“Existe otro mundo fuera de Hollywood”, tituló este diario la nota que, el 1° de abril de 1999, anunciaba con bombos y platillos la puesta en marcha del primer Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. Faltaba un tiempo para que al Bafici le dijeran Bafici y todavía más para que ese acrónimo se convierta en una contraseña de pertenencia para la grey cinéfila porteña, pero los 150 films y el centenar de invitados internacionales de aquel año establecieron los elementos fundamentales de la fórmula de uno de los eventos culturales más importantes de la ciudad de Buenos Aires. Como viene sucediendo de forma ininterrumpida desde hace 19 años, entre hoy y el domingo 22 se abrirá el pórtico a ese otro mundo fuera de Hollywood. Un mundo de pantallas, charlas, talleres, mesas redondas, entrevistas públicas con directores y actores internacionales y eventos especiales donde las películas son las reinas absolutas. Arranca, pues, la vigésima edición del Bafici. 

La proyección simultánea de Las Vegas, de Juan Villegas, en el Cine Gaumont (sólo para acreditados e invitados) y en Plaza Francia (para el público general) marcará esta noche el inicio de un festival que soplará veinte velitas haciendo lo que mejor sabe hacer; esto es, trayendo una selección de 400 títulos de todo tipo y formato (107 en carácter de premiere mundial), procedentes de aquí y de todos los “allá” que uno pueda imaginarse, para dar cuenta del estado de situación del cine contemporáneo. Para eso mantendrá una programación articulada alrededor de seis secciones competitivas (Internacional, Argentina, Cortos nacionales, Vanguardia y género, Latinoamericana y de Derechos Humanos) y un buen número de apartados paralelos (panoramas, focos temáticos, retrospectivas y homenajes). Mantendrá también el epicentro de las proyecciones y eventos especiales en la zona de Recoleta, con la Plaza Francia reemplazando al Centro Cultural Recoleta como Punto de encuentro, y una buena dotación de pantallas en distintos barrios funcionando como satélites.

El Bafici alcanzará este año la cifra récord de 36 sedes, algunas con funciones diarias (Village Recoleta, Village Caballito, Gaumont, Arte Multiplex Belgrano, Sala Leopoldo Lugones) y otras sólo los fines de semana. “Los últimos días del año pasado no había lugar en ninguna función, no sólo en aquellas más fáciles de llenar. Se veía un problema los días que va un público si se quiere más aleatorio, así que ahora habrá un esquema con más salas. Por ejemplo, el Cine Amigos del Bellas Artes estará viernes, sábados y domingos; y el Centro Cultural San Martín y la Alianza Francesa, sábados y domingos”, explica Javier Porta Fouz, a cargo de la dirección artística por tercer año consecutivo. El valor de la entrada general es de 55 pesos y de 40 para estudiantes y jubilados, además de para todas las funciones de Baficito y Focos.

Nombres y novedades

Como lo prueba la movilización que propone para la apertura de hoy la agrupación Colectivo de Cineastas (CdC), en reclamo de reglas de juego más claras por parte del Incaa para el cine independiente, más de un centenar de películas nacionales, entre cortos, medios y largos, testimonian la importancia del Bafici para el cine local. ¿O es al revés? Da la sensación que se trata de una relación “ganar-ganar”, con unas asegurándose visibilidad y repercusión y el otro ganando prestigio y relevancia. De allí que 48 de los 58 largos se exhiban en carácter de premiere mundial, en línea con la voluntad del equipo de programación de “apostar por la novedad”. Otra vez Porta Fouz: “Las películas que antes estaban un año o un año y medio en el circuito de festivales, hoy duran un par de meses porque las ventanas de exhibición son más chicas, y van a seguir achicándose. Si uno compara la cantidad de películas de Cannes que había en las primeras ediciones, se ve que eran muchas más y fueron bajando con los años. Los festivales se diferencian por los estrenos. La idea no es llenarse de cosas que vienen probadas de otros festivales”. 

El escuadrón local tendrá exponentes variados y heterogéneos, con búsquedas, estilos y hasta duraciones de lo más disímiles. Ver sino las dos películas de la Competencia Internacional. De un lado estará Mariano Llinás con la faraónica La flor, cuya extensión total alcanza los 840 minutos. Catalogado como el film más largo de la historia del cine argentino, el último trabajo del director de Historias extraordinarias propone un relato articulado alrededor de seis historias –“cuatro que empiezan y no terminan, una quinta que sí lo hace y una sexta que acaba sin comenzar”, según el catálogo– que se verá en tres partes de entre 230 y 360 minutos cada una, a proyectarse por separado, en días distintos y con entradas individuales para cada función. Del otro lado estará la debutante Jimena Blanco con Paisaje, que dura “apenas” una hora y unos minutos y narra las vivencias de un grupo de adolescentes de las afueras de la ciudad que viajan a un recital al centro porteño. En la Selección Oficial también estará Dry Martina, coproducción argentino-chilena a cargo del realizador Che Sandoval (Te creís la más linda (pero erís la más puta), Soy mucho mejor que vos) y protagónico de Antonella Costa. 

En la Competencia Argentina habrá 15 títulos, cuatro de directores debutantes. Entre los operaprimistas se destaca la dramaturga y escritora Lola Arias, que en Teatro de guerra construye un ensayo fílmico con veteranos ingleses y argentinos actuando, cantando y relatando sus memorias a 35 años de su experiencia en Malvinas. Los años ‘80 atraviesan también a Esto no es un golpe, en la que Sergio Wolf (Yo no sé qué me han hecho tus ojos, El color que cayó del cielo) indaga en el entramado político y militar detrás de alzamiento Carapintada durante la Semana Santa de 1987. Un viaje al pasado -pero desde el presente de los recuerdos– propone Casa del Teatro, segunda película de Hernán Roselli después de la muy buena Mauro. Otro que sigue viajando es José Celestino Campusano, que después de hacer Cícero impune en Brasil se trasladó a Bolivia para retratar el incesto entre dos hermanos en el seno de una familia de comerciantes de las afueras de La Paz en la flamante El silencio a gritos. Habrá, además, lugar para viejos conocidos del Bafici como Albertina Carri con Las hijas del fuego y Raúl Perrone y la promesa de una nueva reinvención con Expiación. 

Por otra parte, la Competencia Latinoamericana tendrá tres de los once contendientes con la banderita celeste y blanca: la santafesina Tito, de Esteban Trivisonno; Román, de Majo Staffolani; y La cuarta dimensión, de Francisco Bouzas. En Vanguardia y Género, la representación local recaerá en El ruido son las casas, de Luciana Foglio y Luján Montes; Te quiero tanto que no sé, de Lautaro García Candela; y T.R.A.P., de Manque La Banca. A Derechos Humanos no suele prestársele demasiada atención aun cuando en los últimos años varios títulos resultaron tanto o más valiosos que otros de secciones de mayor relevancia. La edición 2018 tratará de revertir la tendencia con los documentales El hermano de Miguel, de Mariano Minestrelli; El silencio es un cuerpo que cae, de Agustina Comedi; Mekong-Paraná: Los últimos laosianos, de Ignacio Javier Luccisano; y Toda esta sangre en el monte, de Martín Céspedes.

Y hablando de documentales… la oferta nacional por fuera de las secciones oficiales es digna de un país con uno de mayores índices de producción de la región y, por qué no, del mundo. Hay desde uno sobre un campeonato mundial de Batallas Históricas Medievales (Metal contra metal) hasta otro acerca de la revista contracultural Cerdos & Peces (Este sitio inmundo), pasando por algunos deportivos (ContraPelota, Jugando con el alma) y otros centrados en artistas (Soy lo que quise ser. Historia de un joven de 90, sobre el director José Martínez Suárez; La coherencia del caos, con Luis Felipe Noé). En Noches Especiales se verá lo último de Tamae Garateguy (50 Chuseok), Santiago Loza (Malambo, el hombre bueno), Pino Solanas (Viaje a los pueblos fumigados) y Migue Mato (Yo, Sandro. La película). 

Celebrar la comedia... y otras cosas

Isle of Dogs, de Wes Anderson, oficiará como clausura el domingo 22. Se trata, igual que Las Vegas, de una comedia: gran noticia que un festival de esta relevancia abra y cierre con películas de un género considerado históricamente “menor” y cada vez menos recurrente en la cartelera. Y todo un notición que el invitado estelar sea uno de sus máximos exponentes, John Waters. “A él le pasa lo mismo que a muchos directores que fueron grandes referentes y hoy no tienen lugar. Waters representa una zona del Bafici muy importante, que es la diversidad. El es su cine, la idea de provocación, de independencia, de irritar, de diferenciarse... es una gran figura que siempre se ha corrido del mainstream”, dice Porta Fouz. Padre putativo de toda la vertiente más políticamente incorrecta, revulsiva y escatológica de la comedia contemporánea, el director de bigote anchoíta vendrá por primera vez a la Argentina para acompañar varias proyecciones de los ocho títulos que integran el foco dedicado a su filmografía, entre ellos Pink Flamingos, Cry Baby y Hairpsray, esta última con función gratuita y al aire libre, y brindar un par de charlas –una en la Usina del Arte y la otra en Recoleta– sobre su carrera, sus libros y filosofía de vida. Las cerecitas del postre son la exhibición en pantalla grande de Fuego, una de las películas más admiradas de Waters, y la promesa de un encuentro entre Isabel Sarli y el oriundo de Baltimore.

El segundo gran invitado representa, igual que Waters, una zona muy importante del Bafici, aquélla dedicada al mejor cine de autor europeo. Se trata de Philippe Garrel, que en estos días volará desde Francia para presentar una retrospectiva que incluye once de los títulos más importantes de su obra, desde su ópera prima Les Enfants désaccordés, que rodó cuanto tenía ¡16 años!, hasta la reciente Amantes por un día, a estrenarse comercialmente un par de semanas después del Bafici. La agenda se completa con una Masterclass, pautada para el jueves 19 a las 15.30 en el Village Recoleta, en la que recorrerá los pormenores de sus trabajos. ¿Más buenas noticias para los autoristas? La sección Trayectorias agrupará, como es costumbre, los últimos trabajos de grandes realizadores del ámbito festivalero. Algunos nombres: Bruno Dumont (Jeannette: La infancia de Juana de Arco), Hong Sang-Soo (Grass), Marco Bellocchio (Per una rosa), Abel Ferrara (Alive in France), Michael Haneke (Happy End), Sergei Loznitsa (Victory Day), Nobuhiro Suwa (Le Lion est mort ce soir) y el recientemente oscarizado Sebastián Lelio (Disobedience). 

Y habrá, mucho más en los próximos días. Desde Escocia vendrá Ewen Bremner. Aunque recordado por muchos como el Spud de Trainspotting, una de las cuatro películas del Foco Britannia Lado B que presentará en Buenos Aires, el actor ha construido una carrera ecléctica que lo llevó a participar en películas tan distintas como Julien Donkey-Boy (por la que ganó el Premio a Mejor Actor en el primer Bafici), Snowpiercer y el tanque Mujer Maravilla. Sobre ese complejo arte de encarnar a otros, y la relación entre directores e intérpretes, hablará en la charla que realizará mañana jueves a las 15 en la Usina del Arte. Por otra parte, el estadounidense Jammes Benning hará honor a su condición de habitué del Bafici acompañando un Foco (o Foquito, ya que son apenas tres películas) sobre su obra, mientras que para los más chicos –y no tanto– el Baficito tiene en carpeta una selección de trabajos del estudio de animación irlandés Cartoon Saloon, con visita de su fundadora Nora Twomey incluida. La sección Rescates propone una nueva visita a grandes clásicos de la pantalla grande, en un recorrido que va de El desprecio a Grease; de El mundo según Wayne a El bueno, el malo y el feo. Se recomienda hurgar el voluminoso catálogo y que cada quien arme su propio recorrido. Materia prima, queda claro, hay de sobra.