Wavves tal vez sea la banda responsable de haber puesto en el mapa esa fórmula luego tan repetida de noise, punk rock y melodías pop con sabor oldie. El que comenzó siendo un proyecto solista de Nathan Williams, el guitarrista y compositor principal, ya hace dos álbumes que es una banda propiamente dicha. Al punto de que la entrevista por su primer show en Buenos Aires, que será hoy en Niceto Club, fue brindada por su bajista, Stephen Pope, algo impensado años atrás.
Con unos primeros álbumes absolutamente lo-fi, grabados por Williams en su habitación, y un salto comercial con el irresistible King of The Beach en 2010 (ya de alta definición pero siempre ruidoso, simple y hitero), la carrera de la (ahora) banda siempre se movió entre esos extremos: yendo y viniendo del lo-fi, siempre con un ethos DiY y dejando las pretensiones fuera. Porque la magia del sonido Wavves está en que no importa dónde haya sido grabado, siempre arrastra el antro grafiteado a donde vaya. Incluso después de volverse ricos y famosos. “El lo-fi sirve en un montón de niveles y para un montón de cosas. No todas las canciones necesitan una producción nítida para sonar. La alta fidelidad le sirve a algunas y a otras no, es así de simple”, sentencia Pope.
Son californianos hasta la médula. Sus constantes referencias al porro los llevaron a una fama de fumones de la cual no reniegan sino más bien al contrario: aman, fomentan y están orgullosos. Si hasta hay picadores y pipas que forman parte del merchandising oficial de la banda y hoy en día son objetos de culto. “Nathan y yo fumamos todos los días, y Brian (baterista) y Alex (guitarrista) ocasionalmente. Yo suelo fumar en pipa aunque a veces le doy al bong, y también a vaporizadores y porros armados cuando estoy en la calle. Hace diez años que fumamos a diario, así que es una parte importante de nuestra relación con la vida en general, e inevitablemente resulta una influencia en nuestra música.”
En ese sentido, Wavves es el más saludable portador de esa tan californiana herencia de Sublime y posteriormente de bandas pop punk como Blink 182: el culto a los amigos, la joda, la playa, pasarla bien y no hacerse mala sangre. Y eso que muchas de sus letras hablan de depresión, aburrimiento y desengaño, pero precisamente en esa dualidad está el mérito de Wavves: volvieron a poner de moda la adolescencia una década atrás, como antes hicieron las bandas de rock que ellos escuchaban --precisamente-- en la adolescencia.
“Definitivamente hay influencia pop punk de fines de los ‘90 en nuestra música. Se nota en la voz de Nathan --nasal, urgente, infantil, de la escuela de Tom DeLonge--, aunque creo que es el típico acento californiano. Seguimos escuchando a Blink, el año pasado tuvimos la suerte de girar con ellos, ¡y su último álbum es buenísimo!”, cuenta el bajista.
Los trae de gira You’re Welcome, disco del año pasado lleno de ganchos playeros, de estructuras nirvaneras de estrofa ruidosa-estribillo ruidosísimo, y muchas vibras sesentosas que se hacen notar más que nunca en algunas melodías que recuerdan a los Kinks y hasta los Beatles. Luego de dos álbumes más oscuros y enojados, producidos en tiempos difíciles para la banda --con Williams recientemente separado y una ruptura en pésimos términos con su sello anterior, Universal--, éste es un disco clásico de Wavves, cargado de potenciales openings de alguna serie noventosa de Nickelodeon donde los chicos andan en skate y van al autocine.
Con respecto al show, lo más curioso es que si bien será la primera vez de la banda en Argentina, Pope ya había tocado acá en un contexto bien distinto: “Toqué una vez en Buenos Aires para un evento de Converse, en 2008, pero no pude ver nada más que ese lugar y el restorán donde me comí el mejor bife de mi vida. Así que esta vez nos vamos a quedar un poco más y estamos ansiosos por explorar.”
* Viernes 13 a las 20 en Niceto Club, Niceto Vega 5510.