A mediados de la semana, cuando Donald Trump anunció que atacaría Siria en respuesta al supuesto ataque químico del sábado pasado en Duma, Rusia advirtió que reaccionaría. Anoche, tras la concreción del ataque por parte de Estados Unidos y sus aliados, Moscú reiteró que no se quedará cruzado de brazos y que la decisión de Washington tendrá consecuencias.
Este sábado, Vladimir Putin, aliado del presidente sirio Basher Al Asad, definió lo ocurrido como “un acto de agresión”. Desde Moscú, el presidente ruso anunció que su gobierno convocó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El ataque del viernes a la noche tuvo una "influencia destructiva en todo el sistema de relaciones internacionales", agregó el mandatario.
A su vez, el jefe de operaciones del Estado Mayor ruso, Sergei Rudskoi, dijo que en el ataque no usaron sus sistemas de defensa. "Nuestros sistemas antiaéreos no fueron usados. Ningún misil entró en la zona" defendida por Rusia, aseguró. No obstante, sí “fueron puestas en alerta de combate” las defensas rusas en el puerto de Tartus y en la base aérea Jmeimim, en la provincia siria de Latakia, precisó el militar.
El primer aviso lo había dado el embajador ruso en Estados Unidos, Anatoli Antónov, quien también le apuntó al Reino Unido y Francia, en las horas inmediatas al bombardeo.
"Hemos advertido de que esas acciones no se van a dejar sin consecuencias. Toda la responsabilidad de ellos recae en Washington, Londres y París", escribió Antónov en la página de Facebook de la sede diplomática de Rusia en Estados Unidos.