"Estoy tranquila porque hoy no sale a la calle". Las palabras de Alicia salieron con el llanto que le provocó saber que su expareja, Rubén Gauna, fue condenado a ocho años de prisión por haberla prendido fuego en febrero de 2014. Si bien el Tribunal no avaló la figura penal de tentativa de femicidio (en la que debe probarse la intención de dar muerte), lo sentenció por el contexto de violencia machista en el que ocurrió el hecho que calificó como "lesiones graves agravadas". Al mismo tiempo, los jueces absolvieron al imputado por el delito de privación ilegítima de la libertad contra su actual pareja, quien en juicio no ratificó las denuncias que hizo en su contra, en 2016, y sigue visitándolo en la cárcel. Fiscalía había pedido 21 años por ambas causas, y ayer adelantó que apelará el fallo.

Durante el juicio oral y público, Alicia juntó valor y se presentó frente a los jueces Juan Carlos Curto, Eleonora Verón y Facundo Becerra, en musculosa. Sus heridas -las físicas y emocionales- estaban a flor de piel. Angustiada, relató los hechos que la dejaron en coma durante un mes; otro tiempo internada para hacerse injertos de piel y luego con cuidados intensivos en su casa, donde hasta el horno de la cocina la quemaba cuando intentaba cocinar. Contó que tiene tres hijos, dos con Gauna y uno de una pareja anterior. Ella recuerda que fue "el de la discordia". Es que una vez que nació su primera hija, el acusado comenzó a hacer diferencias y maltratar al nene.

También les dijo a los jueces que su matrimonio "era una cárcel", y que liberarse casi le costó la vida. El 22 de febrero de 2014, ella ya estaba separada del agresor, pero él fue a la casa ese día con la excusa de cuidar a la familia. Discutieron y ella le dijo "te vas" y se fue a bañar. "Lo vi agarrar la llave y pensé que se iba, pero cuando me estaba por bañar escucho la puerta del baño, corro la cortina y me lo encuentro a él de frente", relató la víctima. La nena vio a su padre agarrar una botella de alcohol que le derramó a Alicia en el pecho y la prendió fuego. Se llevó al nene más chico y le dijo a la nena que no le abra la puerta a nadie. Las encerró a ambas en la casa. Una vecina logró entrar y socorrer a Alicia. Al llegar al Hospital de Emergencias los médicos dijeron que estaba muy comprometida su vida.

Dos meses después recibió el alta médica, tras un mes de coma y varios injertos de piel; pero vivía angustiada. Pese a semejante hecho, Gauna - de 57 años- no fue preso. La Municipalidad le dio a Alicia un botón de pánico para alertar si él se le acercaba. "No te moriste hija de puta, vas a tener una bala en la cabeza", la amenazó una vez que la cruzó en la calle. Ese día, el acusado iba con su novia actual, quien en abril de 2016 lo llevó engañado (le dijo que quería denunciar a una ex pareja) a Fiscalía y lo denunció. Elsa declaró en aquella oportunidad que no podía salir de la casa, que estaba encerrada entre cuatro paredes. "Me patea, me escupe y me dice que me va a matar si me encuentra con otro. También me dijo que a su ex la iba a descuartizar", rezaba la denuncia que la mujer no quiso ratificar en juicio pero que dejó preso al imputado.

"Muchas veces fui yo la culpable", se inculpó Elsa, frente al Tribunal, sobre las agresiones que recibía de parte del acusado. Para la fiscal Mariana Prunoto, la mujer sigue estando sometida, y recordó que cuando se lo acusó por el intento de matar a Alicia, Gauna dijo que si le daban tres minutos con ella sola en una habitación, haría que se retracte. "Eso hizo con Elsa", aseguró Prunotto sobre la víctima por la que no se logró condena.

Alicia, en cambio, se mostró empoderada: "Vamos a pedir mayor pena porque ocho años parece poco, pero hoy me voy sabiendo que seguirá preso por las lesiones que tengo".