La querella de Memoria Activa pidió ayer que se condene a todos los acusados por encubrir el atentado a la AMIA. “La prueba es contundente, por eso pedimos penas ejemplificadoras para todos los imputados”, explicó el abogado Rodrigo Borda, luego de concluir su alegato. En diálogo con PáginaI12, el representante de los familiares de las víctimas consideró que “toda la maniobra del Ministerio de Justicia (para no acusar a los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia) estuvo a la altura de los escándalos que rodearon históricamente a la causa AMIA” y reclamó a los miembros del Tribunal Oral Federal 2 “que juzguen en base a pruebas y no se dejen presionar por el Ministerio de Justicia, que está presionando y mucho”.
–¿Cuál es su balance luego de más de dos años de audiencias?
–Estamos en una instancia sumamente importante. La causa se inició hace 18 años, hubo muchos obstáculos, nunca fue fácil y ahora tampoco. La expectativa es que se haga justicia y la valoración no es política: acusamos con prueba. Memoria Activa siempre cuestionó la manipulación o utilización política del caso por parte de cualquier gobierno. Lo que pedimos a los jueces es que juzguen en base a pruebas y no se dejen presionar por el Ministerio de Justicia, que está presionando y mucho, como denunciaron incluso (Mario) Cimadevilla y Elisa Carrió.
–¿Qué lectura hace del alegato de los abogados que responden al ministro Germán Garavano?
–Fue básicamente vergonzoso, contradictorio, un escándalo, que inclusive generó la disolución de la Unidad AMIA y denuncias de integrantes del oficialismo. Toda la maniobra del Ministerio de Justicia, inclusive la que involucró al Consejo de la Magistratura de la Ciudad, estuvo a la altura de los escándalos que rodearon históricamente a la causa AMIA, muchos de los cuales están siendo juzgados ahora.
–¿Cómo interpretó la decisión de no acusar a Mullen y Barbaccia?
–Una decisión arbitraria, no basada en pruebas, por eso generó semejante reacción. Fue una decisión de Garavano, incluso hay quien involucra a otros personajes del Poder Ejecutivo. Fue una decisión arbitraria, según Carrió y Cimadevilla “por amiguismo”.
–¿Cómo afectó a la querella y a las víctimas el hecho de que, cuando se concretó finalmente el juicio, la lupa de los grandes medios no estuvo nunca en el encubrimiento probado en varias instancias, sino en el Memorando con Irán y la hipótesis de encubrimiento del anterior gobierno?
–No es mi especialidad ese análisis, pero es claro que el tema le quitó visibilidad al juicio y creo que esa fue la intención. Se juzgan hechos gravísimos y el juicio nunca estuvo en la agenda de los medios más importantes. Por la gravedad de los hechos merece mucha mayor publicidad.
–¿Surgieron nuevas pruebas sobre la denominada “pista siria”, que dio lugar a la estrategia del menemismo de instalar otra hipótesis?
–No, hoy (por ayer) explicamos que la “pista siria” tiene que ver con una persona de origen sirio, Alberto Kanoore Edul, pero no es una pista que compita con la iraní. De hecho, a Menem y a Galeano se les reprocha haber encubierto a esta persona porque estaría vinculada con Moshen Rabbani, uno de los sospechados de participar del atentado. Hay mucha confusión sobre eso. De hecho, el Ministerio de Justicia planteó en su alegato algo que, además de falso, es miserable: dijo que acusaban por el encubrimiento de esta pista pero que “a diferencia de otras querellas” no querían que se cayera la pista iraní, dando a entender que esa era la posición de los familiares. Tuvieron la desvergüenza de acusar de entorpecer la investigación nada menos que a los familiares de las víctimas.
–Debieron pasar décadas para obtener verdad y justicia por los crímenes de la dictadura. ¿Habrá verdad y justicia para las víctimas de la AMIA?
–Con los familiares creemos que debe haber verdad y justicia, no como acto de fe, sino con el convencimiento de que si no tenemos verdad y justicia en un caso tan grave no tenemos futuro como sociedad. Creemos en la justicia como un compromiso cívico, en que debemos hacer todo lo posible por alcanzar la verdad y la justicia. Son los ideales que movilizaron también a los organismos de derechos humanos, que no esperaron que la justicia cayera de arriba, sino que salieron a buscarla, a construirla. Ese es nuestro compromiso.