El Fondo Monetario Internacional recortó sus proyecciones de crecimiento para la Argentina de 2,5 a 2,0 por ciento durante 2018. Un documento publicado ayer por el organismo multilateral señala a la sequía y el ajuste para explicar la revisión a la baja en el ritmo de crecimiento. La revisión semestral del Panorama Económico Global del FMI sostiene que el país deberá profundizar el recorte en el gasto público y aplicar políticas monetarias contractivas. Con esa vieja fórmula, el Fondo espera que el gobierno de Mauricio Macri consiga controlar la inflación y apuntalar una expansión económica. El informe advierte que los aumentos de precios se mantienen elevados pero prevé que el IPC escale un 19,2 por ciento en el año. Aunque la cifra está por encima de la meta de inflación oficial, del 15 por ciento, el guarismo es inferior al previsto por consultoras privadas, centros de investigación y centrales sindicales, para quienes la dinámica inflacionaria superará el 20,0 por ciento al finalizar el año.
Las nuevas proyecciones para el PBI son 0,5 puntos inferiores a las publicadas en octubre y 0,2 puntos menores a las previstas un año atrás. Aunque Roberto Cardarelli, el economista del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI a cargo del seguimiento de la economía argentina, señaló que la rebaja responde “enteramente” a condiciones climatológicas el documento agrega otro componente (ver aparte). “Esperamos que en Argentina el crecimiento se modere a 2,0 por ciento en 2018 dado el efecto de la sequía sobre la producción agrícola, así como por el ajuste fiscal y monetario necesario para mejorar la sustentabilidad de las finanzas públicas y reducir la alta inflación”, sostiene el informe del FMI publicado ayer. Con esas cifras, Argentina crecerá por debajo del promedio de 4,9 por ciento estimado para las economías en desarrollo pero estará alineado con América Latina, donde el Fondo espera una mejora del 2 por ciento anual.
La actualización semestral del Panorama Económico Global presentada en la antesala de la Asamblea del FMI en Washington ofrece escasas referencias individuales sobre los países. En el caso argentino los comentarios están referidos a la elevada inflación y la necesidad -siempre desde la visión del Fondo- de avanzar en un mayor ajuste fiscal. “En varias economías emergentes, la inflación está en niveles históricamente bajos. Sin embargo en unos pocos países, como Argentina y Turquía, la inflación se mantiene por encima de los objetivos dispuestos por los bancos centrales, requiriendo una estricta posición monetaria para mantener ancladas las expectativas”, sostiene el organismo multilateral para quien los precios terminarán en 19,2 por ciento en su medición punta a punta, que es la que utiliza el Indec y la mayoría de las consultoras locales. La cifra es 3,2 puntos porcentuales superior al 16 por ciento previsto en enero pasado. El organismo estimó además que la inflación promedio, una medición que no es de uso habitual en Argentina, ascenderá hasta el 22,7 por ciento. Ese indicador contempla la comparación entre el promedio de precios del año pasado y el promedio de éste.
A la hora de apuntar hacia dónde debe dirigirse el ajuste en el gasto, el organismo liderado por la abogada francesa Christine Lagarde apunta hacia el sistema de la seguridad social. “Las reformas fiscales aprobadas a finales de 2017 ofrecen una orientación mejorada para la disciplina fiscal y colaborarán en el abordaje de los grandes desbalances en las pensiones y comenzar una reducción gradual de los impuestos altos y distorsivos”, expresa el documento para enfatizar que “sin embargo, serán necesario mayores recortes en el gasto primario para conseguir los objetivos para el déficit primario y abrir espacio para avanzar en la reducción de la presión impositiva”. La sugerencia realizada por el staff del Fondo está en línea con el diagnóstico realizado al finalizar la última supervisión de la economía local prevista en en el Artículo IV. El informe publicado hace cuatro meses no solo celebra la modificación de la fórmula de actualización de las jubilaciones sino que enfatiza la necesidad de avanzar en la reforma integral de la seguridad social prevista por el gobierno para 2019.
“Es un momento propicio para llevar adelante las reformas estructurales”, expresó el mes pasado Lagarde cuando visitó el país para participar de la cumbre de banqueros centrales y ministros de finanzas del G-20 en Buenos Aires. Las transformaciones que debería desplegar el gobierno de Mauricio Macri no se agotan con la seguridad social. El FMI respalda la reforma laboral. “Argentina tiene instituciones y regulaciones del mercado laboral relativamente rígidas”, expresó el organismo a fines del año pasado. “Las principales deficiencias incluyen altos costos de terminación del contrato laboral, complejos procedimientos para despidos colectivos y condiciones restrictivas para el empleo temporal”, sostuvo entonces la entidad.
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