Martín Prieto es abogado. Tiene 56 años. Ocupa el puesto de Director Ejecutivo de Greenpeace Argentina desde 1996. De los 31 años de existencia de Greenpeace en el país, 22 han sido presididos por él. En 2012 comenzó con la fusión de las oficinas de Argentina y Chile y encomendó la apertura de Greenpeace en Colombia, formando Greenpeace Andino, filial que preside desde entonces. Según sus palabras, es uno de los siete directores locales que más influencia ejerce sobre Greenpeace a nivel global.
Ex empleadxs recuerdan su gusto por mirar películas pornográficas a todo volumen en horario de trabajo (“Yo lo viví, a veces estando sólo él y yo en el área”); su costumbre, durante los viajes de trabajo, de aparecerse frente a empleadxs y voluntarixs en slips o apenas cubierto por una toalla; y de hacer comentarios de índole sexual: “Cómo me calientan las uñas largas y violetas”, le dijo a una empleada; “Cómo me gustaría manejar así los tacos”, le dijo a Eugenia o “Fijate cómo te vestís”, le sugirió a Consuelo, “Que no se hable más de tus tetas que de la campaña”.
Está casado con la abogada Gabriela Pastorino, Secretaria Letrada de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Pastorino, quien llegó a la OM de la mano de Flora Acselrad y era su mano derecha, logró su ascenso tras el repentino desplazamiento de Acselrad, una decisión aún no fundamentada por la CSJN. En el país del NiUnaMenos fue ella quien dio a conocer en medios su desconcertante preocupación por el creciente número de “falsas denuncias” por violencia de género que, a su decir “desarman una situación de urgencia y desnaturalizan el proceso”. En Greenpeace Argentina, aun a riesgo de violar el principio de la independencia política de la organización, habría sido contratada por su marido, Martín Prieto, para dar un curso con perspectiva de género luego de que las denuncias estallaran en la casa central.