“Hay un problema gravísimo, en este momento, en América Latina. Las mujeres no solo mueren por sus vulnerabilidades, sino por sus fortalezas”, advierte la Fiscal Mariela Labozzetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), del Ministerio Público Fiscal de la Nación. “Hasta ahora las víctimas eran generalmente débiles y frágiles y ahora hay una revancha contra las que se abren al goce o que son transformadoras y desafían al poder. Es la reacción del patriarcado frente a la revolución de las mujeres para tratar de anular los procesos revolucionarios y transformadores”.
Los femicidios son contra las mujeres que se quedan en su casa, pero que no bajan la cabeza y aceptan ser un mueble más del living familiar. Los femicidios son contra las chicas que salen a buscar la diversión o el baile. Los femicidios son contra las que salen a la calle a pelear por una realidad mejor. Los femicidios son contra las insumisas, las bolicheras, las luchadoras.
Frente a este escenario la impunidad, la inercia o las viejas lupas no alcanzan o son cómplices de la violencia machista. Por eso, la UFEM impulsó el Protocolo para la Investigación y Litigio de Casos de Muertes Violentas de Mujeres (Femicidio). La nueva herramienta legal fue aprobada por el Procurador General Interino, Eduardo Ezequiel Casal, quien recomendó su uso a las y los fiscales el 28 de marzo pasado.
El documento fue elaborado por la UFEM, mediante un proceso de adaptación del Modelo de Protocolo Latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género, de ONU Mujeres y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), junto a FrancoiseRoth y Miguel Lorente, con el apoyo del Programa EUROsociAL+, de la Unión Europea y la asistencia técnica del Equipo Argentino de Antropología Forense y otros organismos gubernamentales y judiciales.
-¿Cómo surgió la idea de hacer un protocolo de investigación de femicidios?
-La UFEM se creó en el 2015 con la prioridad de intervenir en femicidios. En el 2016 nos propusimos generar un documento que protocolice la actuación de los fiscales. Hicimos una revisión de todos los protocolos en América Latina que es pionero en la violencia de género y en la tipificación de femicidio que no está en Europa ni en África.
-¿Cómo está la Argentina a nivel mundial?
-Tenemos leyes muy buenas que no se terminan de aplicar. La tipificación del femicidio fue en el 2012 y muchos países lo habían tipificado antes. Pero sí Argentina es una usina del movimiento feminista que está derramando a toda la región. Ni Una Menos nació acá y explotó en todos los países de Latinoamérica. Además institucionalmente somos una referencia a partir de la Oficina de la Mujer (OM), la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y el Ministerio Público. Somos el primer país que adaptó el Protocolo de Femicidios. Argentina tiene mucha solidez institucional y una fuerza política que no hay en otros países de Latinoamérica.
-¿Cuántos asesinatos de mujeres configuran femicidios?
-En los datos propios llevados por al UFEM de treinta muertes violentas de mujeres el 60 por ciento son femicidios. Y los otros asesinatos son por robo, ataque en la calle, pelea de vecinos u otras cosas.
-¿Cuáles son los problemas de la justicia ante los femicidios?
-Hay un alto índice de impunidad y muy pocas sentencias condenatorias. El valor de la vida de la víctima cambia. Si hay una víctima que es hombre y blanco la eficiencia sube y si la víctima es mujer, pobre y/otrans la eficiencia baja. Cuando se le da poco valor a la vida de la víctima baja la posibilidad de condena o la búsqueda del prófugo.
-Hay casos en los que lograste encontrar a prófugos que nadie buscaba con mucho interés. ¿Cómo se hace la diferencia?
-En el caso de Aylin Silvera la víctima está viva y el agresor le había pegado ocho tiros en junio del 2014. Ella estaba encerrada en su casa, con miedo. La causa estaba archivada y calificada como lesiones. La voluntad y los recursos que se ponen cambian la historia. Se lo detuvo en marzo del 2016 en González Catán. El Tribunal Oral en lo Criminal N°22 lo condenó, finalmente, a dieciséis años de prisión.Con un poco de trabajo y salir a buscar prófugos se pueden revertir causas paradas.
-¿Qué genera la falta de perspectiva de género en la justicia?
-Se detecta la invisibilización de componentes de género y eso produce definiciones equivocadas como homidicio simple u homicidio íntimo vincular que elude las cuestiones de género o la poca recolección de pruebas que se vinculan con las cuestiones de género. Hay investigaciones deficientes y muy mal abordaje de la escena del crimen que es importantísimo para encontrar los rastros de la violencia de género que después ayudan a probar el caso en juicio. Por eso se necesitan herramientas para los fiscales que no tienen la gimnasia de la perspectiva de género (porque es algo relativamente nuevo) en la escena del hallazgo del cuerpo y en la autopsia.
-¿Cuáles serían ejemplos de datos que no se pueden dejar pasar para entender que se trata de violencia de género?
-Matar de más. No dar una puñalada, sino muchísimas puñaladas, que es algo que pasa con las travestis y trans y en los femicidios. Hay ensañamiento y ganas de destrozar al cuerpo que se fue de control. La utilización de más de un mecanismo homicida, con ahorcamiento y cuchilladas o arma de fuego y cuchillo o de herramientas caseras (sogas, sábana, cuchillos de cocina, martillos) que están a mano y se desatan en la escena. También se debe priorizar en la autopsia ver si existió violencia sexual aunque en apariencia no parezca porque, después, volver a hacer una autopsia es mucho más trabajoso. Hay que ver si se encuentran signos de defensa en las uñas o en los antebrazos de las mujeres y si hay objetos rotos de valor para la víctimas. También hay que mirar si hay mensajes, notas, mails amenazantes para la víctima. Si estas pruebas no se buscan en la escena del crimen se pierden. Es fundamental el momento inicial de la investigación.
-¿Qué necesitan saber los y las fiscales que incorpora el protocolo?
-Este instrumento es para dar herramientas teóricas a los fiscales que, además de investigar la muerte, tienen que tener en cuenta la violencia contra las mujeres. No son casos aislados, sino asesinatos que forman parte de un fenómeno complejo. La forma de ver un homicidio es con un solo ojo y la de ver un femicidio implica complejizar la mirada como dice Francoise Roth.
-¿En qué puede implicar avances el protocolo de investigación de femicidios?
-Si los investigadores aplican el protocolo todo cambia porque ilumina cuestiones que no están iluminadas y jerarquiza la cuestión de género. Ya matar a una mujer no es igual a un cuerpo tirado y descartado, es una grave violación a los derechos humanos. Esto es una bomba de tiempo. El sistema judicial se tiene que despertar. Debe ser una prioridad para todos los fiscales para reducir los niveles de impunidad.
-¿Dónde se va a aplicar?
-Al menos los fiscales de la Ciudad de Buenos Aires y de la justicia nacional lo tienen que aplicar y nuestra idea es llevarlo de gira y que pueda ser aplicado en las provincias. Tenemos fe que pueda caminar en el resto del país y que haya una política criminal a nivel regional y se produzca un vuelco en cómo se investigan los crímenes. Y que los asesinatos o la desaparición de mujeres por el crimen organizado se pueda investigar.
-¿Qué pasa con la estigmatización sobre las víctimas que realizan los medios de comunicación pero también, a veces, las propias fiscales cuando dicen por ejemplo que una chica no puede caminar de noche por un parque y que, por eso, fue asesinada?
-Hay que investigar con perspectiva de género y jamás estigmatizar a la víctima. La víctima jamás es corresponsable de su muerte. Jamás. Sea quien sea la víctima.
-No es porque iba a un parque a la noche, no es porque es madre sola, no es porque es fanática de los boliches, no es porque caminaba a la noche...
-Nunca lo que hace una mujer disminuye la responsabilidad del autor. Pero sí ese es el componente de género. El fiscal puede entender porque es un asesinato que tuvo que ver con la identidad de género. Pero no estigmatizarla.
-En la Argentina hay un treinta por ciento de víctimas jóvenes en situación de goce: ir a bailar, ir de gira, tomar algo, estar en un boliche. ¿Estos crímenes requieren de una forma de investigación distinta a los asesinatos de mujeres adultas por parte de sus parejas o ex parejas?
-La violencia de género no se puede circunscribir a la violencia intrafamiliar porque ese es un escenario posible y hay otros que son más complejos. En los íntimos se sale del control o dominio del marido que piensa que le fue infiel o que tiene una pollera corta y tiene que ver con los celos. En los crímenes sexuales están vinculados al deseo. Y en el asesinato de Marielle Franco (en Brasil) y en los ataques a las defensoras de derechos humanos hay un problema gravísimo, en este momento, en América Latina. Las mujeres no solo mueren por sus vulnerabilidades, sino por sus fortalezas. Siempre la situación es que se salen de la norma.
-¿Hay una revancha contra mujeres empoderadas?
-Hasta ahora las víctimas eran, generalmente, débiles y frágiles y ahora hay una revancha. Es la reacción del patriarcado frente a la revolución de las mujeres para tratar de anular los procesos revolucionarios y transformadores. El asesinato de Marielle Franco (activista, legisladora, lesbiana, feminista) es un nuevo paradigma. No es lo mismo las mujeres que mueren asesinadas, que las mujeres que mueren cuando se abre su goce y son atacadas y pueden ser cuerpos poseídos y ahora las mujeres transformadoras que se animan a desafiar el poder y que son legitimadas como lideresas como Berta Cáceres (asesinada en Honduras). El patriarcado reacciona frente a todo lo que pretenda modificarlo. Hay que estar atenta al revanchismo del patriarcado.