La Conferencia Episcopal Argentina dio a conocer el mensaje que le llevó el viernes al presidente Mauricio Macri. En él, los obispos reclaman “mayor sensibilidad” con los problemas sociales y alertan sobre las divisiones que se profundizan en la sociedad. “Como pueblo necesitamos sentarnos a la mesa, disponernos para el diálogo responsable y permanente, y así fortalecer nuestra aún frágil convivencia ciudadana”, indicaron.
El obispo de Quilmes, Carlos Tissera, indicó que le preocupa el crecimiento de la pobreza, el aumento de la cantidad de niños que “necesitan comer”, el trabajo que está faltando y el “dinero que no alcanza”. En tanto, el arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, pidió a Dios como regalo “más políticos a quienes les duela la vida de los más pobres” y consideró “imperioso procurar que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos”.
Los obispos de Santiago del Estero y de Añatuya, Vicente Bokalic y José Melitón Chávez, respectivamente, instaron a cuidar y proteger a los niños que padecen “marginación, desintegración familiar, condiciones de vida indignas” y aseguraron que también hoy, como en el nacimiento de Jesús, hay muchos pesebres “marcados por el olvido, pobreza y desidia humana”.
Por su parte, el obispo de 9 de Julio, Ariel Torrado Mosconi, alertó que uno de los problemas argentinos son “las grietas que se profundizan, las diferencias que se ahondan y la tentación permanente de la división y la falta de unidad”. “No es extraño que una misma palabra tenga significados y resonancias diversas en quienes la pronuncian. Y no hablemos de los gritos, insultos y otras lindezas que hacen que la vida ciudadana se parezca más a una batalla campal en medio de la oscuridad: todos contra todos”, advirtió el obispo de San Francisco, Sergio Buenanueva. Ninguno pareció describir el país del diálogo y consensos que los funcionarios se esfuerzan por describir.
Los obispos coincidieron “valoración del diálogo y el encuentro” como método para la “reconciliación” de los argentinos. “El camino verdadero y lleno de esperanza para superar diferencias y conflictos no será nunca el de la violencia, sino el del respeto, el diálogo y el encuentro fraterno”, aseguraron diez obispos patagónicos.
La Conferencia Episcopal, encabezada por José María Arancedo, había sido recibida por el presidente Macri en la Quinta de Olivos el viernes, poco después de que el mandatario brindara con toda la cúpula de la CGT. Estuvieron reunidos más de 50 minutos, en los que le plantearon los principales ejes de lo que hicieron público ayer. Macri les agradeció por “el acompañamiento en este año de transición”.