El presunto bombardeo con gas tóxico imputado al régimen sirio que habría dejado decenas de muertos en Duma provocó ayer una ola de protestas internacionales, entre ellas la del presidente estadounidense, Donald Trump, que trató de “animal” al presidente Bashar Al Assad por este “ataque insensato”. El régimen de Assad y su aliado ruso desmintieron un ataque con armas químicas en Duma, último bastión rebelde de Guta Oriental, región al este de Damasco que el ejército sirio está a punto de reconquistar en su totalidad. Por su parte, el gobierno iraní dijo que era un complot contra Siria.

“Presidente Putin, Rusia e Irán son responsables por apoyar al Animal Assad. Alto precio a pagar”, afirmó Trump en un par de tuits que comienzan con una discusión sobre el ataque en Guta Oriental, donde rescatistas afirman que fuerzas leales al régimen usaron gas de cloro.

Los Cascos Blancos, los socorristas que operan en las zonas rebeldes en Siria, un grupo insurgente así como la oposición en el exilio acusaron al régimen de haber llevado a cabo el sábado en Duma ataques con armas químicas.

En un comunicado conjunto, los Cascos Blancos y la organización no gubernamental SAMS (Syrian American Medical Society) afirman que 48 personas murieron en este ataque con “gas tóxico”. También dieron cuenta de “más de 500 casos, en su mayoría de mujeres y niños” que presentan “síntomas de una exposición a un agente químico”.

A iniciativa de Francia, nueve países solicitaron una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para hoy. Poco después, Moscú solicitó otra reunión del Consejo, no para tratar específicamente sobre Siria sino sobre “amenazas a la paz en el mundo”, según fuentes diplomáticas. 

Un video difundido por los Cascos Blancos en Twitter y presentado como grabado luego del presunto ataque químico, muestra una maraña de cuerpos sin vida, incluidos los de mujeres y niños, con espuma blanca saliendo de sus bocas.

Firas al Dumi, socorrista en Duma, habló de “escenas espantosas”. “Había muchas personas sofocándose, algunas murieron inmediatamente”. “Era una masacre. Había un olor muy fuerte que provocó dificultades respiratorias en los socorristas”.

Fue imposible confirmar estas informaciones por fuentes independientes. El régimen calificó estas acusaciones de “farsa” y “fabricaciones”. Moscú desmintió con firmeza estas informaciones. Irán, otro aliado del gobierno sirio, consideró que estas acusaciones son un nuevo “complot” contra el gobierno de Assad.

“No existe una guerra buena y una guerra mala, y nada puede justificar el uso de tales instrumentos de exterminio contra personas y poblaciones inermes”, dijo el papa Francisco en la plaza San Pedro.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo estar “particularmente alarmado” por el presunto uso de gas.

La Unión Europea (UE) afirmó, a través del Servicio Europeo de Acción Exterior, que hay “indicios” de que el régimen sirio llevó a cabo un ataque químico en Duma, e instó a Rusia e Irán a evitar otro ataque.

El régimen sirio, que recibe un fuerte apoyo de Rusia, controla más de la mitad de Siria, país desgarrado por una guerra que dejó más de 350.000 muertos en siete años. En Guta Oriental, luego de lanzar el 18 de febrero una campaña de bombardeos acompañada por operaciones terrestres, Assad logró reconquistar más del 95% del territorio.

Los bombardeos y los acuerdos de evacuación de combatientes y civiles impulsados por Rusia, permitieron consolidar su presencia en la región.

Tras el fracaso de las negociaciones con un último grupo rebelde, Yaish Al Islam atrincherado en Duma, las fuerzas del régimen reanudaron el jueves los bombardeos y operaciones, que habían cesado hace unos diez días.

Pero parece ser que el régimen obtuvo lo que buscaba, puesto que, según la agencia oficial Sana, anoche comenzó la evacuación hacia el norte de Siria de los rebeldes y sus familias, en virtud de un pacto cerrado ayer con Yaish Al Islam. 

El comandante del centro ruso para la reconciliación entre las partes, Yuri Evtuchenko, había indicado antes que “100 autobuses” llegaron al lugar que “todo (estaba) previsto para la evacuación de 8.000 combatientes y cerca de 40.000 familiares suyos”.