Con el ajuste aplicado a comienzos de mes, el aumento acumulado en los últimos dos años en el precio del metro cúbico de gas podría llegar hasta el 4000 por ciento para un cuarto de los hogares. Los potenciales afectados por semejante incremento son aquellos usuarios que en el invierno de 2015 abonaron un valor promocional por haber ahorrado un 20 por ciento en su consumo y en la actualidad terminarían pagando la tarifa plena.
El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner aumentó las tarifas de gas en abril de 2014 a través de la resolución 226, pero introdujo un fuerte incentivo al ahorro que consistía en mantener los valores sin cambios a quienes redujeran su consumo al menos un 20 por ciento. Como el invierno de 2015 fue bastante cálido, cerca del 25 por ciento de los hogares fueron alcanzados por ese beneficio.
Cuando el gobierno de Mauricio Macri aplicó el primer tarifazo en abril de 2016, la situación excepcional de ese universo de usuarios residenciales no había sido inicialmente contemplada. Recién aparecieron en el radar oficial cuando comenzaron a llegar boletas con subas superiores al 2000 por ciento. Para desactivar la bomba de tiempo, que incluía protestas callejeras y amparos judiciales en contra del gobierno, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, anunció el lunes 11 de julio de 2016 que el aumento tarifario tendría un techo del 400 por ciento para los hogares.
Finalmente la Corte Suprema anuló ese primer ajuste porque no se habían realizado audiencias públicas previas. El Gobierno aprovechó el revés judicial para definir un cuadro tarifario un poco más gradual que aplicó a partir de octubre de 2016. Por las dudas, el techo de 400 por ciento siguió vigente, pero luego de los cuatro incrementos que se aplicaron desde entonces ya todos los usuarios pagan lo mismo por el metro cúbico, salvo que sean beneficiarios de la tarifa social o que hayan ahorrado un 20 por ciento respecto de 2015, ya que en ese último caso les corresponde una bonificación.
Si se compara lo que pagaba en 2015 un usuario R1 que había ahorrado un 20 por ciento en su consumo con lo que paga ahora de tarifa plena por metro cúbico de gas, la suba acumulada en dos años es del 3734,7 por ciento y para un usuario R2-2 en las mismas condiciones el aumento llega al 4046,9 por ciento.
Desde el Ministerio de Energía aclararon a PáginaI12 que “toda comparación intertemporal de cuadros tarifarios debe realizarse teniendo en cuenta esquemas equivalentes (para asegurar consistencia). Esto significa que el ejercicio de comparación realizado requiere ser rectificado, para tener en cuenta el esquema de bonificación en la tarifa por ahorro en consumo en ambas fechas de comparación”. El caso planteado efectivamente es excepcional porque se compara una tarifa bonificada con una tarifa plena, pero es necesario tener en cuenta que, según las propias estimaciones que manejaba Energía en 2016, esa bonificación alcanzó en 2015 a cerca del 25 por ciento de los usuarios debido al invierno cálido que se registró ese año. En cambio, para este 2018 la cartera que conduce Aranguren prevé un invierno con temperaturas en torno al promedio histórico, lo que dificulta el ahorro. Además, para acceder a la bonificación es necesario ahorrar un 20 por ciento con respecto a 2015, año en el que el universo de usuarios analizado ya había ahorrado nada menos que un 20 por ciento respecto a 2014. No obstante, si obtuviesen la bonificación es importante aclarar que ahora es sólo del 10 por ciento, mientras que en 2015 implicaba un descuento de hasta un 87,4 por ciento respecto de la tarifa plena.
Con respecto a la bonificación por ahorro que rige actualmente, el Ministerio de Energía aclaró a este diario que “el espíritu del esquema de bonificación tarifaria por ahorro en consumo no es proporcionar una forma de subsidio adicional a usuarios que por su situación socio-económica particular tengan dificultad en el pago del servicio público (objetivo propio de la tarifa social), sino transmitir a la demanda de gas natural una señal real de la escasez del recurso, que permita racionalizar el uso y promover la eficiencia en el consumo”.
No es posible saber ahora cuántos de los usuarios que lograron bonificación por ahorro en 2015 la conservarán en el invierno de 2018, pero lo que es seguro es que quienes no lo logren deberán afrontar un aumento del metro cúbico de gas que en dos años estará en torno al 4000 por ciento, porcentaje que está lejos de ser considerado gradual.
La tarifa no sólo contempla el cargo variable que da cuenta del consumo de los metros cúbicos de gas sino también el cargo fijo y los impuestos. Si en el bimestre mayo-junio de 2015 un cliente residencial de Metrogas de la categoría más baja (R1) consumió 80 m3 y obtuvo la máxima bonificación por ahorró pagó 7,74 pesos de cargo fijo y 11,2 pesos de cargo variable (80 m3 x 0,14 pesos), totalizando 18,9 pesos sin impuestos. Ahora, por ese mismo consumo, sin ningún descuento, pagará 137,5 pesos de cargo fijo y 440,8 pesos de cargo variable (80 m3 x 5,51 pesos), lo que suma 578,3 pesos, un 2960 por ciento más que hace dos años.