El 18 de abril del 2015 me volvía a mi casa en un taxi. Me dormí, me durmió, no sé, ya no importa. Cuando desperté me estaba violando. Después de pedirle que pare reiteradas veces, ya resignada, me quedé mirando un cartel: Taxi Premium. Lo miré durante un tiempo que para mí fueron horas, pero no habrán sido más de diez minutos. Mientras lo miraba pensaba que si salía viva, lo iba a buscar. Pensé mil maneras. Pensé buscarlo con mis amigas en la empresa. Pensé en hacerle un seguimiento todos los días y encontrar a su familia y contarle. Pensé que tal vez no tenía familia y que si no salía del auto nunca iba a averiguar la patente. Pensé en mi vieja, pensaba que si yo me moría ella también se iba a morir. Imaginaba su cara reconociendo mi cuerpo. Imaginaba a mis amigxs desconsoladxs. 

Pensaba en denunciarlo, pero pensaba que nadie me iba a creer. Y mientras pensaba, en silencio, llorando, sentí que ya no me estaba violando con tanta fuerza y así fue como, cuando por fin dejé de pedir ayuda, me dejó ir. 

El tiempo pasó demasiado rápido en ese momento. La patente la vi de lejos y la memoricé. Toqué muchos timbres, grité, lloré, me golpeé el codo contra un árbol: estaba viva.

Me socorrieron lxs vecinxs. Llegó un patrullero, una ambulancia. Me abrazaba una mujer, me contenía otra mujer policía, me preguntaban. Las ví ahí, no recuerdo sus nombres, pero así pude descansar.

Al fín cerré los ojos. 

Cuando volví a abrirlos empezó todo. Pasaban como flashes todos los momentos en la cabeza, como si fuera una película. Juez, fiscal, sospechoso, periodista, cara de mi violador, nombre de mi violador, recompensa, abogados, llorar, mamá, novio, violencia, dolor, miedo, asco, sexo, impotencia, odio, mi cara en la tv, mi nombre acompañado por un estigma, la chica violada por el taxista, la facultad, el trabajo, el corazón roto otra vez y solo nombres e impunidad en mi cabeza. Patricia Bullrich, pensaba. Pablo Noceti. Daniel Barberis. Tito Franklin Escobar Ayllon. Buscaba respuestas.

Han pasado tres años desde esa mañana en la que fui violada. Hoy resuena una sola palabra en mi cabeza: empoderamiento. Todo lo demás se fue: salvo la impotencia.

Tito Franklin Escobar Ayllon sigue prófugo. Cuéntenle que me dolió pero ya estoy bien, estoy fuerte, estoy sana, estoy empoderada, estoy viva y contra todo pronóstico: soy feliz. Porque ser infeliz y tener miedo y culpa es otro mandato del patriarcado.

Pero acá no se rinde nadie y mientras siga viva y tenga aliento seguiré exigiendo respuestas y seguiré pidiendo justicia. Y si algún día no estoy viva y no puedo, seguiré gritándole a la justicia a través de todas las compañeras que me abrazaron en el feminismo.

Porque ya no nos callamos más y estamos vivas y furiosas. Porque cada vez que lo intento, me reinvento. 

* El miércoles 18 de abril, a las 11 horas, se va a realizar una convocatoria en 

Tribunales para exigir justicia y, a las 16, en Avenida Las Heras y Pueyrredón, 

para marchar al Ministerio de Seguridad de la Nación para pedir respuestas.