PáginaI12 En Brasil
Desde Brasilia
Cuarenta y cinco horas después del arresto de Luiz Inácio Lula da Silva en Curitiba, el Partido de los Trabajadores (PT) anunció que lo ratificó como su candidato a la presidencia en los comicios del 7 de octubre. “Reiteramos hoy (por ayer) en la comisión ejecutiva del PT que registraremos la candidatura el 15 de agosto. Si no lo hiciéramos el partido perdería en coherencia, perdería en espíritu de lucha, perdería por no ser solidario, perdería políticamente”, argumentó Gleisi Hoffmann. La presidenta petista está en Curitiba desde el sábado a la noche, poco antes del aterrizaje de un pequeño avión Cesna de la Policía Federal en el que arribó el ex presidente posteriormente alojado en una celda del cuarto piso de la Superintendencia de la Policía Federal.
La postulación de Lula ocurrirá “bajo cualquier circunstancia”, incluso si estuviera privado de la libertad. “No abandonamos a un inocente, y por ser inocente tiene derecho a ser candidato, además Lula ya no es sólo el candidato del PT, es el candidato de una parte importante del pueblo brasileño que a pesar de la persecución que sufre continúa apoyándolo con índices altísimos de preferencia.”
Antes del encuentro de la Ejecutiva, miembros del PT manifestaron la intención de instalar provisoriamente la dirección partidaria en Curitiba mientras Lula continúe siendo un “preso político”.
Ayer arribaron más colectivos para sumarse a la vigilia en el campamento Lula Libre, convertido en un agitado punto de debates de petistas, campesinos sin tierra, comunistas, montado a unos doscientos metros de la Superintendencia policial.
De hecho, en los últimos días la capital política del país parece haberse desplazado de Brasilia, donde tiene sus oficinas un presidente Michel Temer carente de legitimidad y autoridad, hacia esta Curitiba sobresaltada por el huracán Lula. Sucede que la atención nacional puso su foco en la celda de 15 metros cuadrados que aloja a un recluso cuyo tiempo se reparte entre la lectura del recientemente aparecido ensayo La Elite del Atraso de Jesse Souza y reflexionar sobre la estrategia a seguir para impedir la proscripción a la que quieren empujarlo sus carceleros asociados a sus enemigos políticos. Uno de ellos, Michel Temer, comenzó a analizar la posibilidad de retirarle la escolta y el vehículo al que tienen derecho todos los ex presidentes.
Desde el sábado Lula fue obligado a permanecer en una habitación separada del resto de los internos. Sólo puede recibir a familiares una vez por semana y a reunirse diariamente con sus abogados. Hoffmann solicitó que se revise esa reglamentación, en cuyo diseño participó el juez Sergio Moro, para que hoy pueda conversar con una decena de gobernadores de la región nordeste que viajarán a Curitiba.
“Conversé con los abogados del presidente que hoy lo visitaron, él está bien, firme, es un luchador, transforma la tristeza en fuerza para luchar, pero nos preocupa mucho su situación en la celda, es un lugar simple y decente, pero él está incomunicado, no puede tomar sol, no puede hacer ejercicios, es un hombre de 72 años que necesita algún cuidado”, contó Hoffmann.
Además de la agenda política nacional, Lula tendrá otra con personalidades extranjeras.
Para las próximas semanas se aguarda la llegada del ex mandatario uruguayo, José Mujica, y no se descarta la del premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel.
Paraná es uno de los estados donde surgió un antipetismo rabioso a caballo de las movilizaciones multitudinarias, mayoritariamente blancas y de clase media, que precedieron la destitución de Dilma Rousseff en 2016.
En el interior de esa provincia sureña fue baleada una caravana lulista hace dos semanas, cuando las autoridades locales dijeron que faltaban elementos para afirmar que trató de un atentado político. Ante ello el PT solicitó que la policía provincial sea separada de la investigación, pero no tuvo respuesta favorable.
Los rubicundos policías que el sábado hirieron a por lo menos ocho militantes cuando coreaban “Lula Libre” ayer dejaron que un ultraderechista se infiltre en el campamento donde se realiza la vigilia. El sujeto pidió tomarse una foto con la precandidata presidencial Manuela D´Avila, del Partido Comunista, y cuando ella se le acercó le dijo que era seguidor de Jair Bolsonaro.
Hubo un revuelo de militantes pero se evitó que el provocador lograra su cometido. Poco después un comité de partidos y organizaciones populares en defensa de la democracia, que funciona en el campamento, acusó a la policía de “complicidad” con el infiltrado.