Todo indica que el sueño de la expropiación que los trabajadores del Hotel Bauen persiguen desde que empezaron a autogestionar el emprendimiento hace 13 años durará poco. A menos de un mes de la aprobación del Senado, fuentes de Casa Rosada adelantaron que entre hoy y mañana saldría publicado el veto presidencial en el Boletín Oficial.
El veto llegaría al filo del plazo que tiene el Ejecutivo desde que recibe la notificación de una nueva norma de parte del Congreso para rechazarla. En esta ocasión, dejará sin efecto a la ley que declara de utilidad pública y sujetas a expropiación las instalaciones del edificio del Hotel Bauen, y su entrega en comodato a la cooperativa de trabajo que lo gestiona desde 2003. La norma, que obtuvo su sanción definitiva por parte del Senado durante su última sesión ordinaria, significó un salvataje de la cooperativa que durante los días previos a su aprobación se encontraba bajo la guillotina del desalojo ordenado en 2014 por la jueza en lo comercial Paula Ualde.
“Es una vergüenza mayúscula que el Presidente desde sus vacaciones vete una ley por la que han peleado todos los trabajadores de fábricas recuperadas, no solo los del Bauen”, consideró Myriam Bregman, quien durante su gestión en la Cámara de Diputados –donde representó al Frente de Izquierda y de los Trabajadores– fue una de las impulsoras más enérgicas de la media sanción que recibió el proyecto de ley, presentado por Carlos Heller a fin de 2015.
El decreto desandará el camino recorrido por los trabajadores que formaron parte de la cooperativa durante la última década y los devuelve al peligro de perder el hotel y, en consecuencia, que los 130 puestos de trabajo se desvanezcan. “Me lo imagino a Macri en pantuflas poniendo la firma, es una ironía muy cruel”, advirtió la diputada, que encuentra la razón del veto en “el símbolo que es el Bauen como fábrica recuperada y exitosamente autogestionada por sus trabajadores en el corazón de la ciudad de Buenos Aires”. “El Bauen es un ejemplo peligroso a los ojos de los empresarios en tiempos de recorte y ajuste”, concluyó. Es que, tal como plantearon Denise Kasparian y Julián Rebón del Observatorio Social sobre Empresas Recuperadas y Autogestionadas del Instituto Gino Germani, la ley que habilitaba la expropiación de las instalaciones en donde funciona el Bauen “no sólo representa un paso muy significativo para la continuidad y el desarrollo de la cooperativa, sino también un importante reconocimiento al rol social desempeñado por las empresas recuperadas”.
La gestión empresarial del Bauen acabó en 2001, con la quiebra de la firma chilena Solari S.A., a nombre de la familia Iurcovich. El plan de autogestión de los trabajadores comenzó dos años después, cuando comenzaron a reacondicionar el espacio y lo devolvieron a la vida. En el medio, los Iurcovich intentaron un cambio de personería jurídica –a partir de la creación de la firma Mercoteles– que les sirvió para reclamar el inmueble a pesar de haber violado acuerdos judiciales tras la quiebra.
Desde 2006, Ualde insiste en que el lugar en donde funciona el hotel pertenece a Mercoteles y la amenaza de desalojo persigue a los trabajadores. Tras dos fallos en contra, buscaron la definición de la Corte Suprema, que en 2011 consideró que el tema no era de su incumbencia y devolvió el expediente a primera instancia. Desde entonces, la apuesta fue por la ley de expropiación.
Además de la expropiación del edificio y la entrega en comodato a los trabajadores, para resguardar sobre todo la actividad y los empleos, la ley aprobada establece como condición la continuidad y la ampliación de las actividades culturales, artísticas, sociales y educativas que desde que el Bauen se convirtió en una empresa recuperada abrigó en su interior. Además, exige que el hotel sirva de para el turismo social derivaciones médicas de jubilados y pensionados de todo el país que requieran traslado a la Ciudad. El bloque oficialista se opuso durante la votación en el Senado y no participó de la discusión en Diputados.