El cine de James Benning es ciertamente único, por lo cual es importante saber cómo concibe sus films y cuáles son sus herramientas.

–Usted trabajó durante varias décadas en formatos analógicos, usualmente en 16mm. ¿Qué implicó en términos creativos pasarse completamente al medio digital?

–Una de las grandes diferencias es que ya no tengo que preocuparme por la posibilidad de que el laboratorio arruine el material. No tengo que esperar para mirar las imágenes. Es una ansiedad que ya no está. Y además es más barato, por lo que puedo experimentar más. También puedo filmar más material, aunque la disciplina de tantos años trabajando en un formato analógico hace que no filme tanto como otra gente. En este momento puedo afirmar que me gusta más la imagen digital que el fílmico, aunque mucha gente se enoja conmigo por ello: no tiene una apariencia nostálgica, no se mueve, no tiene ese grano que se mete en el camino. Se parece más a lo que veo con mis propios ojos y mis películas son sobre la observación. Siento que un velo se ha descorrido.

–Estudió matemática en la universidad y muchas veces se ha hablado de su relación con las ciencias duras. ¿Ve su trabajo como otra forma de trabajar la matemática?

–Tiene que ver con el placer por los matemáticos cuyo trabajo ha sido brillante, esa idea de llegar a una solución a cuestiones complejas de la manera más sencilla. Eso es una buena idea para todos los problemas, una respuesta económica y bella en su economía. Estudié matemática y me gusta la manera en la que ésta puede explicar las cosas, pero en mis películas no hago ilustraciones matemáticas. Lo interesante de L. Cohen es que es una película totalmente matemática y depende de las predicciones de dónde va a estar ubicada la sombra. Tiene que ver con la idea de tres cuerpos que están alineados durante un par de minutos. Eso es sorprendente. Ojalá pudiera experimentar un eclipse sin saber qué va a ocurrir, sin saber de qué se trata. Eso debe haber sido algo notable. Supongo que los animales son los más honestos en ese sentido y saben que algo no está bien cuando ocurre. Aunque dudo que después se acuerden.