano Tagliavini, Horacio Tarcus, Miguel Vedda y Eugenia Zicavo.
Las palabras de una de las oradoras, Laura Fernández Cordero, a lo mejor aporten para entender más sobre el espíritu de esta jornada: "En momentos de recrudecimiento del neoliberalismo, no estamos más que ante el capitalismo puro y duro. Y Marx fue uno de los analistas más brillantes del capital y de sus lógicas", dijo a este diario. El mal clima de la mayor parte del día no impidió que en la puerta del teatro de Libertad 815 se armaran largas filas, como ocurrió antes de las charlas de Pigna y Sarlo. Por momentos, paraguas en mano. Las entradas se retiran quince minutos antes de cada actividad. Dentro del teatro hay, además, una feria de libros y un stand en el que se vende merchandising del evento: señaladores, postales, libretas y bolsas con el rostro del filósofo. Una pequeña paradoja. Las proyecciones de cortos y de Noticias de la Antigüedad ideológica, Marx-Eisenstein-El capital, de Alexander Kluge, completan la propuesta.