Las empresas automotrices se encaminan a tener que optar por bajar drásticamente sus importaciones o afrontar una multa por parte del Gobierno. La razón radica en que el sector automotor, liberado de las restricciones comerciales que regían durante la gestión anterior y potenciado por la crisis de Brasil, sobrepasó (de manera creciente) el techo al desbalance comercial bilateral que establece el acuerdo de libre comercio automotor. Por ejemplo, en el último semestre, las empresas “se pasaron” en más de 2 mil millones de dólares las importaciones avaladas en el esquema vigente. La cuenta final cierra en 2020, o sea que en estos dos años las empresas tendrán que adoptar alguna estrategia viable: reducir importaciones, incrementar exportaciones o pagar la multa por el exceso.
Los autos tuvieron incidencia en el déficit comercial negativo record de 8471 millones de dólares el año pasado. De hecho, el peso de los autos terminados sobre las importaciones totales viene creciendo. En 2015, fueron 3344 millones sobre un total de 59.787 millones, el 5,6 por ciento. En 2016, las compras externas de autos subieron 33,5 por ciento (4468 millones de dólares) hasta explicar un 8 por ciento de las importaciones totales, mientras que las exportaciones de vehículos cayeron un 20 por ciento. En 2017, las importaciones de autos volvieron a subir un 41 por ciento (6297 millones) y explicaron el 9,4 por ciento del total. En ese período, las exportaciones subieron un 10,3 por ciento. Más allá del fuerte avance de las importaciones de autos terminados, el grueso del déficit comercial del bloque automotor proviene del sector autopartista, cuyas importaciones el año pasado fueron de 8351 millones de dólares y las exportaciones, de 1641 millones.
En el sector automotor, Brasil es el socio más importante para la Argentina, primer destino de exportaciones y origen de las importaciones. La razón de ese privilegio es que rige desde los 90 un acuerdo de libre comercio entre ambos países. Sin embargo, el libre comercio tiene un límite determinado por el coeficiente flex, que establece un techo al desbalance comercial en contra de la Argentina. Actualmente, el número es el 1,5, es decir que si Argentina exporta a Brasil por 1 millón de dólares puede importar por 1,5 millón sin problemas. Desde 2016, las empresas del sector automotor superaron ese límite de manera creciente.
Un relevamiento de AFAC, entidad que nuclea a los autopartistas, muestra que desde junio de 2015 la relación entre importaciones totales (autos terminados y autopartes) y exportaciones con Brasil es de 2 a 1, cuando el techo libre de aranceles es de 1,5 a 1. El exceso fue creciente: entre junio de 2015 y junio 2016 esa relación fue de 1,7; entre junio 2016 y junio 2017, de 2,16 y entre julio 2017 y enero 2018, de 2,24. Desde junio de 2015, las importaciones desde Brasil de autos terminados y componentes fueron 22.388 millones de dólares y las exportaciones, de 11.139 millones.
Si bien el período total bajo análisis para definir las multas se extiende hasta 2020, a esta altura las empresas empiezan a sacar cuentas. Si el período de vigencia del flex de 1,5 cerrara ahora, se debería haber importado por un total de 16.708 millones en relación a los 11.139 millones exportados. Es decir, hay un exceso de 5680 millones de dólares en relación a los 22.388 millones importados hasta el momento.
Una vez que hay exceso, la multa empieza a correr a nivel empresa y por producto. El acuerdo prevé como multa la aplicación de una parte del arancel externo común. Por ejemplo, para una terminal que se haya excedido por importación de autos terminados, la multa es del 24,5 por ciento sobre el exceso. Para autopartes, del 13,5 por ciento. Si se calcula una alícuota promedio del 18 por ciento sobre la base de 5680 millones de dólares, el monto actual a pagar por el sector sería de 20.856 millones de pesos.
Si bien esto preocupa en la industria, se espera que la situación no presente grandes cambios de acá en adelante en la relación comercial con Brasil. Por tanto, podría darse la aplicación de la multa por primera vez desde que rige el flex. El Gobierno resolvió que las empresas constituyan garantías, pero el camino a 2020 es largo y el sector suele tener a mano alguna carta para negociar.