Estados Unidos inició ayer el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera con México, tal como lo ordenó esta semana el presidente Donald Trump para combatir la inmigración irregular hasta que esté terminado el muro fronterizo. “Tropas de la Guardia Nacional se están desplegando para apoyar las misiones de seguridad fronteriza”, informaron en un comunicado conjunto el jefe del Pentágono, James Mattis, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen.
El Pentágono autorizó el uso de 4000 soldados de la Guardia Nacional, aunque no concretó cuántos se han desplegado hasta el momento ni dónde.
La Guardia Nacional es un cuerpo de reserva de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos bajo control de los estados, razón por la cual su despliegue depende de los gobernadores.
Antes de que se conociera el comunicado de Mattis y Nielsen, Texas ya había anunciado el “inmediato” despliegue de 250 militares en su tramo de frontera por orden de su gobernador, Greg Abbott. Se trata de 250 efectivos cuyo despliegue se completará en las próximas 72 horas y que se suman a un centenar de guardias nacionales que Texas ya tenía en la frontera desde una crisis migratoria de 2014.
En tanto, organizaciones de derechos civiles que advierten sobre el endurecimiento de las políticas migratorias del presidente Donald Trump y denunciaron que las autoridades estadounidenses arrestaron el pasado jueves pasado a 97 inmigrantes en una planta de procesamiento de carne en el estado de Tennessee, en lo que calificaron como la redada más grande en una década informaron hoy medios estadounidenses. Del casi centenar de detenidos, diez fueron arrestados por cargos federales de inmigración, una persona fue arrestada por cargos estatales y 86 fueron detenidos por estar ilegalmente en el país, según informó la portavoz de la Oficina de Inmigración y Aduanas (OIA), Tammy Spicer.
“La gente está aterrada”, dijo por su parte Stephanie Teatro, co-directora ejecutiva de la Coalición de Derechos de los Inmigrantes y Refugiados de Tennessee, una organización estatal que estableció centros de información donde los parientes pueden acudir a declarar si sus seres queridos están desaparecidos.
El gobernador de Arizona, Doug Ducey, también anunció hoy el envío a partir de la próxima semana de 150 soldados de la Guardia Nacional a su zona fronteriza. Abbott y Ducey son republicanos, igual que la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, que, sin dar todavía cifras, expresó su apoyo a la medida. Todavía no se conoce la decisión del cuarto estado que comparte frontera con México, California, cuyas autoridades demócratas se han opuesto a esta clase de medidas del gobierno de Trump.
El mandatario republicano ordenó este miércoles la militarización de la frontera ante lo que considera un aumento intolerable de la inmigración ilegal. La medida llegó luego de que el fin de semana pasado se conociera que una caravana de cientos de inmigrantes centroamericanos recorría México hacia Estados Unidos.
La ley estadounidense prohíbe usar a los militares para tareas de seguridad y orden público a nivel nacional, por lo que la Guardia Nacional tendrá un papel limitado en la frontera y no podrá dedicarse a detener inmigrantes que lleguen a la zona limítrofe.
Se espera que la Guardia Nacional ayude a los agentes fronterizos en tareas de “detección aérea, transporte, reparación del muro fronterizo y apoyo logístico”, explicó la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Trump no es el primer presidente estadounidense que envía militares a la frontera con México: en 2006, George W. Bush ordenó desplegar allí a unos 6.000 miembros de la Guardia Nacional, y Barack Obama destinó a 1200 efectivos de ese mismo cuerpo en 2010.
Trump fundamenta su decisión con el argumento de que la seguridad nacional está en peligro, pero en realidad no ha habido cambios significativos en la situación en la frontera. Si bien últimamente ha habido un aumento de las detenciones respecto del año pasado, las cifras van en general en retroceso desde hace años. El presidente se muestra frustrado por no poder avanzar en la construcción de su muro y sus bases han criticado la falta de progreso en este asunto, por lo que el envío de la Guardia Nacional se interpreta como un intento del mandatario de mostrar fuerza.