Toots Thielemans recibe el tributo de seis armonicistas de estos tiempos y de distintas partes del mundo. We Do it Out of Love, se llama el disco recientemente editado en Argentina por el sello Acqua, en el que además del argentino Franco Luciani, participan los brasileños  Gabriel Grossi y Alex Rossi, el español Antonio Serrano, el suizo Grégoire Maret y el francés Olivier Ker Ourio. Un homenaje que es también una muestra de qué lugar ocupa hoy la armónica después de de la larga lección de Thielemans.

Considerado ya en vida entre las leyendas del jazz, reconocido como guitarrista y sobre todo como armonicista, Thielemans –que murió en agosto pasado– atravesó la historia del género por el lado más alto. Desde sus aventuradas incursiones iniciales en la Bruselas de los años de la ocupación Nazi, y sus primeras actuaciones en Estados Unidos con Benny Goodman, Charlie Parker, Dinah Washington, Miles Davis, Ella Fitzgerald, Stan Getz, Chet Baker o Lester Young, hasta más tarde con sus propios grupos y en grabaciones con Oscar Peterson, Elis Regina, Jaco Pastorious y Fred Hersch –por nombrar apenas algunas de las compañías que le sostienen el aura–,supo edificar su imagen de tipo gozoso, franco y sencillo, además de melodista sensible e improvisador genial. 

Mucho de eso, del tipo y del músico, se resume en el filo brillante del sonido de su armónica, instrumento al que le dio entidad musical absoluta y un lugar entre las complejidades de los grandes. Como compositor, seguramente “Blusette” quedará entre sus piezas más afortunadas, junto a una discografía larga y ancha, participaciones en bandas de sonido de películas y un festival que lleva su nombre en La Hulpe, cerca de Bruselas, donde nació en 1922.

Entre los ecos de ese legado está lo que propone We Do it Out of Love: seis armonicistas declaradamente deudores de Thielemans, que sin embargo profundizan sus propios estilos precisando la propia identidad desde repertorios variados. Abre el disco un tema del homenajeado, “Waltz for Sonny”, en la versión de Antonio Serrano. Con piano y percusión, el fraseo límpido del español lleva el vals a su propio territorio expresivo –que es mucho más que palmas y jaleos–, como hace luego hace con “Better Days Ahead”, de Pat Metheny. Algo parecido trama Alex Rossi, cuando inclina “For my Lady”, una balada de Thielemans, hacia las playas del bossa, sostenida por la marca rítmica y el color del cavaquinho de Nelson Latif.

También Franco Luciani eligió un tema de Thielemans: “Old Friend”, que cierra el disco. Junto a Abel Rogantini en piano, Pablo Motta en contrabajo y Diego Alejandro en batería, Luciani lleva la balada un sonido denso, con fraseo en el que abundan sutiles inflexiones, por momentos tangueras. El cuarteto ajustado y rico en matices propone además su versión de “Baron Toot”, del propio Luciani, que sirve de preludio a “Three Views of a Secret”, de Jaco Pastorius, un vals que juega con su ritmo hasta sobre el final inflarse de potentes aires chacarerosos. 

También en cuarteto, con Eduardo Farías en piano, André Vasconcellos en bajo y Rafael Barata en batería, Gabriel Grossi, propone su “Samba pro Toots”, tema de calidez afectuosa, y el melancólico “Estate”, de Martino y Brighetti. En el contraste expresivo de los temas elegidos, Grossi da muestra de su versatilidad. Sobrio, en dúo con Manuel Rocheman en piano, Olivier Ken Ourio trae su “Eva”, otro vals a la manera de Thielemans, y “I Do For Your Love”, de Paul Simon. Sugestivo resulta el empaste tímbrico entre armónica y Rhodes que propone Gregoire Maret, con “The Gate/The Elders”, del mismo Maret y “Velas” de Ivan Lins. 

Rossi y Grossi son los productores del disco, que fue grabado en estudios de Brasil, Estados Unidos, Holanda, Buenos Aires, España y Suiza. Franco Luciani fue el encargado de la producción de la edición para Argentina.

Seis armonicistas, seis músicos notables con personalidad propia. We Do it Out of Love es un homenaje que recoge lo que posiblemente no podría existir –o seguramente existiría de otra manera– sin el paso de Thielemans por la música.