“Una impetuosa celebración a la creación, al amor propio, a la sexualidad ¡y al poder de la vagina!”, anota la artista R&B Janelle Monáe sobre su más reciente single: el muy celebrado PYNK, tema que adopta y eleva –desde la letra de la canción y las visuales del novísimo videoclip– al tan vapuleado color rosa. “Un color que nos une a todas las personas, ya que se encuentra en los recovecos más profundos y oscuros de los seres humanos. Rosa es donde nace el futuro”, suma la sucinta nota que acompaña la pista; colaboración, dicho sea de paso, de la mentada Monáe y la extraordinaria Grimes. Pynk, like the inside of your… baby / Pynk behind all of the doors… crazy / Pynk, like the tongue that goes down… maybe / Pynk, like the paradise found, entona Janelle en las insinuantes primeras líneas del track (anticipo, del inminente largaduración Dirty Computer, cuyo lanzamiento está previsto para fin de mes). Allí, sobre fluctuantes sintetizadores, corre la camaleónica voz de la música en lo que ya ha sido definido como “un himno instantáneo”, “una obra maestra queer”, “una exploración punk sobre la sexualidad femenina”…
No es para menos: dirigido por Emma Westerberg, el sugerente videoclip –que suma ya varios millones de visionados– presenta una utopía futurista color de rosas (literalmente), donde abundan bragas con lemas feministas, alusivas frutas rosadas, pelo al natural (en cuanto sitio venga a la mente) y ¡pantalones-vaginas!, prenda que ha revolucionado las redes. Obra y gracia del diseñador holandés Duran Lantink, capas de tul y seda en la susodicha tonalidad hacen de perfecta simbología para referir a las partes pudendas femeninas y han devenido ya objeto icónico; aunque aclare Monáe que “no todas las mujeres tienen vagina” y cargue las tintas visuales con otros símbolos inclusivos que representan el variopinto espectro del género y la fluidez de la identidad. “El clip es una oda estética a la vulva con ‘pussypants’, vaginas peludas y la actriz Tessa Thompson como una de las protagonistas”, se entusiasma El País. Cita que amerita aclaración: Thompson interpreta el rol de sensual damisela, sí, pero también de ¡clítoris! de la propia, exultante, Monáe. Ver para creer y, claro, para cantar.