“Los libros en sí no son lo importante sino el autor gritando algo que tiene que ser escuchado.” La definición, clarísima, sale de boca de Mariela Viglietti, dibujante y coeditora de Le Noise Comix. El postulado sostiene la colección Exhibición de atrocidades, que ella dirige. Dentro de ese marco está Disonante, de Pablo D’Alio, el primer libro del sello de un autor por fuera del binomio fundacional. Y el grupo lo presentará este fin de semana en el festival ultraindependiente de historietas Dibujados, que irá en el Teatro El Mandril (Humberto Primo 2758).
Como siempre, Dibujados durará dos días (hoy y mañana), será con entrada gratuita (aunque piden una donación de comida para el Chaco) y una fiesta total de ediciones autogestivas, con casi un centenar de proyectos participantes. El encuentro también es epicentro de otras movidas, como la “Iniciativa PG”: la venta de originales de autores del circuito, en solidaridad con Pablo Guaymasi, un dibujante cordobés recientemente accidentado y víctima de la precariedad laboral que sufren los ilustradores.
No llama la atención que acciones como ésa se desarrollen en Dibujados, donde la solidaridad, la horizontalidad entre autores y editores y la cercanía con los lectores son reglas de oro. Sus dos ediciones anuales son un hito ineludible del calendario comiquero y son muchos los que se suben al micro para sumarse. Viglietti y su equipo están entre ellos, pues viajan desde Córdoba.
“Como línea editorial dejamos que el autor haga lo que se le cante el churro porque queremos que dentro de Le Noise cada cual tenga la libertad de hacer lo que quiera”, plantea Viglietti sobre la apertura del sello, paso fundamental en el crecimiento de las editoriales autogestivas del rubro. “Damos libertad avasallante para contar cosas que en otros lugares quizás no se animen o no los dejen porque no va con esa línea editorial; dejamos que cuenten lo que quieran mientras sea original, visceral y esté moviendo a esa persona.”
Visceral es un excelente adjetivo para describir Disonante, donde D’Alio plantea una historia intensa de un muchachito que --parece-- sólo quiere tocar la guitarra mientras la desgracia lo persigue. El uso de las acuarelas, los colores y la línea de tinta suelta colaboran no solo proponiendo imágenes vibrantes sino también sugiriendo la fragilidad emocional de la voz narradora. Esto genera un combo muy potente y, sí, atroz.
“D’Alio tiene un estilo marcado y distintivo --considera la editora--, tiene cosas para expresar y una línea de búsqueda.” En esa definición sostienen la colección y la incipiente apertura de la editorial. “A los libros los van a concatenar autores con algo para decir y, más allá de las tapas que serán ruidosas visualmente, se van a ver las diferentes voces: eso es lo piola de haber generado un espacio en la editorial”.