Joyas, cantantes de música pop y un elefante que se la pasa todo el día sentado fueron algunos de los ingredientes temáticos en la jornada de ayer de la Competencia Oficial Internacional del 20° Bafici, con dos paradas en China y un ida y vuelta entre Buenos Aires y Santiago de Chile como fondos geográficos. From Where We’ve Fallen es el título del primer largometraje de Wang Feifei, docente, programador y realizador nacido en Chengdé, ahí cerquita de Pekín, ciudad destinada en el pasado remoto a ser residencia de veraneo de los emperadores. Pero no hay nada de imperial o ligado a la Antigüedad en el film, más bien todo lo contrario: una breve escena en la cual dos de sus protagonistas recorren turísticamente una serie de callejuelas los encuentra observando a un fotógrafo concentrado en encuadrar a una pareja de turistas o futuros cónyuges, disfrazados ambos con el típico atuendo de los guardias rojos. Si la ideología se ha transformado en postal turística y/o en mercancía, la historia de From Where We’ve Fallen –opaca, misteriosa, por momentos inasible– hace circular en dos tiempos distintos a un puñado de personajes marcados a fuego, precisamente, por el intercambio de bienes o favores. O dinero contante y sonante. Y por eso que solemos llamar amor, aunque invocar su nombre suela ser mucho más sencillo que definirlo.
En la película de Wang hay un hombre dedicado a la venta de piedras semi-preciosas, otro interesado en hacer una compra importante y una pareja de amantes que está disfrutando de un viaje fugaz antes del inminente casamiento de uno de ellos… con otra persona. Los diálogos resultan elípticos más allá de su aparente transparencia y los conflictos no tardarán en surgir, en particular luego del viaje a un hotel exclusivo cuyas habitaciones fueron diseñadas para honrar visualmente a las ciudades más famosas del mundo (nuevamente, el recuerdo del parque temático de The World, de Jia Zhangke). Una bella escena que registra un paraje ídem –suerte de camino de piedra donde se reúnen dos corrientes marítimas y que, dicen, lleva directamente a Japón– anticipa un brusco corte en la línea narrativa. ¿Lo que sigue es un flashback en sentido estricto o una posible realidad paralela? El mismo actor que interpreta al comprador de joyas se enfrenta al suicidio de un amigo, un personaje tal vez referido en la primera parte, y los juegos narrativos –que incluyen algún que otro buceo en lo onírico– vuelven a recomenzar. Hay definitivamente una mirada diferente en From Where We’ve Fallen, la película de un director que no teme a la hora de tomar riesgos pero que, al mismo tiempo, parece tener la tentación del capricho formal domada y bajo control.
Cambios de aire para todo un abonado del Bafici, el realizador chileno José Manuel “Che” Sandoval. Ma non troppo: su tercer largometraje reemplaza el protagonista masculino de su anterior Soy mucho mejor que vos por una mujer y reparte la trama entre Santiago y Buenos Aires, pero Dry Martina mantiene intactos su particular sentido del humor –que ya estaba presente, y mucho, en su ópera prima, Te creís la más linda (pero erís la más puta)– y una inagotable obsesión por el sexo, tanto el deseado como el consumado. Antonella Costa, en su primer papel protagónico en la pantalla grande en años, es el motor de tracción central de la película. Martina es una cantante pop que tuvo su período de mayores éxitos durante el cambio de milenio, aunque tampoco parece irle mal en su etapa de madurez. Al menos profesionalmente, porque en el terreno personal la cosa anda lejos de los diez puntos: su padre está en coma desde hace un año, su gata se ha escapado y hace mucho tiempo que no logra excitarse, al menos en términos estrictamente sexuales. De allí esa sequedad adosada a su nombre en el título del film, que cambia de sentido al cruzar la frontera y enfrentarse a una versión del idioma español algo diferente.
La aparición de una joven chilena que dice ser su hermana y la de su pololo -un muchacho que logra que Martina comience a ver las cosas de otro color- son el punto de partida para un viaje del otro lado de la cordillera y el comienzo de una serie de cruces, encontronazos y colisiones entre esos personajes y otros que no tardarán en aparecer. De un tono algo más amable que sus dos obras anteriores, Dry Martina crea en su protagonista a un personaje extremadamente fuerte y frágil al mismo tiempo, aunque definitivamente decidido a la hora de los bifes amatorios. A tal punto que más de un hombre que se cruza en su camino partirá con el rabo entre las piernas luego de aparentar ser un macho todoterreno (un tema esencial en la construcción del protagonista de Soy mucho mejor que vos). Cuestiones ligadas a la paternidad y a la vida contemporánea en las grandes ciudades aparecen como pinceladas que describen a los personajes y a su entorno, pero lo que más parece interesarle a Sandoval es hacer de Costa una heroína tan atípica como entrañable, a pesar de –o justamente gracias a– su costado más friki. Dry Martina posee además un excelente oído para los diálogos –en perfecto híbrido chileno-argentino– y una muy jugosa participación de Patricio Contreras, ese emblema de la actuación binacional.
Fuera de competencia se exhibió el poderoso debut y despedida del director chino Hu Bo. Debut porque se trata de una ópera prima; despedida porque esa posible carrera se vio interrumpida luego de su suicidio a los 29 años de edad, poco después de terminar el primer corte de la película; notable porque An Elephant Sitting Still es un relato de casi cuatro horas de una enorme ambición narrativa y estética que el realizador logró transformar en un film tan potente como riguroso en su acercamiento a ciertas problemáticas personales y colectivas. Lo del elefante sentado es una excusa. Lo importante aquí es el deseo de cuatro personajes muy diferentes –un anciano, un joven y dos adolescentes– por escapar de una pequeña ciudad donde ya no parecen ser capaces de respirar. A lo largo de algunas pocas horas, entre el amanecer y el comienzo de la noche, la película los sigue alternativamente, muy de cerca (resulta loable, bello y pertinente el uso de la steady-cam a lo largo de los 230 minutos de proyección), logrando transmitirle al espectador gran parte de sus anhelos, miedos y contradicciones.
- From Where We’ve Fallen se exhibe hoy a las 15 en Village Recoleta 8 y el viernes 20 a las 14 en Village Caballito 7.
- Dry Martina se exhibe hoy a las 17.40 en Village Recoleta 7 y el viernes 20 a las 20.15 en el cine Gaumont.
- An Elephant Sitting Still se exhibe el sábado 21 a las 17.10 y el domingo 22 a las 16.10 en Village Recoleta 3.