Los capítulos más importantes de los sectores de línea blanca y electrónica tienen un saldo negativo de producción entre 2015 y 2017, con impacto sobre el nivel de empleo. La retracción del consumo en el mercado interno junto al crecimiento de las importaciones afectaron a esos sectores, aunque con diferente intensidad según el rubro. En línea blanca, el capítulo de peor desempeño es aires acondicionados, con una baja de producción del 41 por ciento en 2017 en relación a 2015. Las importaciones de ese producto subieron de aproximadamente 70 mil unidades en 2015 y 2016 a 216 mil unidades en 2017. Entre los electrónicos, se destaca la reducción en Tierra del Fuego de 376 mil en 2015 a sólo 16 unidades de notebooks y PC en 2017, al compás de la apertura a los importados y la baja de precios en el mercado interno. En el continente la producción llegaba al 1,5 millón de computadoras y este año ya se dejarán de ensamblar. Los datos fueron calculados por la Universidad de Avellaneda (Undav).
Según las cifras oficiales del Ministerio de Trabajo, el empleo en el sector la fabricación de maquinaria de oficina acumula en dos años una contracción de 18,8 por ciento, al pasar de 5316 a 4350 entre el primer semestre de 2015 y el mismo período de 2017. También se redujo el empleo en el sector de radio y televisión en un 16,7 por ciento, al pasar de 11.858 a 9875 trabajadores, mientras que los puestos registrados en el rubro de aparatos eléctricos mostraron una baja de 2,9 por ciento. El informe de la Undav marca que entre los tres sectores se perdieron en dos años un total de 3586 puestos de trabajo. Reflejo fiel de la crisis laboral en el sector electrónico es el acuerdo de congelamiento salarial firmado por la seccional de la UOM en la ciudad de Ushuaia, Tierra del Fuego.
La producción de aires acondicionados pasó de 1,7 millón de unidades en 2015 a 1,1 en 2016 y 1 millón en 2017. Al mismo tiempo, las importaciones avanzaron de 71 mil unidades a 216 mil unidades, es decir que el peso de los importados en el mercado se amplió desde el 4 por ciento al 12,7 por ciento en un contexto de retracción de la producción local. La producción de lavarropas y secarropas bajó de 2,1 millones en 2015 a 1,8 en 2017, mientras que los importados avanzaron de 24 mil a 123 mil unidades en el mismo período, calculó el Observatorio de Políticas Públicas de la Undav.
En cambio, en heladeras y freezers el balance es más estable: se produjeron 1,3 millón de unidades en 2015, bajaron a 1 millón en 2016 y subieron a 1,2 millón el año pasado. En el mismo período, las heladeras importadas avanzaron de 122 mil a 312 mil. En tanto, la fabricación de cocinas fue de 873 mil unidades en 2015, 714 mil en 2016 y 857 mil en 2017, mientras que las importaciones avanzaron de 66 mil a 83 mil. La producción de microondas se ubicó en 456 unidades en 2015, subió a 567 unidades en 2016 y luego bajó a 381 en 2017, mientras que los equipos de calefacción presentan un leve avance en dos años, de 751 unidades a 756 mil unidades.
Otro sector mayormente castigado por la dirección de la política económica es el electrónico. La producción de monitores cayó un 60,7 por ciento, aunque en este caso tiene un papel central el relativo atraso de la tecnología de PC de escritorio. La producción de celulares cayó un 11 por ciento entre 2015 y 2017, desde 11,9 millones a 10,6 millones, mientras que las importaciones avanzaron de 185 mil a 367 mil unidades. En cambio, la producción de televisores creció de 2,9 millones a 3,2 millones de unidades. En términos de divisas, el resultado negativo de la desindustrialización es menos visible, ya que el fuerte incremento de la salida de divisas por el ingreso de bienes finales en parte se compensa por las menores compras de insumos.