El juez del caso “Lava Jato” Sérgio Moro negó al encarcelado ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva la posibilidad de recibir a nueve gobernadores que habían ido a visitarlo, según un despacho judicial difundido ayer por medios locales.
La decisión fue en respuesta a un pedido de los gobernadores que se trasladaron a Curitiba, capital del sureño estado de Paraná. El régimen carcelario autoriza a Lula sólo a tener un televisor en su celda en la sureña ciudad de Curitiba, según el texto. “No se le concedió ningún otro privilegio, incluyendo privilegios respecto a visitas, y se aplica el régimen de visitas de la cárcel de la Policía Federal”, señaló el texto citado por el diario Estado de Sao Paulo. Según el periódico, el régimen de la superintendencia de Policía donde está Lula sólo permite una visita semanal de familiares o amigos a los detenidos, más allá de las de sus abogados, que tienen acceso todos los días laborables.
Apelando a esa normativa el juez Moro le viene negando acceso a simpatizantes y compañeros del partido del popular ex presidente de 72 años desde su detención el sábado. Su Partido de los Trabajadores (PT) trasladó temporalmente su comando político a Curitiba, como una forma de mantener su apuesta por Lula y de seguir presionando para conseguir su libertad.
El PT reiteró el lunes que inscribirá en agosto al ex mandatario como su candidato para las elecciones presidenciales del 7 de octubre, pese a que Lula purga una condena a 12 años de cárcel por presunta corrupción inspirada, a falta de pruebas, en la “convicción íntima” del fiscal actuante y el antilulismo confeso del juez que lo juzgó. La justicia electoral tendría que decidir si permite que la candidatura sea registrada.
El gobernador de Piauí, nordeste, Wellington Dias, anunció que pedirán a la corte suprema que permita a autoridades del país tener autorización para ingresar a la sede de la Policía Federal con el fin de visitar Lula. “Venimos a pedir la libertad de Lula, un inocente condenado sin pruebas”, sostuvo el gobernador de Bahía, Rui Costa.
Cientos de simpatizantes del carismático ex jefe de Estado, ícono de la izquierda latinoamericana, acampan cerca de la cárcel donde está Lula y aseguran que estarán ahí de forma permanente hasta que el político sea liberado. Desde el acampe organizado por el PT y los movimientos sociales todas las mañanas, a las nueve, los manifestantes gritan desde 500 metros de distancia “Bom Dia Lula” (Buen Día Lula). El expresidente le dijo a sus abogados que escucha el saludo de la multitud desde su sala, convertida en la prisión más célebre de la Operación Lava Jato.
Los gobernadores que viajaron a Curitiba a intentar visitar a Lula -y que apelaron a una jueza de ejecución penal para poder entrar- son Tiao Viana (Acre), Rui Costa (Bahia), Camilo Santana (Ceará), Fernando Pimentel (Minas Gerais), Wellington Dias (Piauí), Flávio Dino (Maranhao), Renan Filho (Alagoas), Jackson Barreto (Sergipe) y Paulo Cámara (Pernambuco).
Según el abogado de Lula, el ex presidente tiene una televisión y está leyendo el libro “La Elite del Atraso: de la esclavitud a Lava Jato” del sociólogo Jessé Souza, una lectura incluso novedosa para la izquierda sobre la formación de las clases sociales y en Brasil.
“No se puede tratar a la política de esta forma, al mayor líder del país de esta forma, tratarlo sin ley. El Supremo Tribunal necesita pronunciarse sobre si va a respetar la Constitución, para que el país retome el estado de derecho”, dijo el gobernador Viana ante la militancia.
Por haber sido dos veces mandatario de Brasil, Lula cuenta con un equipo de ocho asistentes, incluyendo cuatro guardaespaldas. Pero el actual presidente, Michel Temer, evalúa la posibilidad de quitarle ese privilegio ahora que está en prisión, afirmó un portavoz del palacio de Planalto.
El domingo, durante su primer día en prisión, pudo ver al equipo de sus amores, Corinthians, ganar la final del campeonato Paulista ante el Palmeiras. Pero a Lula, considerado el político brasileño más influyente durante décadas, puede que esta rutina tranquila y solitaria no le haga nada bien, se esperanzan sus críticos. “Sus amigos y asesores más cercanos están preocupados con la posibilidad de que entre en depresión’’, escribió ayer la columnista Mónica Bergamo del diario Folha de Sao Paulo sin citar fuentes, pese a que Lula se mostró entusiasta y combativo como en sus mejores tiempos el viernes en su última presentación pública. El reporte afirma que el sábado los abogados de Lula fueron de compras para llenar su maleta con sábanas, toallas, almohadas y jabón, objetos personales que no provee la prisión.