El Gobierno aceptó hacer un retoque cosmético en su política de tarifas para demostrar apertura ante sus aliados e intentar descomprimir el escenario en el que la oposición casi reúne los votos para una sesión especial que podría haber iniciado una modificación del aumento previsto para el gas. En lugar de esto, se modificarán los pagos: las tarifas de invierno se podrán financiar hacia el verano, eso sí, con intereses. Esto último por consejo del ministro de Energía, Juan José Aranguren. También se suspenderá el incremento que pueden sufrir quienes tienen la tarifa social, aunque solo por dos meses. En el encuentro se resolvió el costo fiscal de esta última medida deberá ser financiado por los gobernadores que decidan adherir. Desde la oposición cuestionaron la decisión y algunos sectores ya plantean volver a convocar a una sesión especial para la semana que viene. Anoche cerró con una multitudinaria marcha con velas en la que confluyeron sectores sindicales, sociales y políticos.
Luego de más de una semana de discursos intransigentes que fueron del presidente Mauricio Macri hasta sus ministros, el miércoles, tras la sesión opositora que no llegó a iniciarse por un voto, el Gobierno resolvió dar un giro. Convocó para ayer a los radicales y a Elisa Carrió a una reunión de la mesa chica de Cambiemos para discutir los proyectos que tenían para cambiar las tarifas. Carrió, que resolvió enviar como su emisario al diputado Juan López, reclamaba mayores controles con las privatizadas. En tanto, el titular de la UCR y gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, había difundido un proyecto extenso para modificar la tarifa.
Con intereses
Al encuentro con sus aliados, el macrismo le sumó uno previo de Cornejo con Macri. Allí estuvo también Aranguren, a quien el radical había acusado la semana pasada de “hacerle meter la pata seguido” al presidente. Ese cónclave precedió al encuentro ampliado con los aliados y duró cerca de una hora. La reunión la completaban el trío al que Macri designó como sus “ojos, oídos y soy yo” en un retiro espiritual: el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y sus coordinadores Mario Quintana y Gustavo Lopetegui.
Cornejo discutió con Macri, pero especialmente con Aranguren su proyecto de prorratear el pago de las tarifas del gas de invierno en verano. Cornejo les expulso datos que tomó de un informe del Instituto Alem: les indicó que, de seguir así, los usuarios se encontrarán con facturas de gas en agosto que cuadriplicarán las de febrero.
El Ministerio de Energía ya tenía un proyecto similar en carpeta, así que terminó aceptando la propuesta del radicalismo, aunque le introdujo algunas modificaciones: la más debatida, que el financiamiento de las tarifas tendrá intereses. Primero Aranguren planteó una tasa similar a la de los bancos, pero luego de varias idas y vueltas se acordó que será una tasa menor. De todas formas, fue una de las pocas cosas que no quedó por escrito.
Cuando concluyó ese encuentro, pasaron ya sin Macri al despacho de Peña, donde los esperaban los jefes del bloque radical, Mario Negri; del PRO, Nicolás Massot, y el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, además del enviado de Carrió, López. La sensación es que ya estaba cocinada la “propuesta de alivio”, como llamaron al plan de control de daños. En ese encuentro, ya no hubo demasiada tensión. Peña estaba en su faceta de acercar posiciones. Hasta consiguió que Aranguren debiera comprometerse a un mayor control de las empresas energéticas, lo que Carrió contó como un triunfo personal sobre el ministro. Concretamente, Aranguren sostuvo que va a preguntar a los entes reguladores que controles se hicieron hasta ahora y los instará a acelerar el cobro de las multas a las privatizadas. Carrió sospecha que hay una decisión del gobierno de favorecer al empresario Marcelo Midlin, quien compró la constructora del Grupo Macri.
Otro de los puntos que demoró la fumata blanca fue la postergación de una serie de nuevas condiciones para mantener la tarifa social. Los radicales proponían suspenderla a secas. Aranguren concedió dos meses de prórroga, pero la medida surtirá pleno efecto a fines de junio: quienes para ese momento se pasen del tope establecido de consumo de gas, simplemente perderán la tarifa social. Acordaron que habrá una “campaña de concientización” sobre la población sobre este aspecto, lo que podrá seguramente derivar en un nuevo gasto en marketing. La idea es que para mitad de año la población de bajos recursos tenga en claro que deberá gastar menos energía. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, ya estaba trabajando para que los gobernadores envíen a sus emisarios al Consejo Federal Energético para discutir tanto la campaña como el costo fiscal repartido.
Lo otro que se negoció en la Rosada es cómo se repartirá el costo fiscal de esta última medida: finalmente se resolvió que cada provincia deberá decidir si adhiere o no a la medida y, si lo hace, deberá asumir la mitad del costo. Se descarta que las primeras en adherir serán las provincias del sur del país, donde el uso de la calefacción no es opcional. Otros puntos que había propuesto Cornejo no fueron tomados, de momento, por el macrismo.
En el Gobierno calculaban que esto irá desactivando el frente peronista que se había construido en el Congreso, un lugar del que quieren mantener lejos el tema de las tarifas. “Cualquier solución del Congreso, es o bien 2 puntos del PBI o bien un veto de Macri”, interpretaban en la bancada oficialista. La línea que bajaron es que la solución debe provenir del Ejecutivo.
“El aumento sigue”
Cuando concluyeron las negociaciones, los radicales junto a Massot salieron a dar una conferencia de prensa en la entrada de la Rosada. “El porcentaje de aumentos sigue igual”, fue lo primero que aclaró el jefe de la bancada macrista, quien tuvo muchas oportunidades fotogénicas tras los cortinados de la sesión especial de la oposición. El jefe de bloque PRO buscó presentar los retoques como una concesión del Gobierno. Lo hizo en clave GPS: “Es un recalculando, lo hemos hecho muchas veces, y lo seguiremos haciendo”. Sostuvo que los intereses que deberán pagar los usuarios estarán “por debajo de los intereses del mercado”.
Cornejo se mostró contento de que el Gobierno aceptó “dos de las tres propuestas” que llevó. En su entorno, indicaron que el resultado de ayer lo posicionaba a nivel nacional. Se sabe: el radicalismo lo impulsa como posible compañero de fórmula de Macri, aunque en el PRO hasta ahora lo toma como poco más que una sugerencia amigable. Cornejo apoyó la decisión oficial de mantener al Congreso lejos de las decisiones: “No es el parlamento el lugar para resolver cosas tan sensibles como las tarifas”.
Negri cerró con una consigna: “Acá hay realismo, ni populismo ni demagogia”.