La muestra de Zanele Muholi (Sudáfrica, 1972), quien utiliza sus autorretratos fotográficos como parte de su activismo para (en sus palabras, citadas en el desplegable que acompaña la exposición) “reescribir una historia de los negros queer y trans de Sudáfrica para que el mundo sepa sobre nuestra resistencia y existencia, víctima de la mayor cantidad de delitos de odio, dentro y fuera de Sudáfrica”, es de una gran potencia y elocuencia visuales, tanto a partir de su forma como de los sentidos que evoca.
El cuerpo, su cuerpo, la negritud, puestos en determinados contextos, con objetos y atributos que remiten a funciones y trabajos específicos, al mismo tiempo que suponen formalmente composiciones y cuadros de situaciones, resignifican y cuestionan estereotipos y encasillamientos dados por el poder y sus ecos en el discurso cotidiano reproducido por los medios dominantes.
Zanele Muholi, que vive y trabaja en Johannesburgo, estudió Fotografía Avanzada en el Market Photo Workshop en Newtown, Johannesburgo, y tiene una maestría en Medios Documentales en la Ryerson University (en Toronto, Canadá). Desde 2013 es Docente Honorario en la Universidad de las Artes en Bremen, Alemania.
Fundó dos foros, uno para el empoderamiento de las mujeres (en 2002) y otro de medios visuales queer (www.inkanyiso.org, en 2009). También dicta talleres de fotografía destinados a mujeres jóvenes de barrios carenciados.
Zanele Muholi presentó su obra, entre otros lugares, en la Bienal de San Pablo de 2010, la Documenta de Kassel de 2012, en el Pabellón de Sudáfrica de la Bienal de Venecia de 2013, en el Williams College Museum of Art, Williamstown (2014), en Akershus Kunstsenter, Noruega (2015), en la Open Eye Gallery de Liverpool (Inglaterra) y en el Museo de Brooklyn (Nueva York), ambas en 2015; en Gallatin Galleries, Nueva York y North Carolina Museum of Art (ambas en 2016). En 2017 mostró en Autograph ABP, Londres; el Stedelijk Museum de Amsterdam, la Durban Art Gallery (de Sudáfrica); el Market Photo Workshop, de Johannesburgo y la Glasgow School of Art.
La muestra que el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires presenta en su sala de Proyectos Especiales, consiste en una selección de la serie ¡Salve, oscura leona!, que se compone de autorretratos tomados en distintas ciudades del mundo y hacen evidente, de un modo poético, la historia de los padecimientos personales, familiares, sociales y ancestrales que sufren los cuerpos negros. Muholi se rebela a través de la argumentación irrefutable y de largo aliento que otorga la persuasión por la belleza. En este sentido, su serie MaID, un juego de palabras en inglés que remite tanto al término “criada” como a la abreviatura de la frase “mi identidad”, remite de manera directa a la relación entre los accesorios, el trabajo y su cambio de función. Por ejemplo: los broches para colgar la ropa, tarea a la que estaría destinada una mucama negra (como lo fue su madre), aquí ofician decorativamente de complementos para el tocado, como sucedáneos de los aros y como prendedor. En otra foto, el caño plástico flexible de la aspiradora, otra herramienta cotidiana del trabajo (al que se llega por una mezcla de necesidad, discriminación y prejuicio) sirve como accesorio de la moda, para atrapar y distinguir a quien lo luce.
En una entrevista reproducida en el desplegable de la exposición (realizada por Renée Mussai –Curadora Senior y Jefa de Archivo e Investigación de Autograph ABP, en Londres—), Muholi explica, sobre esta serie de fotos que “la pregunta clave que me hago todas las noches es: ‘¿Cuál es mi responsabilidad como ser vivo, como ciudadanx de Sudáfrica, sobre los crímenes de odio en el mainstream de los medios de prensa?’ Eso es lo que me mantiene en vela todas las noches. Por eso ¡Salve, oscura leona! no son sólo fotografías bellas, sino que pretenden constituir declaraciones políticas. La serie habla de belleza, remite a incidentes históricos, ofrece afirmaciones a quienes dudan –cuando hablan consigo, cuando se miran al espejo– para poder decir: ‘Tú vales, tú cuentas, nadie tiene derecho a menospreciarte por tu apariencia, por tu raza, por tu expresión de género, por tu sexualidad, por todo lo que eres […]’.”
Según se lee en el nutrido CV de Zanele Muholi, ha recibido una serie de importantes premios a lo largo de los últimos años: el Premio Casa África a la mejor fotógrafa mujer y el Premio de la Fondation Blachère en Les Rencontres de la Bamako Biennale of African Photography (2009); el Fine Prize al artista emergente en la exposición Carnegie International (2013); el Premio Prince Claus (2013); el Premio Index on Censorship Freedom of Expression (2013); el ICP Infinity Award en la categoría Documental y Fotoperiodismo (2016); el Outstanding International Alumni Award de la Ryerson University (2016); La orden de Caballero de las Artes y las Letras (2017) y el Premio Mbokodo en la categoría Artes Visuales (2017).
Lo que se desprende de estos autorretratos tan delicados como implacables es la distinción, la singularidad y la profunda dignidad de una mirada que llega desde las fotos y se sostiene, apelativa, ante los ojos de cada visitante.
Junto con esta exposición siguen también las muy recomendables retrospectivas de Alberto Goldenstein, La materia entre los bordes: fotografías 1982-2018, con curaduría de Carla Barbero, y Archivo Aldo Sessa 1958-2018: 60 años de imágenes, con curaduría de Victoria Noorthoorn, en colaboración con Laura Hakel, Jorge Ponzone, Agustina Vizcarra y Gonzalo Silva y diseño de exposición de Daniela Thomas.
Q En la Sala de Proyectos Especiales del Museo de Arte Moderno, San Juan 350, hasta el 27 de mayo; de martes a viernes de 11.00 a 19.00, sábados y domingos de 11.00 a 20.00, feriados de 12.00 a 18.00. Entrada general: $ 30. Martes: gratis.