Pie grande de Pie Grande y los Henderson. ¿Qué podía seguir a una comedia sobre el encuentro de una familia con un descendiente de los Gigantopithecus? Una sitcom. Al bicho peludo y con cara de buenazo lo apodaban Harry, intentaba adaptarse a las costumbres humanas y lo escondían de sus chismosos vecinos. Eso sí... medía más de dos metros, no se alimentaba de gatos, y por la falta de habla se privó de un latiguillo como “¡No hay problema!”.
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