Enojada con el macrismo, la jueza María Servini de Cubría renunció a la subrogancia del juzgado federal electoral de La Plata, donde el Gobierno intenta nombrar a un juez definitivo sin concurso. Como el cargo está vacante, Servini había sido designada en febrero en forma interina hasta abril de 2017 con chances de renovación, pero la semana pasada la Comisión de Selección del Consejo de la Magistratura votó el traslado del juez Juan Manuel Culotta, de Tres de Febrero (otra jurisdicción), vinculado con el entorno de Mauricio Macri. Quien quede al mando será el encargado de monitorear las próximas elecciones (y todo lo vinculado a ellas, desde el padrón hasta los gastos de campaña de los partidos) en la provincia de Buenos Aires, el distrito más grande del país.
En su carta de renuncia “indeclinable” a la subrogancia, Servini plantea “razones personales”, pero allegados a su juzgado admiten el malestar de la jueza con la designación anticipada de su sucesor quien, para colmo, sería trasladado en forma definitiva y se daría por anulado el concurso ya convocado. La impresión que tienen es que para Culotta, al no ser juez electoral, manejar comicios legislativos como los que se vienen, no sería sencillo. Alguno incluso recuerda con malicia: “ni pudo manejar el allanamiento en la causa donde terminó muerto el (agente de inteligencia conocido) Lauchón Viale, con disparos del Grupo Halcón”. Suponen que si algo falla le querrán echar la culpa a la herencia de su antecesora. Por eso Servini prefirió adelantarse, e irse.
La designación de Culotta todavía no es un hecho, falta que la vote el plenario del Consejo. A menos que haya una reunión extraordinaria este jueves, recién habría plenario en febrero. El mismo Culotta fue quien se autopostuló para ir a La Plata. En Comisión, la propuesta fue apoyada por Cambiemos y el juez Leónidas Moldes. Culotta es egresado del mismo colegio que Macri, el cardenal Newman, y está ligado a su abogado Alejandro Pérez Chada. La Cámara Electoral se pronunció en contra de su traslado, porque no concursó. La Cámara Federal de La Plata tuvo posiciones divididas. Abuelas de Plaza de Mayo lo objetó por frenar causas de lesa humanidad.
El juzgado vacante era el que ocupaba Manuel Blanco, quien falleció en 2014. Cuando Servini se hizo cargo encontró un descalabro: había 7 millones de personas mal empadronadas, incluso personas fallecidas, de las que fueron rectificadas 4 millones. La próxima elección requiere designaciones de autoridades para 7000 mesas, entre otras tantas cuestiones. Servini seguirá con su juzgado con competencia electoral en Capital Federal. En el Consejo todo el mundo sabe, además, que la iniciativa para reemplazarla en La Plata es una suerte de represalia por denuncias sobre irregularidades que hizo su hijo, Juan Cubría, administrador del Poder Judicial, en especial en cuestiones informáticas.