Desde que se desató el escándalo de Cambridge Analytica por el robo de datos en Facebook y su titular, Alexander Nix, mencionó que había trabajado en la Argentina, todas las miradas están puestas en el partido de Mauricio Macri, que fue pionero en el uso de redes sociales y Big Data para sus campañas.
En el Gobierno niegan cualquier relación con esta empresa. Lo cierto es que, además de los desarrollos propios que hicieron los macristas en la gestión porteña, vienen teniendo los aportes del especialista en marketing digital Mariano Tato, quien trabajó en la campaña de Esteban Bullrich en 2017, cuando le ganó la senaduría nacional por la provincia de Buenos Aires a Cristina Fernández de Kirchner. También aportó tercerizados para el call center de la campaña presidencial de 2015 a través de una empresa llamada Becom1. Entre sus integrantes convivían un hombre del grupo Socma, Sociedades Macri, con negocios que van desde la basura a la informática, vinculado a la offshore de Mauricio Macri, el hijo del ministro de Modernización, Andrés Ibarra, y el hijo de uno de los represores de la ESMA. La empresa tuvo contratos por nueve millones de pesos con el Gobierno porteño. Hoy Tato es asesor de Esteban Bullrich en el Congreso con un sueldo que supera los 70 mil pesos.
Si bien la respuesta oficial es que el macrismo no trabajó con la empresa británica, hay fuentes gubernamentales que señalan que Mariano Tato habría sido el nexo entre el PRO y Cambridge Analytica, algo que él negó ante una consulta este diario. Minutos más tarde, ante la misma pregunta, uno de sus socios indicó que “tuvieron conversaciones” (ver aparte). No hay, hasta el momento, evidencias documentales de que haya existido esa relación. Lo cierto es que Tato trabajó para el macrismo a través de diferentes empresas y en 2015 estuvo involucrado en la campaña digital del PRO, que incluía un intenso trabajo en redes sociales.
Origen del call center
Cuando llegó a trabajar para la campaña presidencial de Macri en 2015, la empresa de Tato, Becom1, ya tenía seis contratos millonarios con el Gobierno porteño. La empresa la fundó Tato en 2013 junto a un ex hombre de Socma, Alberto Tarantini, quien fue vinculado a la offshore de Macri que revelaron los Panama Papers: Fleg Trading. Concretamente, Mauricio, Gianfranco y Franco Macri firmaron un poder para que Tarantini representara a Owners do Brasil, la empresa que fue controlada por Fleg Trading, según reveló PáginaI12. También trabajaban en Becom1 Joaquín Ibarra, uno de los cuatro hijos del ministro de Modernización, Andrés Ibarra, y Juan Ignacio Ferrari, hijo del contraalmirante retirado Horacio Luis Ferrari, alias “Pantera”, quien está procesado por delitos de lesa humanidad cometidos en la ESMA.
Poco después de ser creada, Becom1 comenzó a obtener contratos con el Gobierno porteño que comandaba Macri. Según publicó el periódico cooperativo Tiempo Argentino, tuvieron al menos seis contratos: uno en 2014 para el “monitoreo de redes sociales para evaluar la aceptación de las App’s del Gobierno de la Ciudad” por 828 mil pesos; otro por 150 mil pesos por un estudio para el programa Ciudad Verde; un tercero de la Secretaría de Hábitat por 349.860 pesos para que se ocupara de “gestión comunicacional”. La contratación se hizo en forma directa por razones de urgencia en materia habitacional que nunca fueron aclaradas, dado que la empresa hace marketing digital.
Ya en 2015 las cifras se elevaron: el Gobierno porteño contrató por 2,3 millones a Becom1 para una “consultoría de estrategia comunicacional”, por 1,7 millones de pesos para una “consultoría para el sitio web” y por 3,4 millones de pesos por un “servicio de consultoría para la construcción de un sistema de gestión” de organismos comunales. En total: 8,9 millones.
En paralelo, el PRO utilizó sus servicios en la campaña. No obstante, en la rendición de cuentas que presentó Cambiemos a la Cámara Nacional Electoral Becom1 aparece con dos contrataciones por “desarrollo web campaña” por un total de 60 mil pesos. Este monto no se condice con la cantidad de empleados que Becom1 contrató para la campaña de Cambiemos que –según las fuentes internas de la empresa a las que accedió este diario– habrían llegado a, por lo menos, cien personas.
Estas personas no iban a trabajar a Becom1, sino a la Fundación Pensar, donde el PRO tenía su equipo de trabajo en redes sociales, lo que hoy se conoce como “el call center”. “El call center y todo lo que hoy llaman ‘los trolls de Marquitos’ empezó con noso- tros”, indicó bajo reserva una fuente de la empresa. “La plata para funcionar la ponía Socma a través de Ibarra y Tarantini. Ahí empezó el call center de Marquitos. Pero era gente de Becom1 tercerizada”, indica otra fuente que tuvo contacto con Becom1.
Mientras tanto, Mariano Tato contrató una agencia de publicidad para que le hiciera prensa: comenzó a ir a los canales de televisión y a dar entrevistas en medios digitales como un experto en redes, sin aclarar sus vínculos partidarios. Se presenta a si mismo como un experto en la materia con un Máster en negociación en Harvard, aunque también fue militar: cursó en el Colegio Militar de la Nación, lo que podría explicar su relación con represores de la última dictadura. En su cuenta de LinkedIn, Tato dice hablar inglés, portugués, francés, italiano, griego y turco.
La misma empresa de Tato tuvo durante unos meses también un contrato con la campaña de Daniel Scioli, que finalmente se cayó. Para el PRO, además de aportar gente tercerizada para el call center de Balcarce, hacían trabajos de medición de perfiles en redes. Para esto, crearon sitios “apolíticos” en Facebook y otras redes sociales: sobre mascotas, ecología, contra el maltrato animal y otras causas similares. Servían tanto para hacer “escucha digital” y analizar los intereses de los usuarios y establecer sus perfiles como para, durante los puntos clave de la campaña, contrabandear mensajes a favor de Macri.
No obstante, tras la campaña de 2015, Tato no terminó en los mejores términos con la gente de Marcos Peña. En 2016, despidió a la mayoría de los empleados de Becom1, que quedó reducida su mínima expresión. Tato, entonces, comenzó a trabajar con Esteban Bullrich.
En junio de 2017, justo para la campaña que enfrentó a Bullrich con Cristina Fernández de Kirchner, Tato creó otra consultora llamada Haig & Hastings que se dedica a la “comunicación y marketing integral”.
Tato fue consultor de comunicación de Bullrich durante los cuatro meses de la campaña, algo que debió reconocer a regañadientes ante este diario. Pero fuentes del Gobierno también lo ubican como su asesor en los años previos en el Ministerio de Educación nacional.
A partir de febrero de este año, tiene un contrato en el Senado como asesor de Esteban Bullrich con la máxima categoría (A-1), lo que representa un sueldo de 72.076 pesos. Este diario intentó contactar a Bullrich, pero no consiguió saber en qué tareas lo asesora actualmente.