“Tenemos el desafío de mejorar la nutrición, claramente yendo a una dieta más completa, con frutas, verduras, nutrientes”, dijo triunfal el jefe de Gobierno porteño, el viernes pasado, al presentar la nueva iniciativa saludable para las escuelas: Chau paneras. Este menú saludable eliminaría el alfajor, la magdalena o las vainillas del desayuno y, por supuesto, sacaría las rodajas de pan con que los chicos acompañaban el almuerzo. Pero el lunes lo que llegó a las escuelas más que una opción saludable pareció una dieta estricta o un recorte en la porción: media manzana por chico, con medio vaso de leche o yogur, porciones visiblemente más chicas y medio flan de postre.
Las fotos de las nuevas porciones no tardaron en circular por Whats- App. Tres pedacitos de manzana, cinco gajos de mandarina o medio vaso de leche por chico. Una compotera con un flan a medias. Un plato bastante más grande que la porción y niños que antes usaban la rodaja de pan para empujar la comida al tenedor ahora lo hacen con los dedos. Así llegó en la práctica el nuevo menú saludable que propuso el gobierno porteño.
“Venimos reclamando hace mucho tiempo la mejora en la calidad de la comida y de los comedores en general. Pero este lunes, cuando recibimos las viandas vimos que llegaron a las escuelas media manzana por pibe y medio vaso de leche o medio vaso de yogur. Se bajaron las raciones”, sostuvo María José Gutiérrez, secretaria de Nivel Inicial de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).
Las fotos le llovían por WhatsApp, las raciones eran evidentemente más chicas. “Antes era un alfajor y un vaso de yogur, leche o chocolatada por chico, según el día. A veces en lugar del alfajor era una magdalena o un paquete de vainillas. El lunes le tuvimos que dar a cada chico media manzana y medio vaso de leche”, contó Gutiérrez, en diálogo con la AM 750.
Según la delegada, detrás de la iniciativa saludable hay un “recorte encubierto” en la comida que se manda a las escuelas. El nuevo pliego que determina las condiciones del servicio contratado por el gobierno porteño a las empresas de alimentos disminuyó en gramos las porciones, explicó la docente. El flan, por ejemplo, que antes venía en una porción de 130 gramos, ahora es de 90 gramos y no llega ni a la mitad de la compotera. La porción de pollo ahora es de 60 gramos por chico.
“Antes era un plato bien servido, en cantidad, ahora la comida es un círculo en el medio. Bajaron las raciones. En la ensalada de tomate y huevo el desafío es encontrar el huevo. Y de postre, cinco gajos de mandarina o un cuarto de flan, cuando antes se le daba a cada chico la fruta entera”, agregó la docente, que trabaja en la escuela Nº4 del distrito 19, ubicada en el barrio Ramón Carrillo, donde viven muchas familias con serias dificultades económicas. “El pan, esté mal o bien, muchas veces reemplazaba la comida cuando la calidad no era buena. Antes los chicos pedían llevarse a la casa el alfajor. Ahora cuando un pibe quiere repetir le tenés que decir que no hay más. ¿Sabés lo que es decirle eso a un chico del barrio Ramón Carrillo?”, se lamentó Gutiérrez.