Grisel D’Angelo apela a La náusea de Sartre. Recuerda que el protagonista se regodeaba en su angustia existencial mientras sonaba “Some of these days”, standard de jazz creado hace más de cien años por Shelton Brooks y standarizado por Louis Armstrong, cuando amanecía la década del cuarenta. El fin de la apelación y el recuerdo es introducir con un ejemplo de qué va Jazz & Filosofía, performance que, bajo la égida de ambas expresiones, la cantante y compositora mostrará hoy a las 21 en Bebop Club (Moreno 364). “La música, especialmente si tiene letra, puede inspirarse o hacer referencias a obras de la filosofía y la literatura”, enmarca D’Angelo, cuya elección de piezas filosófico-musicales no se acota a Sartre. Ancla también en “Noches Blancas”, inspirada en Dostoievski, o en “Rockafka”, cuyo nombre lo dice todo. “Me inspiré en La Metamorfosis y en Gregorio Samsa que, aún convertido en cucaracha, intenta no faltar al trabajo. En ese realismo mágico es inevitable preguntarse qué pasaría hoy con un hombre convertido en cucaracha... aquí quizás le dé más miedo perder el presentismo o no cobrar las paritarias, que ser un bicho”, ironiza la cantante, que se presentará junto a Lucas Ferrari en piano, Nicolás Acosta en contrabajo y Ezequiel Ferraro en batería.
“‘Noches Blancas’ la escribí poniendo en práctica una costumbre veraniega de hace unos años: consumir literatura rusa a falta de aire acondicionado”, vuelve a sorprender ella. “Las gélidas descripciones de Dostoievski eran una caricia al cerebro sofocado por el calor, y además un solo libro es lo suficientemente largo como para tirar los cuatro o cinco meses de calor en Buenos Aires. Pero lo más interesante son los diversos caminos que toman las personas para llegar a la literatura... desde las ínfulas intelectuales más solemnes hasta la ausencia de un electrodoméstico que dé frío”, se ríe D´Angelo, que no escatima esfuerzos en interpretar en clave de humor también a Kant, Cortázar, Rubén Darío y Camus, entremezclados con improntas musicales que recuerdan a Coltrane o Cole Porter. “Como letrista siempre hay una idea latente de, primero, escribir acerca de un determinado tema. Y a veces en el mero pensamiento de esa idea se atrincheran algunas frases, que terminan siendo parte de la letra final”, señala Grisel sobre una metodología de trabajo que hace posible la alquimia entre jazz y filosofía, matizada con perlitas de humor.