Juan "el Indio blanco" Cabrera fue condenado a 4 años y medio de prisión por los delitos de facilitamiento y explotación económica de la prostitución de mujeres adultas. El delito salió a la luz en mayo de 2013, cuando la ex jueza Alejandra Rodenas ordenó allanar el cabaret La Rosa Sexy Bar y el hotel contiguo. Con el acusado, fueron sentenciadas a cuatro años dos mujeres sindicadas como "colaboradoras" -una de ellas es su ex pareja y titular del contrato de alquiler del hospedaje donde se mantenían encuentros sexuales‑. Aunque Cabrera intentó despegarse del trabajo sexual de las mujeres, al decir que éstas trabajaban "en forma independiente" y que él solo cobraba las bebidas a los clientes y la tarifa del hotel; el juez Edgardo Fertitta expresó en el fallo que "hay relatos coincidentes de que las alternadoras cobraban el total del pago por bailes en el salón; mientras que de las copas y los servicios sexuales, recibían el 50 por ciento". El fallo no está firme, por lo que los acusados siguen en libertad.

Cabrera fue detenido durante los allanamientos a los locales que estaban ubicados en Callao 123 y 125 bis, en los que aquella madrugada trabajaban 19 mujeres. La investigación llevó a la Justicia a determinar que en La Rosa Sexy Bar se pactaban servicios sexuales que se concretaban en el hospedaje contiguo, una modalidad prohibida por ordenanza municipal.

En su relato de aquellos días, Cabrera se consideró un "laburante" que con su negocio mantenía a unas 30 familias. También dijo que el 95 por ciento de las mujeres que trabajaban allí estaban solas, por lo que él "colaboraba" si necesitaban un televisor o un garante para que alquilaran. Pero muchas cuestiones de su relato hicieron ruido al juez Fertitta. "Habla de que tiene contratado un estudio bioquímico para hacer análisis a las chicas (trabajadoras sexuales), pero omite explicar en qué contexto se requiere análisis y libreta sanitaria para cumplir servicio de baile y copas. ¿Cortesía de la casa?", pregunta el magistrado en el fallo. Algo similar entendió el juzgador con la presencia de preservativos que "según Cabrera son para garantizar la higiene de uso de aparatos en los shows; pero se secuestraron varias cajas". También apuntó a la continuidad (comunicación por una puerta que el acusado dijo tener para emergencias) entre el cabaret y el hotel, que el juez calificó como "conveniente".

Por otro lado, hizo referencia a cámaras dentro de las habitaciones del hotel. "El registro fílmico dista mucho de la falta de control y de interés por la actividad de las trabajadoras que (el imputado) invoca".

En su declaración, Cabrera aseguró que no sacaba rédito del trabajo sexual de las mujeres y aseguró tomar varios recaudos, porque dijo saber que estaba en boga el tema de la trata. "Se desconoce mucho sobre el tema (prostitución), en particular los legisladores y la policía", dijo en su declaración. También contó que él nació en un prostíbulo.

Sobre las alternadoras, el juez destacó que sus relatos son coincidentes sobre el funcionamiento del local, pero aclaró que "todas hablaron bien de su empleador, sin ánimo de querer perjudicarlo".

Ordenanza. En julio de 2013, el Concejo Municipal prohibió la habilitación de cabarets, whiskerías y casas de alterne. Desde entonces, no se hicieron nuevas habilitaciones y los locales que estaban en marcha cerraron al caducar el permiso.